La vitamina D es multifacética: no solamente interviene en la salud
ósea, sino que también tiene acciones sobre la secreción de hormonas, el
sistema inmune, la fuerza muscular, la prevención de algunos cánceres y
la sensación de bienestar general. Por su importancia, está siendo
estudiada nuevamente, y ya hay nuevas facetas descubiertas.
Es
adquirida en un 90% por los rayos UV, y el otro 10% por fuentes
dietarias como el aceite de hígado de bacalao; pescados como el salmón,
arenque, atún, trucha, lenguado y sardinas; también las ostras; la yema
de huevo; cereales y lácteos enriquecidos.
Los rayos ultravioletas
provenientes del sol constituyen la principal fuente de este compuesto.
Las características de dichos rayos dependen de la latitud y de la
altitud. Al ser Argentina un país muy extenso, contamos con distintas
latitudes que van desde 24 grados -en Jujuy- hasta 64 -en la Base
Marambio (Antártida)-.
Otros factores también influyen
negativamente en la síntesis de vitamina D ante la exposición solar: el
avance de la edad, la pigmentación oscura de la piel, el uso de
pantallas solares, la polución atmosférica, la nubosidad y la
vestimenta.
¿Qué factores generan su insuficiencia?
* Bajo consumo de leche fortificada y pescados.
* La prevalencia de sobrepeso y obesidad (la vitamina D queda depositada en el tejido graso).
* Comportamientos más sedentarios.
* Permanencia en lugares cerrados.
* Uso de pantallas solares.
* Disminución en la práctica de actividades recreativas o deportes al aire libre.
* Incremento de la expectativa de vida.
Su
déficit se asocia a hipertensión arterial, aterosclerosis y a un mayor
riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares. Existen trabajos que
refieren una mayor incidencia de cáncer (colon, próstata y mama
principalmente) y de diabetes en pacientes con bajas concentraciones de
vitamina D.
La súper vitamina
Este
compuesto heterogéneo interviene en la salud ósea, mejorando la
absorción intestinal de calcio, los niveles de calcio en sangre y la
fortaleza de los huesos. Pero también tiene otros efectos “no clásicos”
como mantener la masa muscular, mejorar la sensación de bienestar,
favorecer la respuesta inmune a ciertas infecciones y reducir el
desarrollo de enfermedades autoinmunes.
Signos y síntomas
El
paciente puede presentar cansancio por debilidad muscular, mayor
tendencia a las caídas, dolor lumbar ante una compresión
vertebral, pérdida de altura o fractura ante un mínimo golpe (cuando ya
existe osteopenia u osteoporosis).
Ante la presencia de estos
síntomas, es recomendable consultar al médico clínico, ginecólogo o
endocrinólogo. Estos suelen basarse en análisis de laboratorios para
medir los niveles de vitamina D. Si se confirma el déficit se debe
realizar un tratamiento. Puede ser solo con ajustes en la dieta y mayor
exposición solar, o bien agregando suplementos nutricionales.
Las
personas fóbicas al sol, los que tienen algún trastorno en la absorción
de los alimentos, los bebés alimentados exclusivamente con leche
materna, las embarazadas y los ancianos (especialmente los internados o
alojados en instituciones), tienen un alto riesgo de déficit de vitamina
D. Por eso, deben ser evaluados de manera periódica y, de ser
necesario, tratados.
Por la doctora Claudia
Firpo, médica endocrinóloga. Miembro de SAEGRE (Sociedad Argentina de
Endocrinología Ginecológica y Reproductiva).
Fuente: entremujeres.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario