El agua fría provoca una vasoconstricción que ayuda a reducir el flujo de sangre y por tanto evita que después del deporte se produzca un exceso de inflamación y las molestias que ello conlleva.
Y cómo se produce esa inflamación al hacer deporte. Fácil, porque las fibras musculares cuando trabajan a un ritmo al que no estamos acostumbrado, levantando pesas por ejemplo o corriendo a un ritmo no habitual, se rompen en parte y eso genera una respuesta inflamatoria.
El hacer baños de contraste o duchas de agua fría tras una sesión intensa nos va a ayudar a que no haya tanto flujo de sangre en la zona y la respuesta inflamatoria sea menor, de ahí la importancia del frío, tanto en la recuperación como a la hora de sufrir y tratar ciertas lesiones.
Por ejemplo las agujetas no son más que una respuesta inflamatoria bastante fuerte que entre otras cosas nos ocasiona dolor. Si inmediatamente después de hacer una actividad muy intensa o incluso ya después de sufrir agujetas acudimos al agua fría nos puede ayudar a mitigar el dolor y a recuperarnos antes.
Fuente: vitonica.com
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