El próximo 11 de junio, una de las principales vinotecas de Nueva York,
incluirá en su remate dos Catena Zapata, un 1997 y un 1999. Los vinos
argentinos lograrán medirse con vinos de países con siglos de historia.
"Once mil", fija la base quien desde el pequeño estrado de la
tradicional casa Saráchaga conduce la subasta. Las manos se levantan en
distintos puntos del salón -"11.500", "12.000", "¿13.000?"-; quienes
están al teléfono detrás del estrado también suben la apuesta -"13.000",
"14.000"-; la puja sigue hasta los 16.500. Entonces, el martillo cae:
se ha vendido un vino. Es un Château Lafite 1996; luego un La Tache 1987
saldrá en $ 21.000 e incluso un vino argentino -un Catena Zapata Estiba
Reservada 1990- alcanzará los $ 12.400. Son vinos de lujo, a precios
que antaño nadie arriesgaría pagar en la Argentina; de hecho, es la
segunda subasta de su tipo realizada en el país. Son productos de nicho,
sí, pero se venden como pan caliente.
Detrás de este fenómeno es posible individualizar dos causas. Por un lado, la existencia de un consumidor local de vinos de alta gama: un conocedor ávido por dar con joyas como las que días atrás salieron a remate. Al mismo tiempo, la industria vitivinícola local ha demostrado ser capaz de alumbrar vinos de excepción, capaces de medirse con vinos de países con siglos de historia y salir airosos.
Un escenario en el que rankean los productos de lujo son las subastas dirigidas al coleccionista, y allí están comenzado a ingresar los vinos argentinos. "El 11 de junio, Morrell, una de las principales vinotecas de Nueva York, incluirá en su remate dos Nicolás Catena Zapata, un 1997 y un 1999, lo que muestra no sólo que los vinos argentinos añejan muy bien, sino que hoy son algo muy buscado", cuenta Gastón Pérez Izquierdo, gerente general de Catena Zapata.
Esa etiqueta, cuya última añada (2007) ingresó en el mercado a $ 1100 en la Argentina y a US$ 150 en el exterior, comparte el portfolio de lujo de la bodega con el Estiba Reservada ($ 2500 su añada más reciente), que acaba de ocupar el puesto 15 del ranking Worlds Top 50 Most Expensive Wines que elabora Wine Searcher. "Que haya un vino argentino en el ranking de Wine Searcher, que es el referente mundial en término de precios, lo pone en el mapa de los vinos de lujo del mundo, lo que hace que empiece a gravitar en el mundo del coleccionismo", agrega.
El desembarco del vino argentino en el mundo del lujo da lugar no sólo al florecimiento de etiquetas con precios por encima de los $ 1000 -muchas de las cuales es posible hallarlas en restaurantes cómodamente por encima de los $ 2000-, sino a la visualización dentro de ese marco de vinos de regiones o de varietales que hasta no hace mucho no eran considerados aptos para ocupar ese lugar. Así, hoy es posible encontrar dentro de la alta gama no sólo vinos mendocinos, sino también patagónicos o salteños, al mismo tiempo que los vinos blancos empiezan a erosionar la idea de que no pueden valer lo mismo que un tinto de calidad equivalente.
"A medida que avanza la vitivinicultura y que las bodegas empiezan a trabajar mejor distintas variedades que no son las tradicionales de la región, ocurre que los malbec y los cabernet de Cayafate ganan premios internacionales, los consumidores expertos empiezan a ver cómo los distintos terroirs entregan vinos diferentes, y se empieza a extender el concepto de alta gama a otras regiones", comenta Lisandro Luppi, gerente comercial de la bodega El Esteco.
Un caso interesante es el de los blancos. Aun cuando hoy muchos vinos blancos de alta gama se venden más barato en la Argentina que en el exterior, a precios inferiores a los vinos tintos de la misma línea y marca, algunas bodegas se animan a disparar contra eso de que "nadie va a pagar mucho por un vino blanco". Así, esta semana el selecto menú creado por el chef Jean Paul Bondoux con trufas especialmente traídas de Italia, y servido en el restaurante La Bourgogne del Alvear Palace Hotel, fue acompañado por los flamantes chardonnay White Stones y White Bones, con un precio en carta de $ 2200 y 2700, respectivamente.
