El VII Salón del Vino del "Conrad", en Punta del Este, ya es otro clásico que se suma a las muchas expovinos regionales. Fernando Vidal Buzzi nos cuenta cómo vivió esta exposición.
Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, productores de vinos, distintas dimensiones, gran crecimiento en volumen y calidad, cada vez mayor presencia internacional y reconocimiento en exposiciones y ferias, muchos premios de distintos valores pero premios al fin, competidores pero aliados geográficamente, ya cuentan con una reunión anual que cada día toma más vuelo. Lo curioso es que la iniciativa no nace de una asociación de los bodegueros sino del Hotel Conrad, Punta del Este, Uruguay, cuyo "Salón del Vino Fino" ya es un clásico: no cabe menos que celebrar la iniciativa y felicitar al Conrad y a su eficaz y amable personal.
Estuve en casi todas sus ediciones pero en la última, ¡ya la séptima!, siempre a fines de enero, se aprecia su crecimiento: instalación en un salón más amplio que el anterior, pero que resultó apretado para los casi 80 participantes (con unas 350 muestras de vinos) y los 3.700 visitantes (en dos días, 30 y 31 de enero, de 21 a 01 hs.) que, además, disfrutaron de un generoso catering de las cocinas del hotel, constantemente presente desde la apertura al cierre. Un detalle interesante es que también hubo algunos participantes extraterritoriales, bodegas (o sus representantes) de Italia, Francia, España, Portugal y Sudáfrica (7 en total) que picaron la curiosidad del público, así como dos stands de revistas especializadas, "Cuisine & Vins", argentina, y "Placer", uruguaya.
Los stands estaban montados pensando en la comodidad del visitante y atendidos con cortesía, con amplias explicaciones, degustación de varios vinos, folletos, etc. El visitante se siente cómodo, quizá apretado, pero con un buen espíritu: es verano, horarios relajados, buena comida, amplia variedad de vinos, todo contribuye a la convivialidad, al placer de charlar copa en mano, informarse, conocer vinos nuevos... Las novedades fueron muchas, incluso para un argentino (más o menos la mitad de las bodegas eran argentinas) la probabilidad de probar nuevas cosechas y algunas novedades interesantes, comprobar la muy favorable evolución de los vinos locales, la calidad pareja y constante de los chilenos.
Entre los muchos vinos buenos (y no tanto, claro) que probé, uno que llamó particularmente mi atención, un inusual e inesperado corte de 85% Tannat y 15% Viognier, que resulta un vino en donde se nota el efecto "benéfico" (si me permite la expresión) del Viognier sobre el Tannat, ya que incorpora la delicadeza a su sólida estructura, y queda un vino amable, agradable, fácil de tomar e inesperadamente apto tanto para acompañar fideos con manteca, un bife con papas fritas o hasta una paella marina. El vino se llama "Alto de la Ballena Reserva 2007", o sea el mismo nombre de la bodega, que es la única que existe en Punta del Este, cerca de la laguna "del sauce", y disfruta de un panorama sencillamente impresionante.
Otro vino que me llamó la atención fue el "Bouza Merlot B9 Parcela Única", de la zona rural de Montevideo, con características francesas, voluptuoso cuerpo, larga permanencia en boca, sofisticado paladar. Hubo muchos más que dejaron agradables (y no tanto, claro) recuerdos y, sin duda, despertaron a un público entusiasta y satisfecho. Espero que la próxima edición del Salón del Conrad tenga más vinos, más público, el mismo entusiasmo.
Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, productores de vinos, distintas dimensiones, gran crecimiento en volumen y calidad, cada vez mayor presencia internacional y reconocimiento en exposiciones y ferias, muchos premios de distintos valores pero premios al fin, competidores pero aliados geográficamente, ya cuentan con una reunión anual que cada día toma más vuelo. Lo curioso es que la iniciativa no nace de una asociación de los bodegueros sino del Hotel Conrad, Punta del Este, Uruguay, cuyo "Salón del Vino Fino" ya es un clásico: no cabe menos que celebrar la iniciativa y felicitar al Conrad y a su eficaz y amable personal.
Estuve en casi todas sus ediciones pero en la última, ¡ya la séptima!, siempre a fines de enero, se aprecia su crecimiento: instalación en un salón más amplio que el anterior, pero que resultó apretado para los casi 80 participantes (con unas 350 muestras de vinos) y los 3.700 visitantes (en dos días, 30 y 31 de enero, de 21 a 01 hs.) que, además, disfrutaron de un generoso catering de las cocinas del hotel, constantemente presente desde la apertura al cierre. Un detalle interesante es que también hubo algunos participantes extraterritoriales, bodegas (o sus representantes) de Italia, Francia, España, Portugal y Sudáfrica (7 en total) que picaron la curiosidad del público, así como dos stands de revistas especializadas, "Cuisine & Vins", argentina, y "Placer", uruguaya.
Los stands estaban montados pensando en la comodidad del visitante y atendidos con cortesía, con amplias explicaciones, degustación de varios vinos, folletos, etc. El visitante se siente cómodo, quizá apretado, pero con un buen espíritu: es verano, horarios relajados, buena comida, amplia variedad de vinos, todo contribuye a la convivialidad, al placer de charlar copa en mano, informarse, conocer vinos nuevos... Las novedades fueron muchas, incluso para un argentino (más o menos la mitad de las bodegas eran argentinas) la probabilidad de probar nuevas cosechas y algunas novedades interesantes, comprobar la muy favorable evolución de los vinos locales, la calidad pareja y constante de los chilenos.
Entre los muchos vinos buenos (y no tanto, claro) que probé, uno que llamó particularmente mi atención, un inusual e inesperado corte de 85% Tannat y 15% Viognier, que resulta un vino en donde se nota el efecto "benéfico" (si me permite la expresión) del Viognier sobre el Tannat, ya que incorpora la delicadeza a su sólida estructura, y queda un vino amable, agradable, fácil de tomar e inesperadamente apto tanto para acompañar fideos con manteca, un bife con papas fritas o hasta una paella marina. El vino se llama "Alto de la Ballena Reserva 2007", o sea el mismo nombre de la bodega, que es la única que existe en Punta del Este, cerca de la laguna "del sauce", y disfruta de un panorama sencillamente impresionante.
Otro vino que me llamó la atención fue el "Bouza Merlot B9 Parcela Única", de la zona rural de Montevideo, con características francesas, voluptuoso cuerpo, larga permanencia en boca, sofisticado paladar. Hubo muchos más que dejaron agradables (y no tanto, claro) recuerdos y, sin duda, despertaron a un público entusiasta y satisfecho. Espero que la próxima edición del Salón del Conrad tenga más vinos, más público, el mismo entusiasmo.
Fuente: Area del Vino
No hay comentarios:
Publicar un comentario