En el mundo occidental, las personas quieren comer alimentos de
similares características a los tradicionales pero de menor aporte
energético.
Desde el punto de vista dietético y nutricional nada desaconseja
llevar una dieta basada en alimentos menos grasientos y con menos
azúcares, pero para ello no es indispensable recurrir a los alimentos
light.
Comiendo menos cantidad de algunos alimentos y cocinando de la manera
adecuada, se consigue reducir la ingesta de grasas y de azúcares sin
necesidad de optar por los alimentos light, que por lo general son más
caros y no resultan tan apetecibles como los alimentos a los que
pretenden imitar.
Algunos trucos:
1) Escoger más a menudo los alimentos menos grasos y azucarados
Incluir
• Lácteos con poca grasa (leche semidescremada o descremada, queso
fresco tipo Burgos, requesón, yogur natural o descremado, etc.).
• Carnes más magras (pollo y pavo sin piel, conejo, cinta de lomo y
magro de cerdo, filete de merluza, solomillo de cerdo o ternera,
caballo).
• Jamón serrano sin el tocino, cocido de primera o extra, fiambres de ave. Desgrasar los caldos de carne y aves en frío.
Sustituir la carne y los huevos por pescado al menos tres o cuatro veces por semana
Acordarse de revisar con detenimiento el etiquetado nutricional y la lista de ingredientes de los productos manufacturados.
2) Aceites y salsas: sí, pero con moderación
• Aceites: Utilizar aceite de oliva y de semillas (girasol, maíz,
soja) con prudencia, son saludables para el corazón y los vasos
sanguíneos pero están cargados de energía.
• Salsas: escoger las salsas menos grasientas (de tomate, de
pimiento, mayonesa aligerada con yogur y otras elaboradas con
hortalizas). Emplear lo justo de aceite y harina para su preparación.
3) ¿Cómo cocinar los alimentos?
Escoger aquellas técnicas culinarias que menos grasa añadan a los alimentos:
• Plancha: indicado para carnes de calidad, aves, pescados y ciertas verduras.
• Papillote (verduras, patata y pescados): condimentarlo al gusto
(sal, pimienta, ajo, perejil, limón, etc.). Envolver el alimento en
papel resistente al calor y cuando “se hinche” el papel, ya esté listo.
El tiempo de cocción varía según la cantidad de alimento, su grosor y su
firmeza. Lo normal es entre 15 y 20 minutos, con el horno previamente
caliente.
• Rehogado (verduras como guarnición o primer plato): en sartén con unas gotas de aceite.
• Al vapor, cocido o hervido.
• Horno (para todo tipo de alimentos).
• Microondas (es muy útil para todo tipo de alimentos). A modo de
ejemplo, queda muy bien la papa al microondas para hacer tortilla o como
guarnición o ingrediente de todo tipo de recetas.
Emplear sólo ocasionalmente
• Fritos, rebozados o empanados. El aceite debe estar bien caliente.
Si el alimento va rebozado, añadir una cucharada de agua por cada huevo
batido y así absorberá menos aceite. Si además se emplea papel de cocina
para retirar el exceso de grasa una vez frito el alimento, mejor.
• Estofados o guisos. Retirar la piel de aves y la grasa visible de
carnes antes de su cocinado y emplear la cantidad justa de aceite.
4) Optar por las guarniciones ligeras
• Pimientos rojos o verdes asados con poco aceite, champiñones
salteadas con poco aceite, rehogado de verduras (ajo, cebolla, pimiento
verde, calabacín y tomate; o bien, ajo, cebolla, pimiento rojo,
berenjena y tomate), ensaladas, verduras a la papillote (zanahoria,
calabacín, berenjena…), etc.
• Papa hervida, al horno, al microondas o en puré elaborado con leche
semidescremada o descremada y poco aceite o manteca, y no siempre
fritas.
• Porotos salteados con ajo, etc.
• Con un poco de imaginación, se pueden crear un sinfín de guarniciones que acompañen a los platos favoritos.
Decálogo para reducir las calorías de la dieta
•1) Practicar una dieta equilibrada, comer de todo pero no en grandes
cantidades. Ningún alimento en concreto contiene todos los nutrientes
que el organismo necesita.
•2) Realizar mínimo tres comidas principales y dos colaciones, a
media mañana y a media tarde. De este modo se evita picar entre horas,
ya que no hay tiempo como para que el estómago tenga sensación de vacío
entre una comida y otra.
