
Encontramos en nuestro vino cotidiano.
La vitamina C cuya acción sobre el tonus general, la forma física, la resistencia a la fatiga y al frío, es bien conocida. Así el organismo de un deportista necesita de 2 0 3 veces más vitamina C que un individuo en reposo.
La vitamina P (C2) factor de ahorro de la vitamina C, que aumenta la resistencia y produce un efecto real sobre ciertos estados de astenia con hipotensión. Lavollay y Sevestre atribuyen desde luego la acción tonificante del vino a su contenido en vitamina P.
La vitamina B2 (riboflavina) considerada de utilización nutritiva. Interviene en el metabolismo de los glúcidos, de los prótidos, de las vitaminas A, Bl y PP y de las hormonas corticosurrenalianas.
La vitamina B3 poderoso estimulante del funcionamiento de las células. Andross ha demostrado por otra parte que la productividad aumenta cuando se provee de una cantidad importante de estas vitaminas a ciertos grupos de obreros u otras personas que realizan grandes esfuerzos físicos continuados.
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