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martes, 20 de agosto de 2013

Guerra a las grasas: ¿se puede adelgazar en forma localizada?

Hablar de grasa corporal no es lo mismo que hablar de sobrepeso. Es más, podemos ser flacas y, sin embargo, tener esos molestos “rollitos” en algunas zonas. Para buscar una solución, charlamos con varios especialistas.

Aunque la tildemos de “mala palabra”, la grasa es un componente fundamental en nuestro cuerpo: actúa como reserva energética y mantiene el calor corporal, entre otras funciones. Por eso, es importante saber cuánto es normal y cuánto es excesivo o deficitario. También, cuál es su diferencia con el sobrepeso corporal.

¿Es lo mismo hablar de sobrepeso que hablar de grasas localizadas?
No, no es lo mismo. “El sobrepeso se define como el aumento de peso corporal para la altura de esa persona, pero puede deberse a líquidos retenidos, a un aumento de la masa muscular (por ejemplo, por realizar ejercicios físicos destinados a ello) o por incremento de la grasa corporal”, responden  Mónica Yedvab, Daniela Pasqualini y Paula Amiano, especialistas en nutrición de la Universidad Abierta Interamericana (UAI). Y agregan que las grasas localizadas no necesariamente indican sobrepeso ni estrictamente deben ser corregidas.

¿Una persona puede ser delgada y, sin embargo, tener exceso de grasa corporal?
Así es. “Algunas personas pueden estar en su peso normal pero tener la masa muscular disminuida y esto enmascara un aumento de la grasa en su composición corporal. Incluso puede estar localizada en la zona del abdomen (el típico flaco con panza), lo cual aumenta el riesgo cardiovascular”, responde Luciano Betti, nutricionista del gimnasio Corpo Gym.

¿Qué cantidad de grasa es saludable y cuál no?
El porcentaje de grasa corporal normal varía según el sexo. “Las tenemos más grasa que los hombres, por cuestiones hormonales y reproductoras. En una mujer con peso normal y nivel de actividad física moderado podemos encontrar entre el 17 y el 23% de contenido graso en el organismo. En un hombre el porcentaje puede ser de entre el 12 y el 19%”, explica el equipo de la UAI. ¿Cuándo hay exceso? Cuando una mujer tiene más del 24% y un hombre supera el 20%.

¿Cómo detectamos el exceso? ¿Es lo que sobra a simple vista?
“En la actualidad hay muchos dispositivos que por distintos mecanismos miden la grasa en el cuerpo. Los licenciados en nutrición utilizan mediciones antropométricas a través de calibres, que miden la grasa subcutánea junto a otras mediciones de circunferencias e índices, para así aconsejar adecuadamente a sus pacientes”, responden los expertos de la UAI. “Más que el peso, es importante conocer qué parte del cuerpo está compuesto por grasa y qué porción es masa muscular”, agregan.

¿Cuáles son las zonas más difíciles para las mujeres?
En las mujeres, las caderas son el principal lugar de localización de la grasa debido a las hormonas y la genética. “Esto no quiere decir que tengamos un problema hormonal. Lo que nos ocurre es ´normal´ pero, por diversas causas como el sedentarismo o las dietas inadecuadas, esa grasa se acumuló en exceso", explicó Liliana Gómez, médica esteticista, en una nota de Entremujeres. Allí cuenta que esta adiposidad no sólo distorsiona nuestra imagen, sino que también sentimos dolor cuando presionamos la zona.

¿Se puede “apuntar” directamente a lo que sobra, sin adelgazar el resto del cuerpo?
“Podemos reducir la grasa corporal de una zona determinada, pero no hay un único tratamiento dietético ni un ejercicio en concreto que logre reducir sólo la grasa corporal de una zona del cuerpo. Es decir, que se puede reducir la grasa localizada pero junto al resto de grasa del cuerpo y no sólo de una zona exclusiva”, señalan desde la UAI. Pero nos dan una buena noticia: cuando se reduce (a niveles generales) la grasa corporal, la pérdida es más notoria en las zonas difíciles: el abdomen en los hombres y las caderas en las mujeres.

