El tahini es un alimento muy antiguo, se elabora moliendo las semillas de sésamo o ajonjolí emulsionándolas con aceite y con agua, o sólo con agua porque las semillas son oleaginosas, hasta obtener una pasta cremosa y de pronunciado sabor. Es un alimento muy nutritivo, dado que su base son las semillas de sésamo, aporta grasas insaturadas (alrededor de un 55%), entre ellas la lecitina (más que la soja), hierro, proteínas, calcio, zinc, fibra… pero hay que tener en cuenta de que es un producto muy calórico y no conviene abusar de él.
Si quieres hacerla en casa, este es el procedimiento:
Para empezar, debes tostar ligeramente el sésamo, puedes hacerlo en una sartén sin aceite o en la bandeja del horno durante 5-10 minutos a 180º. Debes moverlas a menudo y cuando veas que toman un poco de color y desprenden su inconfundible aroma, retíralas.
Dispón las semillas en un recipiente hondo y tritúralas poco a poco agregando un hilo de agua hasta que consigas la textura deseada, cuanto más ligera la desees, más agua le tendrás que añadir. También puedes agregar aceite de sésamo, sobre todo para su conservación, es ideal cubrir la pasta con aceite.
Con esta pasta de sésamo podemos hacer muchas salsas que nos ofrecerán ese sabor característico a frutos secos, está deliciosa untada sobre una tostada o aligerada con yogur, tomate, pimentón o ajo entre otros ingredientes (hay cantidad de recetas similares) y servida como salsa para mojar con pan naan.
Si no has probado todavía el tahini, te recomendamos que lo hagas, nosotros lo incluimos cada vez en más platos y es que hay que aprovecharse de las propiedades de los grandes alimentos que nos proporciona la tierra.
Fuente: gastronomiaycia.com
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