La especialista convoca a un encuentro donde se tratará el problema del eterno dietante y su padecimiento, además de promover otro modelo de alimentación y cuidado del peso y la salud, basado en un cambio de hábitos hacia una vida más sana.
por Dra. Mónica Katz
Con total asombro sigo siendo espectadora involuntaria de lo que la
gente es capaz de padecer para alcanzar un cuerpo idealizado. Es que los
dietantes son seres sufrientes pero silenciados. Sin embargo esto es
hasta cierto punto comprensible. Hemos construido entre todos, una
cultura con eje en la imagen y la eterna juventud.
Lo que me
preocupa de manera creciente, es la proliferación de propuestas
terapéuticas riesgosas que llegaron para instalarse como "modelo" de
tratamiento. Validadas por famosos, por gurúes o por los medios que los
difunden. Dietas extremas en calorías; dietas de hambre. Dietas
extremas en nutrientes; dietas prehistóricas elevadas en proteínas o
ridículamente reducidas en hidratos. Dietas que son casi metareligiones.
Pero lo peor es que este dietismo ya epidémico no muestra
funcionar para la mayoría y sin embargo reina un profundo silencio
¿cómplice? Por supuesto que no todos defendemos esas prácticas. Solo
pecamos de indiferentes.
Ese es el objetivo del 1° Encuentro No
Dieta. Poder salir del silencio. Poder juntar nuestras voces de protesta
a un modelo de hambre como único tratamiento posible del sobrepeso.
Convocamos a los que creen que es posible perder peso sin renunciar al
placer primario del alimento y del placer (*)
Dietas: pasar hambre y dejar de lado el placer no sirve
Tras
más de un siglo de dietas presenciamos una epidemia de obesidad,
sobrepeso y cinturas "gordas", lo cual preocupa por su asociación a
mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular.
Frente a ello, lo recurrente es "hambrear" a la gente con dietas muy
bajas en calorías, poco placenteras y nada sostenibles en el tiempo.
Resultado:
fracasos, abandonos y más obesidad. Es imprescindible frente a esta
realidad contar con nuevas ideas frente a los viejos errores. Les
propongo repasarlos e intentar la aventura de bajar de peso y mantenerlo
para siempre con simples pasos.
1) Alimentate bien.
Uno
de los principios básicos es incluir alimentos de cada grupo, si bien
muchos poseen mala "prensa" , la ciencia los ha rehabilitado:
Hidratos de carbono o harinas:
Elegir los cereales enteros o integrales: son aquellos que conservan
las tres partes del cereal (el salvado, el endospermo y el germen). En
general consumimos harinas refinadas a las que la molienda les ha
quitado todos los componentes salvo el endospermo (con la consecuente
pérdida de vitaminas, minerales, antioxidantes, fibra, prebióticos, en
fin, un "paquete" único de salud). A su vez, utilizar los que poseen
bajo índice glucémico, es decir los que al ingerirlos se absorben y
degradan lentamente. Incluir alimentos con almidón resistente (papa
cocida con cáscara y enfriada o spaguetti al dente), que no pueda ser
degradado por las enzimas presentes en el intestino humano. De esta
forma podemos comerlos sin quedarnos con las calorías que estos poseen.
Frutas y verduras:
consumiendo por lo menos 5 porciones de este grupo, prevenimos
obesidad, diabetes y cáncer. Proporcionan volumen a nuestro menú y nos
dan saciedad.
Lácteos: Una de las carencias más
extendidas en el mundo es la de calcio, producto del reemplazo de la
leche por jugos y gaseosas y por la ausencia del hábito de desayuno. Se
ha comprobado que la leche, y particularmente la descremada, posee
múltiples elementos que la tornan un excelente complemento para
adelgazar.
Proteínas: Lamentablemente desde "la
era del colesterol", muchos eliminan o reducen este grupo de alimentos,
pues la asocian con el hecho de poseer exceso de grasa. Sin embargo,
las proteínas de las carnes son excelentes para realizar un plan de
adelgazamiento sustentable por varios motivos: son muy saciógenas e
incrementan el gasto metabólico corporal (el organismo invierte
combustible para degradarlas y, así, de lo ingerido nos queda sólo un
60% aproximadamente). Grasas: Son tradicionalmente "el enemigo". Sin
embargo, son absolutamente necesarias y si sabemos seleccionar las
mejores. Las llamadas saturadas o animales y las trans-hidrogenadas
derivadas de aceites vegetales- son las que deben ser controladas. Pero
las omega 3, presentes en los pescados y en semillas de lino o chia,
poseen propiedades sorprendentes (antidiabetes, antidepresivas, anti
arritmias cardíacas, anti cáncer). Además, ayudan en el descenso de
peso.