Ahora sí, las soluciones…

“Sin duda, una nutrición equilibrada y sostenida en el tiempo es fundamental. Se suman otros pilares como la actividad física, los tratamientos estéticos, la medicación y la cirugía en los casos que sea necesario, algo que debe decidir un profesional”, dice el licenciado Betti. Veamos, uno por uno, estos aspectos:

* Alimentación: hay que controlar lo que comemos. “Se trata de una ecuación mátemática: aumentamos el gasto (con actividad física) y disminuimos el aporte de energía, sobretodo de calidad deficiente: grasas animales en exceso, azúcares, golosinas y gaseosas”, explican los nutricionistas de la UAI.
* Ejercicio físico: lo ideal es seguir un plan integral y planificado, como el que nos armó Fede Delpiano, personal trainer, en esta nota de Entremujeres.
* Tratamientos estéticos: “Siempre bajo control y supervisión médica, existen tratamientos especialmente dirigidos para la resolución de cada caso. Deben ser combinados con la acción de profesionales esteticistas entrenados, aparatología médica y técnicas mínimamente invasivas realizadas por médicos”, explica la médica esteticista Liliana Gómez, que dió más detalles en esta nota.
* Prevenir, antes que curar. Pensemos que todo esto lleva tiempo y cuanto más pase, más difícil será revertirlo. Así que la prevención, a través de los buenos hábitos de vida, es algo fundamental.

Foto: Thinkstock Photos
Fuente: entremujeres.com

lunes, 22 de julio de 2013

Los quesos agrupados según su contenido de grasas

Los quesos son alimentos fuente de proteínas de origen animal y además, poseen importante cantidad de calcio, un mineral que no puede faltar en la dieta diaria, pero si no escogemos adecuadamente, los quesos también pueden aportar mucha grasa, por eso, a continuación de mostramos estos alimentos agrupados según su contenido de grasa.

Por cada 100 gramos de queso podemos clasificar en desnatados a aquellos que poseen menos de 10% de grasa, en magros a aquellos que tienen entre 10 y 24,9% de grasa, en semigrasos a aquellos que tienen entre 25 y 29,9% de lípidos en su composición y a los que poseen más de un 30% de grasa los consideraremos grasos

Como podemos ver, hay escasa cantidad de quesos desnatados y ellos son precisamente los que menos maduración tienen y mayor contenido de agua poseen, en cambio, a menor humedad y más dureza del queso, más se concentra el contenido de grasas y calorías del alimento.

Para que podamos escoger la mejor variedad en función de la dieta y nuestras necesidades, es importante tener en cuenta el contenido de grasa de los quesos.

Para los que quieren llevar una dieta saludable, todos los quesos son buenas opciones, por supuesto, sin dejar de considerar que los quesos más grasos deben consumirse en menor cantidad que aquellos con menor aporte energético y de lípidos.

Por otro lado, para quienes poseen colesterol alto o para quienes emplean una dieta hipograsa, lo mejor será escoger a diario quesos desnatados y para preparaciones, quesos magros, limitando lo más posible el consumo de quesos semigrasos y grasos.

Simplemente para que conozcamos un poco más acerca de estos nutritivos y ricos alimentos, hoy te mostramos los quesos agrupados según su contenido en grasas.

Imagen | Cx ed

Fuente: vitonica.com

jueves, 18 de octubre de 2012

¿Dónde y cómo se almacena la grasa en nuestro cuerpo?

La grasa es una forma eficiente que tiene el organismo de guardar energía. Lo hace en células llamadas adipocitos, cuya acumulación forma el tejido adiposo. Como todos sabemos, un exceso de este tejido nos va a traer problemas de salud, sobre todo con las llamadas enfermedades metabólicas. Cuando nuestro organismo decide almacenar grasa, tiene varias formas y varios sitios donde hacerlo, veamos dónde y cómo almacena la grasa nuestro cuerpo.
  • Grasa subcutánea: son los conocidos “michelines”. Es la grasa que se va a acumular debajo de nuestra piel y la que normalmente perdemos con más facilidad cuando hacemos ejercicio. Según la genética y nuestra hormonas, la grasa se puede acumular más en unas zonas que en otras. En los hombres por ejemplo tenderemos a almacenar más en la barriga y torso, mientras que en las mujeres esta grasa subcutánea es más proclive a centrarse en caderas y muslos.

  • Grasa visceral: esta grasa ya está más interiorizada en nuestro organismo. Se localiza alrededor de los órganos, algo que va a suponer un peligro si está en exceso. Normalmente un exceso de grasa visceral va precedido de un exceso de grasa subcutánea, de ahí la importancia en nuestra salud de evitar desarrollar una barriga prominente.

