El ejercicio supone no solo una actividad exterior en lo que a
movimientos y posturas se refiere, sino que también constituye un
trabajo a nivel interno, ya que conseguimos mover la maquinaria interna.
En este proceso entran en escena las diferentes glándulas del
organismo, órganos clave a la hora de obtener energía y hacer que el cuerpo funcione correctamente durante el ejercicio, ya que ellas son las que segregan la diferentes hormonas necesarias
para poder llevar a cabo la actividad deportiva, y las causantes en
muchos casos de los diferentes cambios que vamos a sufrir en nuestro
organismo.
Normalmente cuando nos mantenemos en una situación de reposo el
organismo funciona de forma relajada. No es necesario echar mano de
energía rápida que en otras circunstancias sí que necesitaríamos. En
estos momentos la producción de hormonas es más reducida. En cambio, cuando practicamos deporte las necesidades corporales cambian, lo que nos lleva a aumentar la producción de hormonas, algo que no debemos pasar por alto.
Como hemos comentado en infinidad de ocasiones, las hormonas son
necesarias para que podemos realizar las diferentes acciones corporales.
Son segregadas por las glándulas que tenemos en el organismo, y se
trata de sustancias químicas encargadas de hacer que el organismo lleve a cabo sus funciones.
En el caso del deporte, la obtención de energía es lo función principal
en la que se centra el organismo, ya que con la actividad el consumo es
elevado y es necesario un correcto transporte y aprovechamiento de la
misma a través del organismo. En este punto las hormonas son muy
importantes.
Cuando realizamos ejercicio el cuerpo aumenta la secreción de
algunas hormonas en detrimento de otras que no se producen de la misma
manera. El motivo de esto es la glucosa que trasporta
la sangre y que es la que desencadena esta actividad de las glándulas
para que la aprovechemos al máximo y así obtener energía. Por ello
debemos tener en cuenta las diferentes hormonas que se liberarán
mientras practicamos ejercicio y las que se dejarán de producir.
La insulina es una de las hormonas que se dejan de
producir cuando realizamos ejercicio. El páncreas, que es el órgano que
se encarga de generar esta hormona, deja de funcionar, y es que la
insulina es la encargada de reducir los índices de glucemia en sangre.
Como el cuerpo necesita energía cuando practicamos deporte esta hormona
deja de actuar para que aprovechemos la glucosa y no la almacenemos.
No solo la insulina se ve afectada, sino que otras hormonas como el
glucagón, la adrenalina y la noradrenalina, somatotrofina, el cortisol y
la cortisona, la triyodotironina y la tiroxina se ven afectadas por el
ejercicio, ya que el organismo las libera en mayor cantidad para poder
hacer frente al ejercicio físico que vamos a realizar. Son las encargadas de obtener glucógeno mejorando
el riego sanguíneo y la recepción de la energía por parte de las
células, al igual que logran obtenerlo de las reservas de grasa del
organismo.
Es importante que tengamos en cuenta que el deporte desencadena un
proceso hormonal intenso según el cual el organismo se prepara
internamente para abastecernos de energía y obtenerla de donde sea, lo
que hace que reduzcamos las reservas de grasa y aceleremos este proceso, que en reposo no tiene lugar.
Imagen | nookiez
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Fuente: vitonica.com
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