2) Respetá la frecuencia de comidas
El
cuerpo humano es un transformador de energía: si no comemos, la
ahorrará porque interpretará que no disponemos de ella. Si funcionamos
en modo "ahorro", sólo lograremos rebotar y subir rápidamente de peso.
Lo que se debe hacer es comer regularmente, hacer cuatro comidas. Muchos
programas de adelgazamiento proponen colaciones entre comidas: es
contraproducente siempre que no tengamos hambre --es decir, necesidad
de combustible--, pues agregamos, sin necesidad, calorías a nuestro
menú diario.
3) Aprendé a armar un ambiente "seguro"
Los
humanos somos "completadores". ¿Qué significa ésto? Que percibimos un
"todo", un objeto en su totalidad, y hasta que no lo terminamos
completamente, no lo podemos olvidar. El todo de una bolsa de confites
MM será todo el paquete: nuestro cerebro no se detendrá hasta acabarlo.
Lo mismo sucede con el paquete de galletitas o el kilo de helado. La
idea moderna no es controlar la cantidad de ese alimento una vez que
tenemos delante el paquete: es, por el contrario, armar un ambiente
seguro: si algo no lo podemos manejar porque nos gusta demasiado, lo
comemos en la confitería, en el bar o, de lo contrario, compramos sólo
una unidad, que empiece y termine.
4) Identificá los disparadores
Los
humanos estamos expuestos a disparadores de descontrol alimentario que
están en nuestro medio ambiente habitual. Y también existen
disparadores internos, emocionales, que nos hacen comer sin hambre. Por
ello, debemos aprender a percibir cuáles son y a comer sólo por hambre
"real".
En casa, las fuentes; en el restaurante, la panera; en
el trabajo, la máquina expendedora... Todo nos estimula a comer.
Elimine, dentro de lo posible, estas señales disparadoras de descontrol
o picoteo.
Además, están los disparadores emocionales:
los humanos poseemos una zona de comodidad emocional, neutra. Sin
embargo, la vida transcurre, en general, fuera de esta zona y, entonces,
hacemos uso de la comida para volver a nuestra zona "cómoda". En
realidad, no queremos comida, deseamos neutralidad psíquica. Quizás
bajar y mantener un peso saludable es afrontar la vida, aún fuera de
nuestra zona cómoda, sin recurrir a la comida toda vez que no
registremos hambre real.
5) Jerarquizá el placer
Una
de las funciones del alimento es brindar placer. Sin embargo, producto
de tanto "dietismo", la comida se ha transformado en nuestro enemigo,
en un elemento prohibido, lo cual la vuelve generadora de deseo y
descontrol. Devolvamos al alimento a sus fuentes --nutrición y placer--
legalizando nuestros alimentos preferidos: si los volvemos cotidianos,
podremos bajar el deseo por ellos.
Regla práctica:
preguntate qué alimento no podría faltar en tu menú habitual si
desearas bajar peso, si no fueras diabética o cardíaca. De esa lista,
proponete administrarte una dosis pequeña diaria, legalmente, sin
culpas. Si te parece poco, si te resulta escaso, pensá: ¡¡no será mi
última cena!!
Por Mónica Katz, médica especialista en nutrición, responsable del sitio Fat-Fit.
La
doctora llevará su evento "No dieta" al interior del país. Será
gratuito y se realizará el sábado 5 de julio, de 9 a 12 horas, en el
Hotel Sheraton Córdoba (Av. Duarte Quiróz 1300) y el sábado 26 de julio,
de 9 a 12 horas, en el Hotel Sheraton Mar del Plata (Alem 4221). Para
participar, hay que inscribirse previamente enviando un mail a nodieta@dramonicakatz.com.ar
Foto: Getty
Fuente: entremujeres.com
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