Es que la gastronomía y la hotelería de lujo encuentran hoy en el vino de alta gama argentino el socio perfecto para redondear experiencias signadas por la exclusividad. El Antología XXXII, creado por Rutini Wines para celebrar el décimo aniversario del Sofitel Arroyo Buenos Aires, sólo puede ser adquirido por los huéspedes del hotel o por quienes visitan su restaurante. "Es un vino de cuyo corte participamos con el chef del hotel, en busca de un vino que acompañe la gastronomía francesa -contó Philippe Seigle, general manager del Sofitel-. A nuestros clientes les proponemos un vino que hicimos nosotros y que se asocia a la calidad del hotel."
Pero como sucede en otros ámbitos, la generación de un mercado de lujo para el vino argentino genera a veces distorsiones. "Muchas bodegas ven en estos vinos un atajo hacia el posicionamiento de la marca y pretenden competir en un ámbito donde los que están instalados vienen trabajando desde hace años -dispara Alejandro Iglesias, sommelier y creador de Vinómanos-. A mi entender son pocas las bodegas que pueden sacar un vino de $ 1000 o más y justificar su valor. Estos vinos, además de calidad, deben tener una historia, haber marcado un momento o ser producto de la innovación y ofrecer algún diferencial."
Para Hervé Birnie-Scott, estate director de Moët Hennessy Argentina, firma que hermana las bodegas Château Cheval Blanc y Terrazas de Los Andes para crear el blend Cheval des Andes, "el ingreso del vino argentino a la alta gama se ha construido desde el reconocimiento externo, pero también desde la calidad lograda por la expresión de su terroir. Lo que tiene que ocurrir ahora es el trabajo del tiempo, que decanta los productos de altísima calidad que justifican un precio alto, y elimina los productos caros que son sólo una intención sin el sostén del terroir".
Fuente: La Nación
Detrás de este fenómeno es posible individualizar dos causas. Por un lado, la existencia de un consumidor local de vinos de alta gama: un conocedor ávido por dar con joyas como las que días atrás salieron a remate. Al mismo tiempo, la industria vitivinícola local ha demostrado ser capaz de alumbrar vinos de excepción, capaces de medirse con vinos de países con siglos de historia y salir airosos.
Un escenario en el que rankean los productos de lujo son las subastas dirigidas al coleccionista, y allí están comenzado a ingresar los vinos argentinos. "El 11 de junio, Morrell, una de las principales vinotecas de Nueva York, incluirá en su remate dos Nicolás Catena Zapata, un 1997 y un 1999, lo que muestra no sólo que los vinos argentinos añejan muy bien, sino que hoy son algo muy buscado", cuenta Gastón Pérez Izquierdo, gerente general de Catena Zapata.
Esa etiqueta, cuya última añada (2007) ingresó en el mercado a $ 1100 en la Argentina y a US$ 150 en el exterior, comparte el portfolio de lujo de la bodega con el Estiba Reservada ($ 2500 su añada más reciente), que acaba de ocupar el puesto 15 del ranking Worlds Top 50 Most Expensive Wines que elabora Wine Searcher. "Que haya un vino argentino en el ranking de Wine Searcher, que es el referente mundial en término de precios, lo pone en el mapa de los vinos de lujo del mundo, lo que hace que empiece a gravitar en el mundo del coleccionismo", agrega.
El desembarco del vino argentino en el mundo del lujo da lugar no sólo al florecimiento de etiquetas con precios por encima de los $ 1000 -muchas de las cuales es posible hallarlas en restaurantes cómodamente por encima de los $ 2000-, sino a la visualización dentro de ese marco de vinos de regiones o de varietales que hasta no hace mucho no eran considerados aptos para ocupar ese lugar. Así, hoy es posible encontrar dentro de la alta gama no sólo vinos mendocinos, sino también patagónicos o salteños, al mismo tiempo que los vinos blancos empiezan a erosionar la idea de que no pueden valer lo mismo que un tinto de calidad equivalente.
"A medida que avanza la vitivinicultura y que las bodegas empiezan a trabajar mejor distintas variedades que no son las tradicionales de la región, ocurre que los malbec y los cabernet de Cayafate ganan premios internacionales, los consumidores expertos empiezan a ver cómo los distintos terroirs entregan vinos diferentes, y se empieza a extender el concepto de alta gama a otras regiones", comenta Lisandro Luppi, gerente comercial de la bodega El Esteco.
Un caso interesante es el de los blancos. Aun cuando hoy muchos vinos blancos de alta gama se venden más barato en la Argentina que en el exterior, a precios inferiores a los vinos tintos de la misma línea y marca, algunas bodegas se animan a disparar contra eso de que "nadie va a pagar mucho por un vino blanco". Así, esta semana el selecto menú creado por el chef Jean Paul Bondoux con trufas especialmente traídas de Italia, y servido en el restaurante La Bourgogne del Alvear Palace Hotel, fue acompañado por los flamantes chardonnay White Stones y White Bones, con un precio en carta de $ 2200 y 2700, respectivamente.
