sábado, 14 de febrero de 2009

Monavie: el elixir que todo lo cura



Por Tony Dokoupil
Flanqueado por una ferrari, un Maserati, un Bentley, un Rolls-Royce y un Lamborghini, Dallin Larsen caminó por el escenario, botella en mano. “Les diré algo —dijo el hombre bronceado, de 49 años, abriendo sus brazos ante una multitud de 4.000 personas—: la gente está buscando algo con lo que pueda contar, de lo que pueda depender, que sea constante”.

La conmovedora escena no hubiera estado fuera de lugar en una megaiglesia evangélica. Pero el evento de Larsen, organizado en Orlando, Florida, apuntaba más a ganar ventas que la salvación. El objeto de esperanza no era Dios, sino un jugo de frutas púrpura oscuro llamado MonaVie.

La rica mezcla almibarada de bayas açai (originarias de Brasil) y otras 18 frutas podría quitar el dolor, la enfermedad y la desnutrición, afirman sus seguidores. Presentado en botellas de vino como la que Larsen lleva al escenario, MonaVie se vende en EE. UU. en casi US$ 40 por botella, a través de “apóstoles de la venta”, personas comunes que, al estilo Avon, salen a comercializar el producto entre amigos, conocidos y familiares.

MonaVie afirma ser una de las empresas privadas de más rápido crecimiento en el mundo, con un ejército de vendedores que crece a un ritmo de 10.000 por semana. A principios de este año, la firma anunció que las ventas acumuladas habían superado los US$ 1.000 millones y que había registrado a su millonésimo vendedor sin sueldo. “Estamos benditos”, dice Larsen, quien cofundó la empresa en 2005.

La gente testifica que MonaVie rechaza el cáncer, frena la ansiedad y controla el autismo. Geoff Bodine, ex campeón de Daytona 500, dice que MonaVie le ayudó a recuperarse de uno de los peores choques en la historia de NASCAR; y Sumner Redstone, el presidente de Viacom, afirma que le ayudará a vivir otros 50 años (tiene 85).

Las distribuidoras Diane Nafziger y Sherry Whitaker encarnan el argumento de ventas de MonaVie: mejor salud y mejor ingreso. La ex maestra de primer grado y la ex azafata viajan por el país como anfitrionas de “fiestas de degustación” y reuniones de ventas para atraer a nuevos reclutas.

Durante un evento en un Holiday Inn en Nueva Jersey, organizaron una presentación para 10 personas. Nafziger subió primero al escenario, y describió cómo una amiga diabética comprometida con MonaVie había puesto fin a su necesidad de inyectarse insulina.

Luego Whitaker trazó la estructura de ventas de MonaVie. Por una cuota inicial de US$ 39 y la responsabilidad de vender ocho botellas de MonaVie al mes, la gente puede distribuir el producto y construir su propio árbol de ventas, que es donde está el dinero. En dos años, Whitaker y Nafziger desarrollaron un árbol de 30.000 personas, que les reporta hasta 20 por ciento de cada venta, lo que representa más de US$ 1 millón en comisión anual.

Sin embargo, los críticos califican a MonaVie de “estafa legalizada” que beneficia a sólo unos cuantos cerebros ejecutivos. De todos sus vendedores, menos de un 1 por ciento calificó para comisiones, y de ellos sólo un 10 por ciento ganó más de US$ 100 a la semana. Y el índice de abandono ronda el 70 por ciento, según un reclutador.

El producto mismo, dicen, es una bebida de frutas con mucha publicidad que elude la regulación de la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE. UU. (FDA) que impide hacer promesas sobre la salud.

En PurpleHorror.com, un sitio de discusión sobre MonaVie, distribuidores indignados y fanáticos desencantados despotrican contra el elíxir púrpura.

Los médicos aseguran que no existen pruebas científicas o ensayos clínicos que avalen la eficacia de la fórmula. El verano (boreal) pasado, la FDA advirtió a MonaVie sobre sus afirmaciones medicinales en su sitio web y, en un mail que envió a newsweek, admite estar satisfecha con la respuesta de la empresa. En las reuniones de ventas, como la de Florida, Larsen dice que le hace acordar a la gente que MonaVie “es sólo un jugo”. Con ventas semanales de un millón de botellas, el beneficio para los bolsillos es quizás lo único que importa.

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