  • Grasa intramuscular: es muy poca la grasa que se va a depositar entre las fibras musculares. Normalmente no se suele hablar de esta localización de grasa porque su cantidad es muy inferior en comparación con las otras dos. Es en personas obesas donde se empieza a apreciar un mayor almacén de grasa en músculo, algo que por otro lado puede contribuir a hacernos resistentes a la insulina, causa de diabetes.
Si nuestros niveles de grasa son considerados dentro de la normalidad, habrá un equilibrio en la distribución de grasa. En el momento en que los niveles de grasa aumentan, serán nuestra genética y estado hormonal los que decidan dónde almacenar esa grasa. La testosterona del hombre suele hacer que se almacene en barriga y torso y los estrógenos de la mujer en caderas y muslos, de ahí la famosa forma de manzana y pera en hombre y mujer respectivamente.
 
El problema es que al sobrecargar los almacenes de grasa, se entorpecen muchos procesos metabólicos, comenzando a aumentar el riesgo de sufrir diabetes, dislipemias o hipertensión. No hay nada como el ejercicio y la buena alimentación para mantener nuestro reparto graso a raya.


Fuente: vitonica.com

viernes, 5 de octubre de 2012

Tres maneras de reducir los antojos colmados de grasas

Si con frecuencia sientes deseos de consumir un bollo o unas patatas fritas o bien un pastel de nata y chocolate, los siguientes consejos podrán ayudarte, pues hay tres maneras de reducir los antojos colmados de grasas y no tener que enfrentarnos a la tentación repetidas veces:
  • Dile adiós al estrés: duerme lo suficiente, realiza actividades relajantes y dile adiós al estrés andando, leyendo o escuchando tú música preferida, pues estar estresado o no haber descansado bien, eleva los niveles de una hormona liberada en el estómago llamada grelina que nos empuja a comer más y sobre todo, a preferir alimentos grasos.
  • Reduce las comidas compradas o elaboradas fuera de casa: cuanto más comes más quieres, eso es lo que produce la ingesta de comida rápida, pues está comprobado que la comida que podemos adquirir en un fast food, los alimentos grasos nos estimulan a comer más alimentos grasos.
  • Dile adiós a los alimentos adictivos: los alimentos adictivos son aquellos que no sacian y que poseen simultáneamente grasas y azúcares, por ejemplo: bollos, helado, nata y azúcar, pasteles y demás. Si frecuentemente consumes estos alimentos más alimentos grasos querrás y difícilmente te llenaras, por eso, reduce los alimentos adictivos en tu dieta y procura consumir menos azúcares junto a grasas.
Con estos tres consejos puedes reducir tus antojos colmados de grasas y así, disminuir su presencia en la dieta en beneficio de la salud del organismo.

Fuente: vitonica.com

martes, 29 de mayo de 2012

No olvidemos las grasas en la dieta del deportista

Si hablamos de la dieta del deportista, habitualmente no perdemos de vista la importancia de las proteínas y los hidratos en la misma, dada sus relevantes funciones en el desempeño deportivo. Sin embargo, no debemos olvidar las grasas en el deportista que también se requieren para optimizar su rendimiento, recuperación y demás. 

Las grasas deben estar presentes en la dieta del deportista en cantidades adecuadas y siempre escogiendo fuentes de calidad, pues sobre todo se corre riesgo de no incorporar ácidos grasos esenciales que el cuerpo no produce si limitamos la ingesta de grasa. 

Por otro lado, las grasas aportan energía que permite reducir la sensación de fatiga y además, resguarda el uso de proteínas para fines energéticos y cuida las reservas de hidratos que se utilizarán en plena actividad.

Una adecuada ingesta de grasas también permitirá absorber adecuadamente nutrientes liposolubles como lo son la vitamina A y E con función antioxidante.

Si priorizamos el consumo de ácidos grasos monoinsaturados, podemos obtener ventajas sobre la reducción de la inflamación, así como sobre la circulación sanguínea, algo de gran importancia para la contracción muscular y la recuperación tras el esfuerzo.

Por supuesto, podemos obtener buenas grasas y otros micronutrientes valiosas si escogemos fuentes alimenticias saludables como pueden ser el aguacate, los frutos secos, el pescado, las aceitunas, el aceite de oliva, semillas u otros.

Fuente: vitonica.com

jueves, 3 de marzo de 2011

Tips para quemar grasas


  • Como dato casero para adelgazar es aconsejable tomar TÉ ROJO PU ERH, llamado el "devorador de grasas", por sus efectivos resultados.
  • Agrégale agua al jugo En vez de tomarte un jugo normal, ponle la mitad de agua para alargarlo. Puedes disminuir 85 calorías por vaso aprox.
  • La comidad cacéra tiene muchísmas menos calorías que la comida en restaurant ya que para que los alimentos se sientan muy sabrosos utilizan grandes cantidades de aceites y si es frito peor. Una comida cacera tiene al menos 300 calorías menos que una similar en un restaurant.

