jueves, 20 de agosto de 2009

El Almacén de los Milagros

En la esquina de Quintana y Montevideo abrió en mayo de 2009 El Almacén de los Milagros, un salón pequeño, con un amplio ventanal a la calle y detalles que le dan una calidez parisina, desde la heladera antigua que funciona como mostrador, hasta el perchero junto a la puerta sobre el que los clientes dejan sus abrigos. Al mediodía, apunta al servicio rápido: sándwiches ($22-$25, como el de salmón marinado, cream cheese, eneldo y rúcula) y ensaladas ($26-$35, como la de camembert, espinaca baby, tomates y almendras tostadas), más dos opciones de plato del día ($35), por lo general una pasta y alguna otra opción como risotto de hongos. La carta la guardan para la noche y ahí aparecen los platos de autor, como el pato braseado en cerveza negra ($46), o lo orechietti con hongos y aceite de trufa ($39). También hay un menú degustación de 4 pasos ($125). Hasta el momento, falta una carta de postres, que se incorporará, aseguran, a la brevedad. Mientras tanto, ofrecen torta húmeda de chocolate amargo y quesillo tucumano con miel de caña y arrope de tuna. Menús especiales para el desayuno y la merienda. Amplia carta de vinos, con especial énfasis en tintos.


BAQUERO SATELITE
El alma mater de la cocina del Almacén es Martín Baquero, creador de otros dos restaurantes: Doppio Zero y Almanza. Martín vendió Doppio y cerró Almanza para juntar ambas cocinas en este nuevo emprendimiento. Si bien los platos y el concepto gastronómico del restaurante son obra suya, lo cierto es que vive en Uruguay y cruza el charco cada tanto para controlar el andar del restaurante. Su satélite permanente en Buenos Aires es su socia, Milagros Padilla, a buen cuidado de la cocina y el servicio. Para Baquero, esta esquina de Recoleta no es una más. Allí funcionaba hasta el año pasado el restaurante La Despensa Bistró, donde él mismo trabajo cuando abrió sus puertas en 2003. Las vueltas de la vida lo llevaron a cerrar el círculo y terminar reabriendo el mismo espacio.


A BENEFICIO DE TUCUMAN
El nombre de pila de Milagros Padilla no tiene nada que ver con los ‘milagros’ que le dan nombre a este almacén. “Se refiere al milagro de ayudar a los demás”, comenta Padilla, oriunda de Tucumán, que a través del restaurante ayuda a fundaciones carenciadas en su provincia natal. Al comedor escolar rural de Lules (a 25 kilómetros de la capital), a quien le compra empanadas, panes y mermeladas caseras; y a la Fundación de Albergues Infantiles (FAI), a través de lo recaudado en cenas a beneficio que se organizan especialmente.

Quintana 210 / T. 4814-0533
Abre de lunes a sábado, todo el día.

Fuente: planetajoy.com
Por Claudio Weissfeld / Fotos: Pablo Mehanna

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