Buenas y salsas gente linda. Estamos en la recta final del año y
justamente es cuando comenzamos a planear en dónde pasaremos las
fiestas, con quiénes y qué prepararemos. Claramente que solo los voy a
poder ayudar en una de estas decisiones porque las otras dos inquietudes
las tendrán que analizar con el corazón.
Antes que nada me gustaría aclarar que estamos en el hemisferio
sur del continente y por lo tanto a partir del 21 de diciembre comienza
el verano. Quizás vos estés diciendo en este momento: “¿Este chico es
medio soncito?”, “¿Desde hace millones de años que en diciembre en
Argentina comienza el verano y justo ahora se dio cuenta?”, “¿Es
necesario seguir leyendo esto?”. Claro, para todos es obvio lo que
escribo pero cuando se ponen a cocinar para las fiestas se olvidan de
este dato fundamental y realizan preparaciones de invierno. Si no,
analizá la mesa del año pasado mientras caliento el agua para unos
matecitos (ya vuelvo).
Ahora sí, decime si estoy exagerando. Cuando termina la cena de
navidad lo primero que hacemos es desabrocharnos un botón del pantalón
porque no nos entra más nada. Rápidamente corremos para atrás la silla
porque no soportamos más la presión que ejerce la panza hinchada sobre
la mesa y a partir de ese momento comienzan los chistes sobre el estado
de la otra persona sin mirarnos al espejo y decirnos “el otro soy yo”.
Como si esto fuese poco falta el pan dulce, las garrapiñadas, los
turrones y todo tipo de confites. Luego el brindis y para esta altura
juras por los dioses del planeta que nunca más vas a comer tanto. Pero
lamentablemente la próxima semana será fin de año y lo mismo volverá a
ocurrir.
La cuestión no está solamente en un asado, un lechón a la parrilla
o el típico pavito relleno. El secreto es simplemente que nuestro
cuerpo no está preparado para recibir tantas calorías en verano. De las
carnes ya hemos hablado varias veces, por eso me gustaría dedicarles
unas líneas a las necesidades del organismo. Para que entiendas, pensá
que en invierno las preparaciones típicas son, por ejemplo, guiso de
lentejas, de porotos o una rica pasta rellena con salsa. Justamente
estas comidas le proveen al cuerpo calorías necesarias para mantener una
temperatura corporal de 37°. Ahora pensá por qué en verano no consumís
estas preparaciones. O qué pasa cuando tenemos una temperatura de treinta y pico
de grados y comemos un guiso. Seguramente comenzarás a transpirar
porque tu cuerpo no necesita tantas calorías. Por eso en verano comemos
más ensaladas, muchos licuados, preparaciones livianas y el organismo
requiere mayor cantidad de líquido. Productos regionales y de estación,
preparaciones livianas y caseras son algunas de las recomendaciones para
tener una cena diferente.
Por eso se me ocurrió utilizar diciembre para armar una mesa
navideña y de fin de año distinta. Una mesa natural, sana, nutritiva,
vistosa y sobre todo muy rica encontrarás en mi portal y en el
facebook. Sigan proponiendo ideas en @PablitoCocina así juntos investigamos y aprendemos. Para mayor información www.pablitomartin.com.ar o en mi cuarto libro de cocina “La Re-Evolución de la cocina”. Y recordá que “somos lo que comemos, y lo que hacemos”. ¡Hasta la próxima!
Pablito Martín. Chef – Periodista.
Twitter: @PablitoCocina
Fuente: blogs.infobae.com/alimentacion-consciente
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