    Prefiere los alimentos amargos
    : Los alimentos amargos tienen un principio activo que mejora la función hepatica, es decir ayudás a este órgano vital a hacer mas efectiva su función de desintoxicar la sangre y con ello tu cuerpo será mas eficiente eliminando las grasas. Los alimentos amargos mas conocidos:

    Té verde
    Pomelo
    Alcaucil
    Berenjena
    Diente de León
    Lechuga Scarola
    Mate
    Toronjil
    Hercampuri
  • Usa semilla de Chia La Chia es alta en fibra, y tiene la capacidad de expandirse en el estómago lo que te ayuda a saciarte más rápido, a eliminar calorías y a tener una mejor digestión.
  • Hazte un exámen de sangre ya que según estudios de cada 12 mujeres (la mayoría no lo saben) tiene algún problema en la tiroides, lo que puede causar que su metabolismo sea lento y por resultado mayor asimilación de grasas.
  • Entre más agua tomes, es mejor para tu cuerpo, además de que te llena el estómago y te quita un poco el hambre.

  • Engaña a tus papilas gustativas. Chupar una pastilla de menta o eucalipto puede ayudar a que se te quite la ansiedad de comer.
  • Ensalada en trozos Corta los pedazos de lechuga, zanahoria, tomate, etc, en trozos grandes (en lugar de rallarlos o cortarlos pequeños), te cuesta más trabajo masticar pedazos grandes, entonces lo más seguro es que mastiques más y comas menos.
  • Anota lo que comes Escribir lo que comes te puede ayudar a tener más control, no tiene que ser super exacto, pero el escribir ayuda a más o menos saber lo que has comido en el día y controlarte.
  • Menos cantidad de comida Es muy fácil que se te pase la mano comiendo, por ejemplo, pastas. Por eso, antes de empezar a comer, mida la cantidad de lo que vas a comer, para que no comas de más.
CHitosán para los excesos. Muchas veces es inevitable exederse en alimentos sobre todo en reuniones sociales por lo que tener cápsulas de chitosán a mano te ayudarán a reducir hasta 220 kcal. de una vez. El chitosán atrapa las grasas, este producto no se absorve por el organismo por lo que una vez que atrapa las grasas estas son eliminadas en la digestión .
  • Quita las grasas con una servilleta Aunque a la vista de los demás se vea algo raro Absorbe la grasa con una servilleta de papel puedes deshacerte de casi una cucharita de aceite (o 40 calorías y 4.5 gramos de grasa), de dos pedazos de pizza.

  • Come alimentos "pesados" Las calorías y los gramos de grasa de la comida no es lo que te llena, sino el peso de la comida. Come menos y siéntete satisfecha con alimentos pesados pero bajos en calorías (naranjas, frutillas, toronjas, espinaca cocida, brócoli, etc)

viernes, 28 de enero de 2011

Las grasas me deprimen


Mejor frutos secos que grasas. No sólo por cuestiones cardiovasculares, sino por salud mental. El consumo de grasas saturadas y trans, presentes sobre todo en los productos industrializados y la comida rápida, incrementa el riesgo de sufrir depresión. "En comparación con las personas que no las ingieren, sus probabilidades se incrementan en un 42%", revela un estudio publicado en la revista científica 'PloS One'.

"Nuestro objetivo era analizar el rol de las distintas grasas en el desarrollo de la depresión. Apenas hay literatura científica al respecto", expone a ELMUNDO.es Miguel Ángel Martínez-González, director de la investigación, realizada por las universidades de Navarra y Las Palmas de Gran Canaria. Al contrario que las trans, añade, "descubrimos que el aceite de oliva y las grasas poliinsaturadas (abundantes en el pescado) protegen contra las enfermedades mentales y están asociadas con un menor riesgo de depresión".

Estos resultados podrían explicar por qué hay mayor incidencia de depresión en el norte que en el sur de Europa. Según Martínez-González, también catedrático de Salud de Medicina Preventiva en la Universidad de Navarra, "en países como España y Grecia, consumimos más legumbres y, lo que es más decisivo, usamos mucho el aceite de oliva. En Holanda, Noruega, Dinamarca, etc., se consumen más lácteos (grasas saturadas), mucho pan untado con margarina (con trans) y bollería industrial".

