martes, 3 de febrero de 2009

Vino y Cosmética


Los racimos desafían al paso del tiempo
Los sistemas cosméticos y terapéuticos basados en la uva y en sus derivados se convierten en aliados indiscutibles de la salud y la belleza. De cómo las pepitas de la uva bien pueden ser consideradas pepitas de oro.

Armónico, luminoso, terso, sedoso, límpido, aterciopelado, exquisito. Palabras que describen a un buen vino… Y también adjetivos que expresan la belleza de una piel sana.

No es casual que vino y piel tengan un punto de encuentro en sus descriptores sensoriales. La historia de su maridaje se remonta a la Edad Media, cuando se fusionaba el vino con hierbas medicinales, con el fin de lograr brebajes y pomadas de efectos curativos.

La vinoterapia, como hoy la conocemos, nació en Francia en la década de los 90. Fue entonces cuando el matrimonio conformado por Matilde Cathiard y Bertrand Thomas acuñó este término, luego de informarse en la Universidad de Bordeaux sobre las propiedades rejuvenecedoras de los polifenoles, sustancias que se encuentran en los vegetales y particularmente en la uva. Marido y mujer venían de trabajar en la industria cosmética y decidieron aprovechar la generosidad del vino y su fruta madre para trasladar sus propiedades a productos terapéuticos y de belleza.

Científicamente comprobado
¿Qué son los polifenoles? Materias simples producidas sólo por los vegetales.
En la uva, se encuentran en la piel, la pulpa y la semilla. Su alta capacidad antioxidante disminuye el daño celular y sus consecuencias. Los polifenoles extraídos de la uva y del vino tinto combaten los procesos de involución cutánea, inhiben la generación de radicales libres, mejoran el retorno venoso, estimulan la síntesis de colágeno y elastina, reducen la actividad de la síntesis de melanina, favorecen el engrosamiento de la capa dérmica y refuerzan la barrera cutánea.

Fue a partir de la postulación de la “paradoja francesa” que se estableció un marco científico para las antiquísimas creencias de la positiva relación entre el consumo moderado de vino y la calidad de vida. Sintéticamente, la paradoja se preguntaba por qué en Francia, un país de alto consumo de grasas animales, un importante porcentaje de población fumadora y un considerable contenido de colesterol en la sangre había una baja incidencia de patologías coronarias. La respuesta venía servida en una copa: la Organización Mundial de la Salud realizó en estudio sobre la capacidad antioxidante de los vinos franceses que demostró que la ingesta habitual de 200 a 300 ml por día de vino tinto (el equivalente a un copa) era la responsable de este beneficio para la salud.

Estudios posteriores ampliaron esta información. En Argentina, la primera investigación sobre la capacidad antioxidante de los vinos argentinos de trascendencia internacional con información analítica específica, fue realizada en conjunto entre el Fondo Vitivinícola Mendoza (institución responsable de la promoción integral de la vitivinicultura y del consumo del vino), las Universidades de Buenos Aires y de Cuyo y el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria). Las conclusiones fueron contundentes: todos los vinos argentinos estudiados exhibieron una muy buena capacidad antioxidante, y es aconsejable su inclusión en la dieta diaria, de manera moderada.

Esta capacidad de los vinos, se traduce también en beneficios a flor de piel. La industria cosmética tuvo la visión de aprovechar la acción antioxidante de la uva y sus derivados en sus productos. Paula Schaievitch, Licenciada en Química y Secretaria General de la Asociación Argentina de Químicos Cosméticos, afirma que “debido a que los procesos de envejecimiento están relacionados con el estrés oxidativo, una vía para detener y mejorar la involución cutánea es el uso de agentes antioxidantes. Los polifenoles son reconocidos como los compuestos de mayor poder antioxidante, 20 veces más que la vitamina C y 50 veces el poder antioxidante de la vitamina E. El aporte de los polifenoles de vino a los productos cosméticos otorga actividad antioxidante y ayuda a retardar el envejecimiento cutáneo, mejorar la elasticidad y suavidad de la piel, aumentar la vitalidad celular y renovar la piel”.

Una industria incipiente
En Mendoza, principal provincia vitivinícola del país, existen pequeños emprendimientos que año a año crecen y van ubicando sus productos a nivel local, nacional e internacional.
Desde la Fundación Promendoza se ha creado un programa de desarrollo de grupos exportadores, que tiene como objetivo constituirse como una herramienta estratégica para lograr una mayor presencia de las empresas mendocinas en los mercados internacionales a través de formas asociativas, con el objetivo de lograr una diversificación de riesgos y costos para la empresa y el grupo, y un pleno empleo de su capacidad productiva.

Gilda Alonso, coordinadora del espacio de industrias cosméticas en dicha Fundación, afirma que “es necesario posicionar los beneficios de la vinoterapia, comunicar que no se trata de una moda pasajera, sino que existen confirmaciones científicas de su capacidad antioxidante. Nosotros hemos invitado a participar a las empresas mendocinas que trabajan estos productos en Cosmoprof, la feria de cosmetología más importante del mundo, que se desarrolla en Italia anualmente. A través del programa de asociatividad, buscamos generar un espacio de trabajo en conjunto, de comunicación y unión entre estas pequeñas empresas. Existen mercados sumamente interesados, como Chile, Colombia, Brasil y Venezuela”.

Si se considera que, según estadísticas de la Fundación Exportar, la exportación de productos cosméticos creció un 115 % desde 2003 y que el sector alcanzó un record de ventas al exterior de 320 millones de dólares en 2007, la posibilidad de alcanzar el mercado externo se muestra promisoria para estas empresas.

Ayer, hoy y siempre
La idea del tiempo es sólo eso: una idea. Un concepto encerrado en un almanaque o en un reloj. Pero, aún así de inasequible, deja huellas de su paso. El cuerpo se convierte en uno de sus tantos trayectos. Lejos de angustiar, esa certeza debe prepararnos para atenuar lo imbatible y para prevenir lo prematuro…
Probablemente hoy Cleopatra se bañaría en Malbec.

Para tener en cuenta
Los polifenoles extraídos de la uva y del vino tinto:
- Combaten los procesos de involución cutánea.
- Inhiben la generación de radicales libres.
- Mejoran el retorno venoso.
- Estimulan la síntesis de colágeno y elastina.
- Reducen la actividad de la síntesis de melanina.
- Favorecen el engrosamiento de la capa dérmica.
- Refuerzan la barrera cutánea


Fuente: Fondo Vitivinicola Mendoza

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