Entre estos trastornos alimentarios poco comunes y específicos, hoy en día encontramos muchos con nombres adjudicados popularmente, por ejemplo: drunkorexia o ebriorexia, diabulimia, permarexia, entre otros. Sin embargo, tener una alimentación que presenta atracones frecuentemente o que alterna ciclos de ayuno con otros de descontroles, también puede enmarcarse dentro de un TANE.
La permarexia se trata de una obsesión por lo que se come pensando que todo lo que se ingiere engorda, y llevando a un estado constante de práctica de todo tipo de dietas.
Se considera normal o sano tener hábitos alimentarios regulares, en los cuales se incluya 3 o 4 comidas diarias y se coma cuando se presenta hambre, apetito o por razones sociales (por ejemplo: en una fiesta). Sin embargo, comer de forma irregular, a veces caótica, sufrir constantes picoteos y descontroles, saltear comidas, y comer en respuesta a emociones y sentimientos, es propio de una conducta alterada, una relación compleja con la comida que necesita mejorar para no generar conflictos que pueden perjudicar la salud.
Si una persona excluye grupos de alimentos y tiene una dieta monótona, compuesta por sólo 2 o 3 alimentos, o bien, come de manera voraz grandes cantidades, también sufre de una relación anormal con la comida por lo que presenta un TANE que lo afecta como ser humano.
Como podemos ver, hoy en día es muy frecuente encontrar que una persona tiene rasgos que caracterizan a un TANE, y que pueden estar afectando la salud psíquica, física y social del individuo, pues la sociedad y sus presiones parecen influir cada vez más en nosotros dando origen a una conducta alimentaria alterada, a una relación conflictiva con los alimentos que además de nutrirnos, nos permiten sentir placer con su ingesta y establecer relaciones sociales.
Fuente. vitonica.com
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