•3) Aumentar el consumo de fibra, mejorará la sensación de saciedad y
el tránsito intestinal. • Comer cantidad suficiente de frutas y
verduras; aprovechar las que están en su mejor momento, las de
temporada. Las hortalizas y verduras se pueden comer a diario como parte
de un primer plato y como acompañamiento de segundos. Tratar de comer
una ensalada cada día. • Tomar legumbres, pastas y arroz, de 2 a 4 veces
por semana e incluir cada día cantidad suficiente de cereales como el
pan. Tratar de elegir los alimentos integrales (arroz, pasta, pan,
galletas) ya que son más nutritivos. • Combinar cereales, legumbres y
papas con verduras: chauchas con papa, espinacas con un puñado de
garbanzos, espaguetis con salteado de ajo, cebolla, berenjena,
champiñones y tomate, etc. Así aumentará el volumen de los platos sin
incrementar excesivamente las calorías.
•4) Limitar las grasas que se ven y las que no se ven. Reducir la
ingesta de manteca, margarina, aceite y mayonesa. Escoger más a menudo
lácteos con poca grasa, carnes magras (aves sin piel, conejo, cinta de
lomo, filete de ternera, solomillo de cerdo o ternera) y los derivados
cárnicos menos grasientos (jamón serrano sin el tocino o cocido de
primera y fiambres de ave). Recordar que no siempre es necesario tomar
alimentos bajos en calorías o light.
•5) Escapar de los alimentos que suponen calorías vacías (no nutren
al organismo), como chucherías, snacks, gaseosas azucarados, bebidas
alcohólicas. No abusar del azúcar, la miel, la mermelada o el chocolate.
Son alimentos apetitosos, pero muy calóricos.
•6) Cocinar ligero y huir de los guisos pesados. Usar habitualmente
técnicas culinarias de cocido o hervido, vapor, rehogado con poco
aceite, plancha, horno y microondas. Utilizar con moderación los fritos,
rebozados, empanados, guisos y estofados pesados. Se puede incluir sin
problemas guisos, siempre y cuando se elaboren con poca grasa. Por
ejemplo, un guiso pollo, sin piel, a la jardinera; pescado en salsa
verde, etc.
•7) Si se come en restaurante. Elegir del menú ensalada o verdura y
pescado o carne a la plancha, o bien, una ensalada de primero y de
segundo, un plato de pasta, legumbre o paella.
•8) Beber mucha agua. Se puede tomar ocasionalmente gaseosas light,
como alternativa a las bebidas azucaradas. Evitar el consumo de alcohol.
•9) Moderar la sal y las especias fuertes, estimulan el apetito y crean hábito.
•10) Hacer ejercicio: Caminar, nadar, bicicleta, o realizar cualquier
ejercicio dinámico al menos durante media hora al día, o de forma
habitual tres días por semana. Junto con una alimentación sana y
equilibrada, el ejercicio contribuye a evitar el exceso de peso, mejora
la salud de los vasos sanguíneos y el corazón, proporciona sensación de
bienestar, ayuda a eliminar la tensión y el estrés y relaja
¿Son necesarios los alimentos light en nuestra alimentación diaria?
En el mercado son muchos los alimentos tradicionales que tienen su
versión baja en calorías. En personas que se encuentran en buenas
condiciones de salud no está justificado recurrir a este tipo de
alimentos. Sin embargo, se los considera adecuados para quienes deben
limitar el aporte energético en su alimentación o la cantidad de grasas
y/o azúcares, debido a que sufren algún trastorno o enfermedad. No
obstante, la excesiva preocupación por la imagen corporal que viene
produciéndose en los últimos años hace que estos alimentos ingieran en
exceso o de forma innecesaria, lo que aumenta el riesgo de
desequilibrios nutricionales.
¿Los alimentos light adelgazan?
El hecho de que aparezca en los envases la palabra “light”, “sin
azúcar añadido”, “bajo en grasas” o mensajes similares, no significa que
sean adelgazantes. La manera más eficaz en la que se pierde peso o se
“adelgaza” es llevando a cabo una dieta correctamente diseñada junto con
la práctica de ejercicio físico. Lo cierto es que el consumo de
alimentos light no es indispensable, y no es preciso recurrir siempre a
ellos para reducir el contenido energético de la alimentación. Es verdad
que su aporte de calorías por lo general es menor respecto a los
alimentos convencionales a los que imitan, pero esto no los convierte en
adelgazantes. La reducción en el aporte energético de estos alimentos
suele hacerse a expensas de los hidratos de carbono y de las grasas,
reduciendo la cantidad de estos o bien sustituyéndolos por sustancias
como edulcorantes y sustitutivos de grasas respectivamente. La mayoría
de los consumidores que leen en el envase los citados mensajes cree con
seguridad que se trata de un alimento con un aporte energético
considerablemente inferior, pero si se abusa de la cantidad de consumo,
sus efectos resultan completamente contrarios a lo que se busca,
produciendo incluso aumento de peso. Así mismo, se ha comprobado que no
en todos los casos el valor energético de estos alimentos es tan bajo
como cabría esperar.
