jueves, 5 de marzo de 2009

Vivir y dejar vivir



Un restaurante japonés liberará a una langosta de 140 años a las aguas del Océano Atlántico.

La agencia internacional AFP anunció que el próximo viernes, el restaurante japonés Halu de Brooklyn, emplazado en New York, liberará a una langosta de 140 años al Océano Atlántico. Sus propietarios pensaban exhibirla a sus clientes en un acuario, pero cambiaron de opinión y aceptaron que sea trasladada a Maine para que pase sus días en el fondo del mar y no en una cacerola. Felicitaciones a Halu por permitir que la langosta viva el resto de sus días en su hábitat nativo, expresó Ingrid Newkirk, presidente de PETA. La asociación encabeza una campaña destinada a liberar langostas en los restaurantes y evitarles terminar siendo arrojadas vivas a una cacerola de agua hirviendo. Según Jaren Horsley, zoólogo especialista en los invertebrados, las langostas presentan un sistema nervioso sofisticado y sienten dolor cuando se las cocina vivas.

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