El Pinot Noir fue la estrella, seguida del Malbec y los blancos Chardonnay y Sauvignon Blanc.
Con balance ampliamente positivo terminó la nueva edición de Vinos de la Patagonia, el salón que por segundo año consecutivo expuso al público local los productos que se elaboran más allá del río Colorado.
El balance fue positivo, se debe sobre todo a la buena concurrencia, a los buenos vinos presentados y por la veintena de empresas que acompañaron esta propuesta de la Cámara de Bodegas Exportadoras de la Patagonia.
Las mejores etiquetas
¿Qué se pudo degustar? Un centenar de etiquetas entre las que el Pinot Noir fue la gran estrella. Con dos excepciones, entre las 15 bodegas expositoras el varietal estaba en todas las mesas.
De la cata de todos los Pinot se desprende un dato relevante: en Patagonia hay una buena variabilidad de precios y estilos para el tinto más preciado. Arrancan en los 20 pesos, con vinos sencillos, cálidos y bien frutados, como Finca Roja 2008, y asciende en la escala hasta alcanzar sus expresiones más complejas y refinadas en Saurus Patagonia Select 2007, y los curiosos Gerome de Marteau Reserva 2008, Primogénito de Bodega Patritti 2007 y Relieve 2008, bien florales. Fin, el single Vineyard –es decir, el vino elaborada a partir de un solo viñedo, sin mezclas- presentado por Fin del Mundo en la expo, supone un upgrade para la variedad, ya que es potente y fluido y dará lo mejor de sí en seis meses.
Dos vertientes de Malbec
Un capítulo aparte merecen la uva insignia de Argentina. Hay muy buenos ejemplares en la región, especialmente de la mano de las bodegas con más experiencia en el manejo de la viña, ya que con esta uva se produce una dispersión de sus características varietales: los frutados y elegantes, como los que produce Humberto Canale, Schroeder, NQN y Fin del Mundo; y aquellos vegetales y algo rústicos, como los que se pudo probar de Gerome Marteau 2008, Secreto Patagónico 2006, Viñas de Siracusa 2007 y el muy boutique Desde La Torre 2008. Aún así, estos últimos, junto con Wünn 2007, que está a medio camino entre los extremos, abren el espectro gustativo de la región. En cualquier caso, es un aspecto a tener en cuenta del Malbec Patagónico que habrá que ver cómo evoluciona en el tiempo.
Marcelo Miras, enólogo de Fin del Mundo, explicó que la diferencia se da principalmente por el manejo del viñedo y de terruño. Si se presta atención, el quiebre está entre Neuquén y Río Negro (con la excepción de Canale), provincia en la que la rusticidad del Malbec parece estar asociada sobretodo a un desajuste entre al punto de madurez ideal de la uva y el que se maneja en el Alto Valle.
Los vinos blancos
Una grata sorpresa para un mercado que está acostumbrado a los tintos, son los blancos de la región. En estos vinos hay un valor distintivo en el que hacer una buena diferencia respecto a otros terruños del país. Ahora que viene el verano conviene estar atentos a la frescura del Chardonnay de Secreto Patagónico 2007, el Saurus 2009, Postales Roble Chardonnay 2007; y los Sauvignon Blancs de Newen 2009 y Calafate 2009, potentes y expresivos.
Más allá de los buenos vinos presentados, la segunda edición de Vinos de la Patagonia deja dos cosas claras: la voluntad de las bodegas de la región por trabajar en conjunto, por un lado; por otro, la misma voluntad por acercarse a los consumidores de la zona y reflotar el vínculo entre el público local y sus vinos. En cualquier caso, buenas noticias.
Con balance ampliamente positivo terminó la nueva edición de Vinos de la Patagonia, el salón que por segundo año consecutivo expuso al público local los productos que se elaboran más allá del río Colorado.
El balance fue positivo, se debe sobre todo a la buena concurrencia, a los buenos vinos presentados y por la veintena de empresas que acompañaron esta propuesta de la Cámara de Bodegas Exportadoras de la Patagonia.
Las mejores etiquetas
¿Qué se pudo degustar? Un centenar de etiquetas entre las que el Pinot Noir fue la gran estrella. Con dos excepciones, entre las 15 bodegas expositoras el varietal estaba en todas las mesas.
De la cata de todos los Pinot se desprende un dato relevante: en Patagonia hay una buena variabilidad de precios y estilos para el tinto más preciado. Arrancan en los 20 pesos, con vinos sencillos, cálidos y bien frutados, como Finca Roja 2008, y asciende en la escala hasta alcanzar sus expresiones más complejas y refinadas en Saurus Patagonia Select 2007, y los curiosos Gerome de Marteau Reserva 2008, Primogénito de Bodega Patritti 2007 y Relieve 2008, bien florales. Fin, el single Vineyard –es decir, el vino elaborada a partir de un solo viñedo, sin mezclas- presentado por Fin del Mundo en la expo, supone un upgrade para la variedad, ya que es potente y fluido y dará lo mejor de sí en seis meses.
Dos vertientes de Malbec
Un capítulo aparte merecen la uva insignia de Argentina. Hay muy buenos ejemplares en la región, especialmente de la mano de las bodegas con más experiencia en el manejo de la viña, ya que con esta uva se produce una dispersión de sus características varietales: los frutados y elegantes, como los que produce Humberto Canale, Schroeder, NQN y Fin del Mundo; y aquellos vegetales y algo rústicos, como los que se pudo probar de Gerome Marteau 2008, Secreto Patagónico 2006, Viñas de Siracusa 2007 y el muy boutique Desde La Torre 2008. Aún así, estos últimos, junto con Wünn 2007, que está a medio camino entre los extremos, abren el espectro gustativo de la región. En cualquier caso, es un aspecto a tener en cuenta del Malbec Patagónico que habrá que ver cómo evoluciona en el tiempo.
Marcelo Miras, enólogo de Fin del Mundo, explicó que la diferencia se da principalmente por el manejo del viñedo y de terruño. Si se presta atención, el quiebre está entre Neuquén y Río Negro (con la excepción de Canale), provincia en la que la rusticidad del Malbec parece estar asociada sobretodo a un desajuste entre al punto de madurez ideal de la uva y el que se maneja en el Alto Valle.
Los vinos blancos
Una grata sorpresa para un mercado que está acostumbrado a los tintos, son los blancos de la región. En estos vinos hay un valor distintivo en el que hacer una buena diferencia respecto a otros terruños del país. Ahora que viene el verano conviene estar atentos a la frescura del Chardonnay de Secreto Patagónico 2007, el Saurus 2009, Postales Roble Chardonnay 2007; y los Sauvignon Blancs de Newen 2009 y Calafate 2009, potentes y expresivos.
Más allá de los buenos vinos presentados, la segunda edición de Vinos de la Patagonia deja dos cosas claras: la voluntad de las bodegas de la región por trabajar en conjunto, por un lado; por otro, la misma voluntad por acercarse a los consumidores de la zona y reflotar el vínculo entre el público local y sus vinos. En cualquier caso, buenas noticias.
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