Michelines, barriga cervecera, la curva de la felicidad... Son muchas
las palabras que se asocian con la grasa abdominal y no todas se
vinculan con un riesgo para la salud sino como un síntoma del paso de
los años o de constumbres laxas. Sin embargo, cada vez son más los
estudios que evidencian que el lugar donde se coloca la grasa importa y
que un gran diámetro del abdomen se asocia a una peor salud en el
futuro. La última publicación en este sentido apunta a que las personas
con un estómago orondo tienen más probabilidades de sufrir cáncer o un problema cardiaco que aquellos que, aun teniendo el mismo nivel de sobrepeso u obesidad, tienen un abdomen menos curvo.
"Dada la epidemia mundial de obesidad, la identificación de las
personas con alto riesgo es importante, porque nos permite dirigirles
medidas preventivas y terapéuticas", explica Kathryn A. Britton,
principal investigadora del estudio y doctora en el Hospital Brigham and
Women de Boston (EEUU).
En su trabajo, publicado en la revista 'Journal of the American College of Cardiology', analizaron los datos de 3.086 participantes (con una edad media de 50 años) procedentes del estudio Framingham Heart,
una de las mayores investigaciones de población que se ha realizado
sobre salud. Los investigadores llevaron a cabo mediciones mediante un
escáner de grasa abdominal, de tejido adiposo alrededor del corazón y de
la arteria aorta de los participantes y les siguieron durante siete
años para detectar la aparición de algún problema cardiaco o de cáncer.
Durante todo el tiempo de seguimiento, se detectaron 90 problemas
cardiovasculares, 141 casos de cáncer y 71 muertes. La grasa abdominal,
que es un indicador de la grasa alrededor de los órganos o grasa
visceral, fue asociada con un aumento del 44% del riesgo de enfermedad
cardiovascular y con un 43% para el de cáncer.
"Contrariamente a los estudios publicados anteriormente donde
comparaban IMC y la circunferencia de la cintura, la presencia de grasa
abdominal mejoró la capacidad de predecir la enfermedad cardiovascular,
respaldando la hipótesis de que la grasa abdominal puede estar
sustentando en parte la asociación entre grasa corporal y enfermedades
como las cardiovasculares y el cáncer", explica Caroline S. Fox, otra
autora del estudio e investigadora en el Laboratorio Nacional para la
Sangre, el Corazón y el Pulmón y responsable del estudio de población
Framingham.
Fuente: elmundo.es
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