La absenta se elabora macerando y destilando regaliz, además de hojas y tallos de ajenjo, artemisa absinthium, en cuya composición puede verse el origen del “mal”, las beta tuyonas, unos compuestos capaces de crear absentismo, que es como se denomina la enfermedad causada por el exceso en su ingesta, capaz de originar alucinaciones y daños nerviosos graves, convulsiones, demencia y la muerte.
Los primeros datos de esta bebida constan en un papiro egipcio del 1600 a. C., en el que se describen sus efectos tónicos y digestivos. En la antigua Grecia se utilizaba como remedio contra la ictericia y la malaria.
En los años postreros del XIX no era difícil ver en tabernas y otros lugares de dudosa reputación a los grandes del arte y la literatura: Rimbaud, Gaughin, los Wilde y, cómo no, el loco del pelo rojo, Van Gogh (de quien dicen que se cortó su oreja gracias a la absenta). También era una de las bebidas preferidas de Picasso y Hemingway. Ahora bien, no se puede decir que estos personajes fueran muy “cuerdos” porque, como les sucedió a otros “colegas”, como Víctor Hugo, que llevaban dentro un demonio, eran adictos al licor verde, a Le Fee Verte, la absenta. La ingestión de aquella bebida de muy alta graduación alcohólica provocaba extrañas alucinaciones, muy inspiradoras, pero también daños neurológicos. Por este motivo fue prohibida la absenta en Europa.
Así que, si queremos ser fieles a la época, imaginémonos sentados en un café parisino, a finales del siglo de las luces, entre humos y bailarinas, tomándonos nuestra copa de absenta, acompañados de poetas, pintores, músicos y otras gentes de mal vivir, o mejor, caigamos en el embrujo de una escenografía para La Bohême de Puccini.
Claro que, tras ingerir semejante licor, puede que nos asaltara el hada verde y nos pusiéramos a pintar cosas raras, a fin de cuentas se supone que muchas grandes obras de la época surgieron a raíz del consumo enfermizo de absenta.
Conocida como el “hada verde”, la absenta, bebida alcohólica que fue musa de los artistas bohemios del París decimonónico cayó en desgracia a causa de sus perniciosos efectos tóxicos, estaba prohibida desde mediados del siglo XX prácticamente en todas partes y, aunque la medida se ha ido relajando, su consumo cayó en picado. Naturalmente, hoy día en Europa se permite su producción siempre y cuando se controlen rigurosamente los niveles de beta tuyonas. Hoy en día, para que sea una bebida legal, se debe limitar su contenido a 10mg/l y, en algunos casos, se permite su concentración hasta 35 mg/l. Aunque renovada, ha retornado a la Vieja Europa.
Ritual de consumo:
- Colocar una cucharilla original de absenta sobre una copa adecuada y poner 1 o 2 terrones de azúcar sobre dicha cucharilla.
- Verter la absenta sobre los terrones de azúcar hasta la cantidad deseada.
- Encender los azucarillos impregnados de absenta.
- Introducir la cucharilla en la copa, encendiendo así todo el contenido. Dejar quemar lentamente.
- Apagar y remover a continuación. Una vez se haya enfriado echar agua si se desea.
esa no es la manera de servise originalmente, de hecho las mejores absentas no llevan azucar o muy poca y nadie la quemaba en el siglo XIX
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