lunes, 9 de febrero de 2009

Brasil, ese obscuro objeto del deseo



Para exportadores de Argentina y Chile, Brasil constituye una obsesión: es un mercado que se encuentra a la vuelta de la esquina y se presenta en un estado ideal para el fomento del consumo.
Los argentinos emprenden acciones tendientes a desplazar a los chilenos en las preferencias brasileñas. Brasil se comporta como niña bonita: escucha propuestas. Este informe, distribuído en la prensa argentina, contiene los ultimos estudios sobre el consumo y la producción de vino en el gigante sudamericano.

Para conocer la estructura y la dinámica del mercado brasileño de vinos tranquilos y espumantes, se presentó en Mendoza una investigación a cargo de la consultora brasilera Market Análisis, que analizó el desarrollo de la vitivinicultura del país carioca en las ciudades de Porto Alegre, Sao Paulo y Recife. El trabajo de investigación fue encargado por la COVIAR y el Instituto Brasilero del Vino (IBRAVIN), entre abril de 2007 y noviembre de 2008.

Según los analistas, la industria vitivinícola brasilera es aún incipiente, pero registra un importante potencial de crecimiento. Se trata de un mercado de 190 millones de habitantes con algunas singularidades en lo que respecta al vino. Si bien su producción presenta algunos problemas estructurales que pueden retardar su desarrollo -los analistas coincidieron en que el peso de la carga tributaria interna y la débil legislación de control y fiscalización de los productos vitivinícolas-, son limitaciones que seguramente se abordarán y se corregirán en el mediano plazo.

Según el estudio, cerca del 30% de los brasileños no consume alcohol. El 45% consume bebidas alcohólicas que no son vinos y el 25% restante se divide entre vino de mesa (11,5%) vino fino (5,7%), espumantes (5%) y sangrías y sidra (1,7%).
La sangría y los cócteles, que generan confusión especialmente porque los envases las presentan como si fueran "vinos de mesa"; y, por otro lado, las sidras que se venden y compran de manera equivocada, como si fueran espumantes. Esto indica una descaracterización de los productos frente a los consumidores y los canales.
El 63% de los consumidores consultados en este estudio consideran que la sidra es un tipo de espumante y el 41% asegura que la sangría es un tipo de vino.
En cuanto a la exposición del producto: los canales de venta exhiben los vinos mezclados con otros productos en las góndolas, sin criterios que inviten a su consumo, esto genera escasa valoración del producto.

Del total de los productos "vínicos" industrializados, 77% son vinos de mesa y 9% jugo de uva, ambos elaborados a partir de uvas de origen americano. Cerca del 13% son vinos finos, el resto de los productos industrializados (1%) son derivados de la uva y el vino.
Fuente: Diario del Vino

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