¿Los alimentos light entrañan riesgos?
Si se abusa de su consumo o se hace un uso indiscriminado de los
mismos en la dieta, aumenta el riesgo de desequilibrios nutricionales.
Su empleo indiscriminado puede alterar la salud
Las grasas y los azúcares son nutrientes necesarios para el buen
funcionamiento de nuestro organismo, consumidos sin exceso ni defecto.
Si se sustituyen muchos de los alimentos convencionales por sus
versiones light puede haber riesgo de carencia de nutrientes esenciales.
El organismo no puede producir por sí solo alguno de ellos, más aún si
el conjunto de la dieta no está correctamente diseñada. La grasa es
vehículo de ácidos grasos esenciales (linoleico y linolénico) y de
vitaminas liposolubles o solubles en grasa (A, D, E, K), que cumplen
funciones de gran importancia en nuestro organismo. Por otro lado, si se
consume poca cantidad de hidratos de carbono, el normal funcionamiento
del organismo también puede verse alterado. Esto último sucede si se
suprimen o limitan al máximo alimentos ricos en hidratos de carbono como
cereales y derivados (pasta, pan, biscotes, etc.), patatas, legumbres,
verduras y frutas, dulces. Y la situación se agrava si a ello se suma el
empleo de alimentos “sin azúcar”. Esto ocasionaría pérdidas de otras
reservas corporales, puesto que el organismo las emplearía como fuente
de energía debido a la carencia de hidratos de carbono, nuestro
principal combustible energético.
No por ser light se puede tomar el doble
Debido a que el consumidor desconoce por lo general los ingredientes y
la composición energética y nutricional de los alimentos light, puede
suceder que si habitualmente ingiere una cucharada sopera de mayonesa,
por ejemplo, de la ligera consuma dos o tres porque considera que apenas
le aporta energía. Esto es un error, pues la diferencia energética no
es tan grande como para triplicar su consumo. Es fundamental transmitir
que los alimentos light también deben consumirse en cantidades
moderadas.
Alimentos sin “azúcar añadido” y edulcorantes
Los edulcorantes constituyen un grupo de aditivos que ha suscitado
una gran polémica. El principal problema se centra en determinar la
dosis que garantice que no se va a producir ningún efecto dañino para la
salud de la persona. Una cuestión nada sencilla, pues además tener en
cuenta la IDA (ingesta diaria admisible), se ha de considerar la ingesta
total de edulcorantes que una persona puede realizar a través de los
diferentes alimentos que componen su dieta.
Alimentos para llevar un control de grasas
Los alimentos light obtenidos gracias a una reducción del contenido
graso pueden ser útiles para diversificar la alimentación de quienes
tienen que controlar la cantidad de grasas de su dieta, como en caso de
quienes padecen hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, ciertos
trastornos hepáticos o de la vesícula biliar, problemas pancreáticos y
exceso de peso. Los de mayor empleo en este apartado son la salsa fina
tipo mayonesa light, margarina y manteca light, queso y jamón cocido
bajos en grasa, leche, yogures, etc.
Alimentos para llevar un control de azúcares
Los alimentos obtenidos al reducir o eliminar la cantidad de azúcar
común surgen para satisfacer la demanda de aquellas personas que por
motivos de salud han de controlar el consumo de azúcares. Es el caso de
la diabetes, de la hipertrigliceridemia, del sobrepeso y de la obesidad.
No todos los alimentos en los que se incluye el mensaje “sin azúcar”,
“sin azúcar añadido”, “con fructosa”, “apto para diabéticos” son light o
bajos en calorías.
¿Por qué es imprescindible leer las etiquetas?
A la hora de introducir alimentos light en la dieta siempre hay que
leer los datos que indican las etiquetas, en especial en lo referente al
etiquetado nutricional y la lista de ingredientes, que por ley se
presentan en orden decreciente a su peso, es decir, el de más peso es el
que primero aparece, incluidos los aditivos. Conviene comparar la lista
de ingredientes del alimento light con la del alimento tradicional, así
como la composición energética y nutricional de ambos, no sólo por cada
100 gramos, si no también teniendo en cuenta la porción o ración de
consumo, ya que puede haber más de una sorpresa. Por ejemplo: si se
compara la composición de dos tipos de galletas, ligeras y normales, por
100 gramos la diferencia en calorías puede ser notable, pero si se
calcula la diferencia energética teniendo en cuenta la ración de “cuatro
unidades”, ya no lo es tanto. Comparar las características de los
alimentos light y sus equivalentes tradicionales permite establecer si
en verdad son adecuados o no a las necesidades de la persona, conocer la
composición de lo que se está comiendo, así como la relación entre
calidad y precio.
Fuente: blogs.infobae.com/nutricion
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