Probablemente, si es usted un corredor aficionado, después de una
buena sesión de zapatillas beberá alguna bebida isotónica con la
intención de recuperarse y evitar la deshidratación por el esfuerzo. Sin
embargo, para que los deportistas hayan interiorizado esa escena ha
sido necesario un gran esfuerzo de marketing por parte de los
fabricantes de estos productos, según denuncia esta semana la revista 'British Medical Journal'.
En una investigación conjunta con el programa BBC Panorama,
que emitió anoche la cadena británica de televisión, la revista médica
desvela algunos de los trucos empleados por la industria de las bebidas
isotónicas para darle cierto lustro 'científico' a sus productos. Y en
algunos puntos se parecen sospechosamente a los empleados en ocasiones por algunos laboratorios farmacéuticos.
La creación de sociedades 'científicas' para hablar
de la importancia de una adecuada hidratación entre deportistas es sólo
una de las que cita la revista; que menciona también el uso de eslóganes
sobre los beneficios de estos refrescos para deportistas que carecen de
ningún aval.
En este sentido, como explica BMJ, la propia Agencia Euopea de
Seguridad Alimentaria (EFSA, según sus siglas en inglés) carece de
métodos rigurosos para controlar que las propiedades que anuncian dichas
bebidas isotónicas son reales y tienen están respaldadas por estudios
científicos. "En ocasiones, son los propios fabricantes quienes suministran los estudios
que requiere la agencia", señala la investigación británica. Y en un
paso más allá, la investigación revela que algunas de la revistas de
medicina del deporte más destacadas del mundo tienen entre sus comités
editoriales a investigadores con fuertes vínculos financieros con las
compañías que fabrican estos productos, como Coca-Cola o PepsiCo.
Un mercado millonario
La industria de las bebidas para deportistas, de las que la revista menciona sobre todo Powerade, Gatorade o Lucozade (del gigante farmacéutico GSK), mueve al año unos 1.600 millones de dólares; y podría alcanzar los 2.000 millones en 2016.
Para alcanzar estas cifras, denuncia Arthur Siegel, de la Universidad
de Harvard (EEUU), la industria se ha esforzado especialmente en hacer
llegar a los deportistas el mensaje sobre los riesgos de la
deshidratación. Cuando en realidad, matiza, debería ser la sed la que
nos haga ingerir o no líquidos, "porque beber demasiado puede ser fatal para el organismo".
En este sentido, Matthew Thompson, del Centro de Medicina Basada en
la Evidencia de Oxford (Reino Unido), denuncia que estas compañías no
sólo nos indican qué beber ("que el agua no es suficiente y necesitamos
refrescos específicos para deportistas") sino también, cuándo beber.
"Utilizan lemas del tipo 'No te fíes de la sed', cuando la evidencia
demuestra que lo mejor es beber cuando tienes sed". Paul Laursen, de la
Universidad de Auckland (Nueva Zelanda), denuncia cómo las revistas de medicina del deporte
suelen rechazar los estudios que cuestionan los beneficios de la
hidratación, de manera que estas publicaciones destacan por la práctica
ausencia de estudios negativos.
De los 431 mensajes publicitarios analizados sobre los beneficios de
estos líquidos, sólo un 2,7% podía respaldar sus afirmaciones con
estudios científicos rigurosos e independientes. En numerosas ocasiones,
señalan, los resultados obtenidos en alta competición no serían
extrapolables a deportistas aficionados.
Pero la preocupación de los científicos no se limita a que los
deportistas puedan estar bebiendo más de la cuenta; es que además, como
señala por su parte Tim Noakes, de la Universidad de Ciudad del Cabo (en
Sudáfrica), estos refrescos tienen una gran cantidad de azúcar,
lo que puede estar contribuyendo a la epidemia de obesidad entre los
más jóvenes. De hecho, por la erosión dental que pueden provocar (debido
a las sales que contienen), se desaconseja que los niños ingieran este
tipo de bebidas.
Fuente: elmundo.es
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