En los últimos años se ha incrementado este problema de salud mental y, de forma paralela, parece que también empezamos a sustituir las verduras y el pescado por productos industriales como bollería y comida rápida. "Nuestro patrón de dieta es cada vez más americano. Incorporamos más grasas trans", remarca el especialista.

Los resultados confirman esta asociación. Después de examinar la dieta diaria y el estilo de vida de 12.059 personas durante una media de seis años, y teniendo en cuenta la posible influencia de otros factores, "observamos que un 30% las depresiones serían atribuibles a un alto consumo de grasa perjudicial", concluyen los científicos españoles.

Actualmente, la depresión afecta a unos 150 millones de personas en el mundo. Como recuerda Miguel Ángel Martínez-González, "se trata de la primera causa de pérdida de años de vida sana en los países desarrollados (por años de incapacitación e incluso suicidios), por lo que las acciones preventivas son fundamentales". Y dadas las conclusiones del artículo, la dieta podría ser una gran apuesta para el abordaje de este problema de salud pública.

Dieta y pérdida de memoria

De la misma manera que el tipo de alimentación influye en las probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares, también lo hace en el desarrollo de depresiones y en el deterioro cognitivo. En este sentido, otro estudio, publicado esta semana en la revista 'Neurology' y realizado en el Instituto Francés de Investigación para la Salud (INSERM), confirma la asociación entre el síndrome metabólico y la pérdida de memoria en las personas a partir de los 65 años. Es decir, aquellos que tienen hipertensión, obesidad y diabetes tienen un 20% más de riesgo de presentar deterioro en dicha función mental.

Al final, somos lo que comemos y está demostrado, tal y como indica Miguel Ángel Martínez-González, que "la dieta mediterránea reduce las probabilidades padecer diabetes, hipertensión y obesidad", y por lo tanto, del deterioro cognitivo que pudieran producir estas afecciones.

Lo ideal sería, concluye el investigador español, "que los fabricantes de alimentos quitasen las grasas perjudiciales o al menos informasen de este contenido en el etiquetado. Tendría que estar legislado".

Fuente: elmundo.es

viernes, 3 de diciembre de 2010

Principios alimenticios para ponerse en forma (IV)


En la tercera entrada de los principios alimenticios para ponerse en forma comentábamos la función de las proteínas en la reconstrucción del tejido muscular, así como otros aspectos importantes como su difícil transformación a grasa y el control en su ingesta.

Así que con esta nueva entrada de los principios alimenticios para ponerse en forma, llegamos al tema de las grasas. Como antes hemos hecho, ahora tampoco vamos a profundizar exhaustivamente con tecnicismos de cómo se unen sus moléculas de glicerina ni definiciones demasiado amplias. Simplemente hablaremos de lo que nos interesa de la grasa para confeccionar nuestra futura dieta.

Como todos nos podemos imaginar la grasa no se tiene que transformar en grasa puesto que ya lo es y por tanto se almacena siempre como tal, y se puede decir que es un combustible energético muy pobre para nuestro organismo, es como hablar del diesel y el gasoil, la grasa es el diesel que se usa para momentos en los que no se necesita mucha energía, por ejemplo trotando, dando paseos o ejercitándose a un 65% de nuestro ritmo cardiaco máximo (pero esto ya se tratará en otra entrada).

Podemos pensar entonces que lo ideal es no tomar nada de grasa, ¿verdad? Pues la verdad que esto no es cierto, lo ideal es tomar grasa con moderación pero que sea grasa “buena”. Se llama grasa “buena” a las grasas insaturadas (que pueden ser monoinsaturadas o poliinsaturadas), mientras que las que conocemos como grasas “malas” son las grasas saturadas y las grasa trans, que podemos decir que eran insaturadas que han pasado a ser saturadas.

Con esto sabemos que debemos evitar las “malas” ya que elevan el colesterol, algunos ejemplos: bollería industrial, mantequillas, aceite de coco, aceite de cacahuete, crema de cacao, sebos, mantecas… Nuestro cuerpo sólo las usa básicamente para producir energía, pero como hemos hablado antes cuando no se necesita de energía de calidad como el glucógeno.

