viernes, 20 de marzo de 2009

El vino, comidas y temperaturas



En este aspecto, las opiniones están divididas. Están los sommeliers que prefieren seguir algunas reglas básicas y otros que creen que, en el arte de maridar, todo vale y depende del gusto de quien esté comiendo.

Sin embargo, hay algunos consejos generales con vistas a disfrutar tanto del vino como de la comida sin que los sabores se tapen entre sí:

• Para platos livianos, como el pescado, son ideales los vinos frescos y ligeros, no importa que sean blancos, tintos o rosados. O sea, un plato pesado con un vino de mucha estructura y un plato ligero con uno liviano y fresco.
• Con la comida pesada, en cambio, se prefiere un vino robusto, como tintos o también espumantes.
• Así, por ejemplo, los pescados blancos pegan con los blancos ligeros y los mariscos, con los blancos con cuerpo.
• Los rosados combinan bien con carnes blancas como el pollo y los tintos con cuerpo son ideales para carnes rojas o condimentadas y de caza.


¿A cuántos grados?
La temperatura a la que se sirven los vinos es tanto o más importante que el vino que se está sirviendo. Es que por más que sea de alta gama, si no está servido a la temperatura correcta puede cambiar o incluso perder el gusto. Los sommeliers recomiendan chequear la temperatura antes de descorcharlo y si no es la adecuada, cambiarlo. Si bien los números pueden variar, hay un consenso bastante general:

• Vinos espumantes y champañas: 7 a 10 grados.
• Blancos dulces: 7 a 9 grados.
• Blancos secos y rosados: 9 a 12 grados.
• Tintos livianos: 15 a 17 grados.
• Tintos de cuerpo: 16 a 18 grados.

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Cascada Inacayal - Villa La Angostura - Patagonia Argentina