¿Encontrás difícil cumplir con las dietas y pensás que es falta de
voluntad? ¿A veces sentís que tu cuerpo te pide comer dulces, chocolates o
carbohidratos y nada sacia tus ganas? ¿Te sentiste últimamente muy estresado o
deprimido? ¿Tenés dificultad para conciliar el sueño? La causa puede deberse a
la deficiencia de un químico en el cerebro, la serotonina, que se encarga de la
sensación de bienestar. Frecuentemente estas
personas tienen alteradas ciertas funciones químicas como consecuencia de la
carencia de micronutrientes y aminoácidos.
Es que la carencia de la serotonina conduce a la depresión, las
dificultades para dormir y el deseo irrefrenable de comer dulces a la tarde. La
buena noticia es que... ¡la solución se encuentra en lo que comés!
Muchas veces esto
es debido a una historia de alimentación de mala calidad, a factores exógenos
como el estrés y los malos hábitos como comer a deshora y dormir poco. Es decir
que muchas veces, el no poder cumplir con la dieta y "caer en la tentación", ¡no se debe a falta de voluntad sino a la falta
de hormonas!
Las carencias de
determinados aminoácidos y micronutrientes que se manifiestan como fatiga, estados anímicos depresivos o irritables, trastornos
de sueño, compulsiones alimenticias, pueden provocar una serie de problemas de
la salud, desde lo dermatológico hasta lo cardiovascular y lo psiquiátrico.
Qué es la serotonina
La serotonina es
un neurotransmisor, una sustancia química que transmite mensajes entre los
nervios del cuerpo desde el cerebro. Es responsable de estimular varias
hormonas que regulan el humor y los estados de ánimo, segregar melatonina que
nos ayuda a dormir, gobernar el apetito, el deseo sexual y el umbral del dolor.
Su déficit está relacionado directamente con la depresión.
El doctor José
Antonio Casermeiro, especialista en nutrición y medicina antiage de
Laboratorios Ysonut, explicó que los niveles bajos de serotonina surgen de una
deficiencia de triptófano, un aminoácido que se encuentra en pocas cantidades
en ciertas proteínas. "El triptófano es un aminoácido
que el cuerpo necesita para sintetizar la serotonina, pero no lo puede fabricar
por sí mismo. Por ende lo debe encontrar en los alimentos, en particular en
ciertas proteínas, sobre todo: carnes blancas (cordero, pollo, pavo), pescado
de mar (atún, sardinas y salmón) y crustáceos (gambas, langostinos, cangrejo)
así como las legumbres (aduki, lentejas y habas rojas), y las frutas como los
dátiles, la banana, la papaya, la palta y por último, el cacao. También se
encuentra en las carnes rojas, los lácteos y los huevos, sin embargo, estos
alimentos contienen una mayor cantidad del aminoácido tirosina que estimula las
hormonas responsables de darnos fuerza y energía, anulando el efecto del
triptófano.
Otro tema es que el triptófano, para estimular la
segregación de serotonina, tiene que estar presente en el cerebro. Sin embargo, el
cerebro sólo puede absorber triptófano cuando se combina con carbohidratos, que
son convertidos en glucosa en el intestino. Un nivel incrementado de azúcar en
sangre estimula la producción de insulina, y la insulina a su vez hace que las
neuronas del cerebro sean receptivas al triptófano, a partir del cual el
cerebro crea la serotonina.
Es por esto que cuando nos sentimos
frustrados, es nuestro cuerpo el que impulsa las ganas de tomar como
"estimulante" una pizza rica en hidratos de carbono, o unas medialunas para
satisfacer su necesidad de despejar el torrente sanguíneo y hacer que nuestro
cerebro sea receptivo a la absorción del triptófano que impulsa la segregación
de la serotonina en el cerebro.
Esto sucede en particular a la tarde, cuando nos
predisponemos a prepararnos para el descanso nocturno y en vez de utilizar
energía el cuerpo lo comienza a almacenar. Esta es la razón por la cual la
gente suele relacionar lo dulce con el placer, porque es el azúcar que lleva el
triptófano hacia el cerebro y activa la producción de serotonina, que es
precisamente lo que genera esa sensación de placer y ese estado de ánimo,
además de estimular la producción de melatonina que es lo que nos permite
conciliar el sueño y descansar bien.
Cómo
saber si tenés una deficiencia de triptófano
Puntaje del 1 (nada/muy poco) al 5 (mucho/máximo)
· Estoy irritable / A veces pierdo
"los nervios"
· A menudo me siento insatisfecho /
impaciente / incomprendido
· No tolero bien los contratiempos
· No tolero sentirme frustrado
· A menudo cambio de humor
· Estoy agresivo
· Controlo mal mis impulsos de "picar"
· Necesito dulces o chocolate por
la tarde o por la noche
· Mi necesidad de estimulantes
(café, té, alcohol, tabaco...) aumentó
· Me cuesta conciliar el sueño
· Me siento deprimido con
frecuencia sobre todo al comenzar el invierno
Cuanto más alto
sea el puntaje, más probable será que tengas una deficiencia de triptófano y te
convendrá una visita al profesional de la nutrición.
Un plan de
nutrición para combatir la carencia del triptófano debe incluir determinados
suplementos vitamínicos, proteínas de alta calidad que contienen suplementos de
triptófano, y un régimen de cambio de hábitos. Todo eso restablece el
equilibrio y mejora el metabolismo. Resultado: pérdida del exceso de peso, un
estado anímico de mayor vitalidad y mejor humor -incluyendo más ganas de
cumplir con la dieta-, mejor descanso nocturno y calidad de vida.
Cinco consejos para manejar la deficiencia de
triptófano
· Comer
cinco veces por día.
· Siempre
comer en el mismo horario.
· No
comer carne roja y huevos por la noche (después de las 15).
· Hacer
actividad física por la mañana.
· Merendar
fruta: en especial, banana y ananá.
Qué tiene de bueno el chocolate
El chocolate contiene
azúcar y manteca de cacao que hacen que el cuerpo sea receptivo a absorber
triptófano, aumentando así el nivel de serotonina en el cerebro. El contenido
de cacao en el chocolate también proporciona como estimulante cafeína. Otro
ingrediente en el cóctel de felicidad del chocolate es la feniletilamina, un
derivado de la fermentación de los granos de cacao, que también eleva el nivel
de azúcar en sangre y tiene un efecto excitante, estimulante.
La falta de triptófano: ¿el
verdadero culpable del fracaso de las dietas?
El azúcar
ayuda a incrementar los niveles del aminoácido triptófano en el cerebro,
gatillando la liberación del neurotransmisor serotonina que a su vez produce
melatonina, que el cuerpo necesita en la segunda mitad del día para "bajar las
revoluciones" y apremiarse para el descanso nocturno. La serotonina también
genera una sensación de bienestar y placer, que el cuerpo suele relacionar con la ingesta de alimentos
dulces. Asimismo, las personas que sienten compulsión por comer algo dulce a la tarde, combinado con
dificultades para conciliar el sueño y descansar bien, pueden padecer un
déficit del aminoácido triptófano, e instintivamente buscan lo dulce para
compensar esta carencia. Como, además, la ingesta de azúcares rápidos,
particularmente en la segunda mitad del día, conduce a la obesidad, se está
examinando la hipótesis de que las personas con una tendencia a engordar que no
pueden controlar su deseo de lo dulce padezcan un déficit de triptófano.
Fuente: infobae.com
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