“Mente sana en cuerpo sano” es una frase que nos acompaña desde los
tiempos de la civilización romana. El problema es que la sociedad
padeció y todavía padece -en muchos lugares- severas carencias
nutricionales. Luego estas faltas fueron superadas en los países
desarrollados y dieron lugar a la obesidad como una nueva epidemia.
El
exceso de consumo calórico (en hidratos de carbono y grasas) provoca
daños en el aparato cardiovascular que son de conocimiento popular. Sin
embargo, hasta hace poco tiempo no se conocía la relación entre estas
enfermedades y la propensión a padecer varios tipos de demencia.
Esta
noticia tiene dos caras. La mala es la asociación entre los factores
que pueden generar enfermedad cardiovascular y demencia. La buena es que
mantener una “salud vascular” también nos protege de la aparición de
las demencias, que es en este momento una de las principales
herramientas que se tiene para prevenir el deterioro neurológico.
Para cuidar las neuronas y prevenir el envejecimiento del cerebro se aconseja:
*
Tener el peso controlado a través de una nutrición balanceada, natural y
protectora que incluya pescados, frutas, colina (presente en el hígado,
el huevo y otros alimentos) y té verde.
* Realizar ejercicios físicos regulares, en especial los de tipo aeróbico: caminatas, trote, ciclismo recreativo y natación.
*
Hacer técnicas de relajación. La más sencilla es concentrarse unos
minutos por día en la respiración y prestar atención a la inhalación y
exhalación del aire.
* Realizar controles médicos para
prevenir y detectar la aparición de diabetes, presión arterial elevada y
grasas en sangre (colesterol, triglicéridos).
* Ejercitar el
cerebro. Hacer palabras cruzadas o juegos de estrategias, armar
rompecabezas, leer libros y aprender informática.
* Mantener una activa vida social y hacer actividades recreativas.
Los signos de alerta
Las siguientes conductas pueden ser advertencias de problemas cognitivos que se deben consultar con el médico de cabecera:
1. Cambios en la memoria que interrumpen la vida cotidiana.
2. Dificultades en la planificación o la solución de problemas.
3. Dificultad para completar tareas cotidianas en el hogar, en el trabajo o en el ocio.
4. Confusión con el tiempo o lugar.
5. Dificultad para entender imágenes visuales y relaciones espaciales.
6. Problemas para articular palabras y/o escribir.
7. Perder las cosas y perder la habilidad de recuperar lo olvidado.
8. Disminución en la ideación de frases nuevas.
9. Retiro del trabajo o actividades sociales.
10. Cambios en el estado de ánimo y la personalidad.
Por los doctores Luis Cámera y Daniel Seinhart, director y coordinador general del Seminario Universitario Internacional de Envejecimiento del Hospital Italiano.
1. Cambios en la memoria que interrumpen la vida cotidiana.
2. Dificultades en la planificación o la solución de problemas.
3. Dificultad para completar tareas cotidianas en el hogar, en el trabajo o en el ocio.
4. Confusión con el tiempo o lugar.
5. Dificultad para entender imágenes visuales y relaciones espaciales.
6. Problemas para articular palabras y/o escribir.
7. Perder las cosas y perder la habilidad de recuperar lo olvidado.
8. Disminución en la ideación de frases nuevas.
9. Retiro del trabajo o actividades sociales.
10. Cambios en el estado de ánimo y la personalidad.
Por los doctores Luis Cámera y Daniel Seinhart, director y coordinador general del Seminario Universitario Internacional de Envejecimiento del Hospital Italiano.
Foto: Thinkstock Photos
Fuente: entremujeres.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario