viernes, 8 de febrero de 2013

Propiedades nutricionales y terapéuticas de las Almendras

La almendra es el fruto seco más beneficioso para la salud humana. Casi todos los frutos secos tienen vitaminas, minerales y aceites interesantes y especiales beneficios para la salud, pero al contrario que la almendra, todos los demás son acidificantes para el organismo; la almendra en cambio es alcalinizante. Además es una fuente importante de aminoácidos y ácidos grasos esenciales, principales constituyentes celulares, y también de calcio y magnesio, minerales que al ser combinados tienen un gran poder terapéutico y depurativo.

Aún hoy día, la ciencia continua sorprendiéndose con nuevos descubrimientos sobre las almendras, nuevas propiedades terapéuticas y mayores beneficios para la salud humana. Se dice que quién coma un puñado de almendras a diario, no desarrollará nunca un cáncer. Sea cierto o no, con esas nada desdeñables propiedades es más que probable que sus beneficios para la salud sí lleguen a ese nivel y potencial terapéutico y preventivo incluso de enfermedades graves.

El aporte de Vitamina E de las almendras las convierten en un aliado fiel a la hora de proteger el organismo de los radicales libres, el envejecimiento y el estrés, además de fortalecer la piel, e incluso prevenirnos de enfermedades cutáneas o ayudarnos a superarlas. Su aporte de calcio, que proporcionalmente es uno de los mayores del espectro de alimentos de qué dispone el ser humano, convierte a la almendra en un arma para el fortalecimiento de los huesos mucho más efectiva que la leche cuyo aporte cálcico está en entredicho debido a su desequilibrada proporción de este mineral respecto al fósforo y el magnesio.

Información nutricional de las almendras:
- Fibra, favoreciendo el tránsito intestinal
- Ácido oleico u omega 9
- Ácido Linoleico u omega 6
- Agua
- Vitamina E
- Vitamina C
- Vitamina del complejo B
- Zinc
- Magnesio
- Potasio
- Calcio

Para obtener el mayor rendimiento nutricional y terapéutico de las almendras es preferible dejarlas en remojo durante varias horas o durante la noche. Tras esto, se escurren y se quita la piel pues a esta pueden haber quedado adheridas toxinas y contaminantes que no llegarán al fruto. Una vez extraída la piel ya están listas para ser consumidas. También se pueden consumir simplemente secas, tal como se venden en el mercado, pero no serán aprovechadas todas sus propiedades. Al dejar las almendras en remojo, debido a las condiciones de humedad la semilla se activa y desprende su capa protectora antiputrefacción que la recubre y que la hace más dificil de digerir; esta capa protectora de los frutos secos es la razón por la cual se pueden conservar largo tiempo sin podrirse.

Esta práctica es similar a la de las ardillas, que entierran los frutos no sólo para tener una reserva de alimentos, sino también para favorecer su activación y germinación y comerlos en su pleno potencial nutricional.

Es conveniente moderar el consumo de las almendras; alrededor de entre 7 y 15 al día es más que suficiente, ya que un exceso puede resultar incluso perjudicial. Es interesante su consumo para deportistas o estudiantes y especialmente para las mujeres a las que les beneficia especialmente el aporte de ácidos grasos esenciales.
  
Fuente: safme.wordpress.com

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