Los efectos que una intoxicación etílica tiene en nuestro cuerpo de sobra son conocidos por todos nosotros, y es que uno de los más llamativos y que peor nos sienta es la deshidratación del organismo. Una pérdida de líquidos que debemos mitigar mediante la ingesta de sustancias que nos aporten hidratación y sales minerales. Pero no solo esto es un efecto de una intoxicación etílica, sino que el almacenamiento de toxinas provenientes del alcohol y la eliminación por parte del organismo es otra de las consecuencias. Por ello es importante que aceleremos al máximo su eliminación a través de la orina y del sudor.
Es cierto que cuando estamos de resaca casi nunca nos da ganas de realizar ningún tipo de actividad, ya que nuestro cuerpo apenas responde, pues nos sentimos cansados y sin fuerzas. En estos casos es necesario que antes de nada repongamos líquidos mediante la ingesta continuada de bebidas isotónicas que nos ayuden a reponer las sales minerales que el organismo ha perdido a través del hígado al asimilar el alcohol que ha sido el culpable de esa intoxicación. Por norma general quedarnos en casa a descansar es lo que hacemos, cuando realmente es uno de los errores más habituales, ya que salir a la calle y practicar alguna actividad es la mejor solución.
Cuando bebemos alcohol nuestro cuerpo lo asimila a través del hígado, una asimilación que genera un componente, el acetato que el organismo quema para obtener energía, dejando de quemar las reservas de grasa. Por eso es importante que después de una intoxicación etílica practiquemos deporte, ya que será la mejor manera de eliminar cuanto antes el acetato y devolver al organismo su proceso habitual de quema de grasas. Pero no solo el acetato es una de las sustancias que el cuerpo genera, sino que se liberan otra serie de toxinas que debemos expulsar del organismo, y el sudor es la mejor manera de hacerlo. Eso sí, el riesgo de deshidratación es mayor, por lo que es necesario que el consumo de líquidos sea habitual y contante mientras practicamos deporte.
Un consejo es que si nos encontramos muy mal recurramos a actividades deportivas moderadas en las que el esfuerzo requerido no sea excesivo, ya que a pesar de ser bueno el ejercicio, nuestro cuerpo no estará en condiciones totales de poder afrontarlas correctamente. Por ello las que conllevan un riesgo las debemos dejar apartadas para hacer otras más sencillas y a la vez completas.
Fuente: vitonica.com
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