Durante el XIV Congreso Latinoamericano de
Viticultura y Enología realizado por primera vez en Bolivia, la
especialista argentina en vinos remarcó el momento irregular que vive el
sector agobiado por la competencia de otras bebidas y por los problemas
climáticos que afectan la oferta de uva. A su vez, destacó el ingreso
de nuevos países a la industria vitivinícola a la que calificó como una
bocanada de aire puro y de imaginación.
¿Cuál es la realidad del sector vitivinícola en el mundo?
El sector como toda actividad sufre por el impacto de la crisis económica. De manera general se puede decir que en algunos lugares la industria tiene problemas, pero en esta actividad la cultura y la tradición son muy importantes, eso permite que el que elabora vinos tenga una espalda que le permita sobrellevar los malos momentos.
Por eso las grandes y tradicionales vitiviniculturas del mundo se siguen sosteniendo por los pequeños productores. Esto sucede en España, Italia y Francia y en los países con reciente tradición vinera como Argentina y Chile, que en poco tiempo tuvieron un gran desarrollo.
¿Cuál es el aporte de los países con poca tradición vitivinícola?
En este punto, países como Chile, Bolivia, Nueva Zelanda, India, China están más interesados en el producto, es decir que trabajan por una bebida de calidad y eso sin dudas fortalece el sector. También los empresarios que están en pleno crecimiento realizan más inversiones, se animan a comprar tecnología y a gastar recursos en la investigación de nuevas variedades de uva y así obtener nuevas ofertas. Estos países son el pilar fundamental de la industria.
¿En qué niveles está el consumo de vino en la región?
A manera de ejemplo, en la década del 60, en Argentina se consumían cada año 90 litros de vino por persona, esta cifra fue cayendo a 60 litros, luego pasó a 50 y en la actualidad solo se llega a los 30 litros. Esta es una realidad en la mayoría de los países productores de vino.
¿A qué se debe esta situación?
Principalmente a un cambio cultural, debido a que las exigencias laborales son diferentes y exigen que las personas estén más tiempo fuera de sus hogares.
No se debe olvidar de que el vino es una bebida que se comparte en familia y estos encuentros se han limitado solo a la noche y son cada vez más breves, por lo que el ritual de compartir se está perdiendo.
A eso se debe sumar que en la actualidad hay una cantidad enorme de otras bebidas alcohólica y sin alcohol que antes era impensable que estén en la mesa.
¿Cómo salir de este problema o tendencia a consumir menos vino?
La viticultura debe seguir manteniendo su posición tradicional, con su estructura en la que los vinos blancos sean frescos, pero con un buen contenido de alcohol, mientras que los vinos tintos sean más añejados, eso pensando en los clientes cautivos. Pero si se quiere dar un salto de calidad y cantidad se debe trabajar para captar a un segmento nuevo de consumidores que no tiene incorporada la cultura del vino, por lo que demandan otro tipo de productos de la industria.
¿Cómo sería ese nuevo vino?
Un poco más frutado, con menos alcohol, con un poquito de azúcar, unas burbujitas, vinos que sean más atractivos y atrapantes. Nos debemos poner en el lugar de una persona que nunca bebió vino, un consumidor de unos 25 años que si le ofrecemos una bebida tradicional puede ser muy agresivo para su paladar. Se debe pensar en un vino comercial, fácil de tomar, menos estructurado para no seguir perdiendo consumidores.
Fuente: http://www.eldeber.com.bo/claudia-quini-el-cambio-cultural-y-de-vida-redujo-el-consumo-de-vino/131208223530
Fuente: Area del Vino
¿Cuál es la realidad del sector vitivinícola en el mundo?
El sector como toda actividad sufre por el impacto de la crisis económica. De manera general se puede decir que en algunos lugares la industria tiene problemas, pero en esta actividad la cultura y la tradición son muy importantes, eso permite que el que elabora vinos tenga una espalda que le permita sobrellevar los malos momentos.
Por eso las grandes y tradicionales vitiviniculturas del mundo se siguen sosteniendo por los pequeños productores. Esto sucede en España, Italia y Francia y en los países con reciente tradición vinera como Argentina y Chile, que en poco tiempo tuvieron un gran desarrollo.
¿Cuál es el aporte de los países con poca tradición vitivinícola?
En este punto, países como Chile, Bolivia, Nueva Zelanda, India, China están más interesados en el producto, es decir que trabajan por una bebida de calidad y eso sin dudas fortalece el sector. También los empresarios que están en pleno crecimiento realizan más inversiones, se animan a comprar tecnología y a gastar recursos en la investigación de nuevas variedades de uva y así obtener nuevas ofertas. Estos países son el pilar fundamental de la industria.
¿En qué niveles está el consumo de vino en la región?
A manera de ejemplo, en la década del 60, en Argentina se consumían cada año 90 litros de vino por persona, esta cifra fue cayendo a 60 litros, luego pasó a 50 y en la actualidad solo se llega a los 30 litros. Esta es una realidad en la mayoría de los países productores de vino.
¿A qué se debe esta situación?
Principalmente a un cambio cultural, debido a que las exigencias laborales son diferentes y exigen que las personas estén más tiempo fuera de sus hogares.
No se debe olvidar de que el vino es una bebida que se comparte en familia y estos encuentros se han limitado solo a la noche y son cada vez más breves, por lo que el ritual de compartir se está perdiendo.
A eso se debe sumar que en la actualidad hay una cantidad enorme de otras bebidas alcohólica y sin alcohol que antes era impensable que estén en la mesa.
¿Cómo salir de este problema o tendencia a consumir menos vino?
La viticultura debe seguir manteniendo su posición tradicional, con su estructura en la que los vinos blancos sean frescos, pero con un buen contenido de alcohol, mientras que los vinos tintos sean más añejados, eso pensando en los clientes cautivos. Pero si se quiere dar un salto de calidad y cantidad se debe trabajar para captar a un segmento nuevo de consumidores que no tiene incorporada la cultura del vino, por lo que demandan otro tipo de productos de la industria.
¿Cómo sería ese nuevo vino?
Un poco más frutado, con menos alcohol, con un poquito de azúcar, unas burbujitas, vinos que sean más atractivos y atrapantes. Nos debemos poner en el lugar de una persona que nunca bebió vino, un consumidor de unos 25 años que si le ofrecemos una bebida tradicional puede ser muy agresivo para su paladar. Se debe pensar en un vino comercial, fácil de tomar, menos estructurado para no seguir perdiendo consumidores.
Fuente: http://www.eldeber.com.bo/claudia-quini-el-cambio-cultural-y-de-vida-redujo-el-consumo-de-vino/131208223530
Fuente: Area del Vino
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