Es que la gastronomía y la hotelería de lujo encuentran hoy en el vino de alta gama argentino el socio perfecto para redondear experiencias signadas por la exclusividad. El Antología XXXII, creado por Rutini Wines para celebrar el décimo aniversario del Sofitel Arroyo Buenos Aires, sólo puede ser adquirido por los huéspedes del hotel o por quienes visitan su restaurante. "Es un vino de cuyo corte participamos con el chef del hotel, en busca de un vino que acompañe la gastronomía francesa -contó Philippe Seigle, general manager del Sofitel-. A nuestros clientes les proponemos un vino que hicimos nosotros y que se asocia a la calidad del hotel."
Pero como sucede en otros ámbitos, la generación de un mercado de lujo para el vino argentino genera a veces distorsiones. "Muchas bodegas ven en estos vinos un atajo hacia el posicionamiento de la marca y pretenden competir en un ámbito donde los que están instalados vienen trabajando desde hace años -dispara Alejandro Iglesias, sommelier y creador de Vinómanos-. A mi entender son pocas las bodegas que pueden sacar un vino de $ 1000 o más y justificar su valor. Estos vinos, además de calidad, deben tener una historia, haber marcado un momento o ser producto de la innovación y ofrecer algún diferencial."
Para Hervé Birnie-Scott, estate director de Moët Hennessy Argentina, firma que hermana las bodegas Château Cheval Blanc y Terrazas de Los Andes para crear el blend Cheval des Andes, "el ingreso del vino argentino a la alta gama se ha construido desde el reconocimiento externo, pero también desde la calidad lograda por la expresión de su terroir. Lo que tiene que ocurrir ahora es el trabajo del tiempo, que decanta los productos de altísima calidad que justifican un precio alto, y elimina los productos caros que son sólo una intención sin el sostén del terroir".
Fuente: La Nación
Los nombres propios del lujo
Ocho de los vinos más caros que confirman su precio en la copa
Cheval des andes 2010
Terrazas de los Andes/Château Cheval Blanc
Precio: $ 500
Un blend elegante con una atípica alta dosis de petit verdot
Estiba Reservada 2007
Catena Zapata
Precio: $ 2500
Un símbolo de alta gama en el mercado argentino
White Bones 2010
Catena Zapata
Precio: $ 1300
Un chardonnay que expresa un terruño de excepción
Gernot langes 2008
Bodega Norton
Precio: $ 630
Homenaje al actual dueño de la bodega
Icono Luigi Bosca 2008
Luigi Bosca
Precio: $ 1450
Tope de gama de una de las bodegas clásicas del país
El Gran Enemigo S. V. Gualtallary 2010
Bodega Aleanna
Precio: $ 500
El vino argentino de más alto puntaje (97pt Parker)
Enzo Bianchi Gran Cru 2009
Casa Bianchi
Precio: $ 625
Un homenaje desde San Rafael al padre de Valentín Bianchi
Finca Bella Vista 2011
Achával Ferrer
Precio: $ 900
Para el crítico Patricio Tapia, el mejor malbec argentino
Antología XXXII
Rutini Wines
Precio: $ 770
Sólo disponible en el Sofitel Arroyo Buenos Aires.
Cheval des andes 2010
Terrazas de los Andes/Château Cheval Blanc
Precio: $ 500
Un blend elegante con una atípica alta dosis de petit verdot
Estiba Reservada 2007
Catena Zapata
Precio: $ 2500
Un símbolo de alta gama en el mercado argentino
White Bones 2010
Catena Zapata
Precio: $ 1300
Un chardonnay que expresa un terruño de excepción
Gernot langes 2008
Bodega Norton
Precio: $ 630
Homenaje al actual dueño de la bodega
Icono Luigi Bosca 2008
Luigi Bosca
Precio: $ 1450
Tope de gama de una de las bodegas clásicas del país
El Gran Enemigo S. V. Gualtallary 2010
Bodega Aleanna
Precio: $ 500
El vino argentino de más alto puntaje (97pt Parker)
Enzo Bianchi Gran Cru 2009
Casa Bianchi
Precio: $ 625
Un homenaje desde San Rafael al padre de Valentín Bianchi
Finca Bella Vista 2011
Achával Ferrer
Precio: $ 900
Para el crítico Patricio Tapia, el mejor malbec argentino
Antología XXXII
Rutini Wines
Precio: $ 770
Sólo disponible en el Sofitel Arroyo Buenos Aires.
Fuente: Area del Vino
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