Las grasas “buenas” reducen el colesterol, ayudan a asimilar las proteínas, a proteger órganos vitales, ayudan a retrasar el catabolismo muscular… de ahí lo de buenas, pero se deben comer con moderación. Ejemplos de alimentos que tienen estás grasas: frutos secos, aceite de oliva, aceites de pescado, girasol, soja…

Aunque habíamos dicho que no íbamos a entrar en mucho detalle creemos que es importante hablar de dos subtipos de grasas poliinsaturadas como son: las grasas omega 6 que se encuentran en las semillas de girasol, el germen de trigo, el sésamo, las nueces, la soja, el maíz y sus aceites; y las grasas omega 3 que se encuentran en varios pescados azules como el salmón, la caballa, el arenque o la trucha, y también en distintos frutos secos y aceites como las nueces, semillas de colza, semillas de soja, semillas de lino y sus aceites. Debemos saber básicamente que son muy necesarios para el crecimiento y el desarrollo, así como para mantener una buena salud.

Ahora que ya sabemos que son las grasas, los hidratos y las proteinas, podemos entender que debemos comer, como y cuando, así que en la próxima entrada hablaremos de la dieta.

Fuente: vitonica.com

viernes, 26 de noviembre de 2010

Un café antes de entrenar nos puede ayudar a quemar más grasas


Pero no nos equivoquemos, el café no va a hacer milagros ni vamos a notar los resultados al instante.

La cafeína, al ser un estimulante ayuda a liberar ácidos grasos de los adipocitos, lo que aumenta la posibilidad de disponer de esta energía por parte de nuestras células, pero el ejercicio va a ser fundamental para quemarlos.

Un café puede ayudarnos a quemar más grasa en el entrenamiento, pero también tenemos que entrenar lo suficiente como para movilizar y quemar esos ácidos grasos. También se tiene que disponer de recursos para quemar las grasas, es decir, de mitocondrias. De nada sirve tener disponibles grasas para quemar si no hay espacio suficiente en el “horno”.

En consecuencia, si somos sedentarios y pretendemos tomarnos un café y salir a andar media hora para quemar grasa, esto no va a tener mucho sentido. En cambio, si tenemos cierta base de trabajo físico, un café puede contribuir a la quema de un mayor porcentaje graso cuando hacemos una actividad física.

Pero también hay que tener otra cosa en cuenta, y es que los que no estamos acostumbrados a tomar café, ésto puede ser más un perjuicio que un beneficio a la hora de hacer deporte, porque puede dar lugar a cierta deshidratación, nerviosismo o exceso de estimulación digestiva. En definitiva, cada cual tiene que valorar si un café antes de la actividad física le puede hacer bien. Milagros desde luego no hace, pero puede ser una ayuda más.

Fuente: vitonica.com

martes, 5 de octubre de 2010

Las vitaminas son imprescindibles para quemar grasa

El metabolismo es complejo y para realizar ciertas reacciones se requieren de moléculas como la vitaminas para que el proceso sea adecuado y óptimo.

Un aporte inadecuado de vitaminas puede afectar a la quema de grasa
, por eso cuando hacemos una dieta de adelgazamiento es importante que la alimentación sea completa, para que los proceos metabólicos no se vean afectados.

Dichas vitaminas actúan como enzimas en las reacciones, y sin ellas se interrumpe el proceso, dificultando el metabolismo graso. El cumplir la regla de:“cinco raciones de frutas y verduras diarias” puede solucionar el problema y hacer que el aporte vitamínico no se vea en peligro.

Cuando de perder grasa se refiere, sólo se nos viene a la cabeza dejar de comer para no ingerir calorías, pero el perder peso a base de grasa va más allá y si mantenemos la máquina del organismo bien engrasada podemos optimizar esa pérdida de grasa. Las vitaminas son una pieza fundamental de ese engranaje, para que la grasa se oxide correctamente, al igual que hacer una actividad física adecuada y contínua.

De ahí que el aporte de todo tipo de frutas también sea importante en una dieta de adelgazamientos, ya que al restringir la cantidad de calorías, debemos de asegurarnos que ingerimos todos los micronutrientes en sus cantidades adecuadas, sino empezaremos a tener deficiencias, y el fallo del metabolismo es uno de ellos.

Fuente: vitonica.com

domingo, 29 de agosto de 2010

Para adelgazar: ¿reducimos grasas o hidratos?


Para adelgazar es necesario provocar un balance calórico negativo, pero dicho déficit de energía podemos lograrlo de diferentes maneras o combinando variadas estrategias. En lo que respecta a dieta, es eterna la guerra entre dietas bajas en hidratos o low carb y dietas bajas en grasas o low fat.

Analizamos y comparamos ambas opciones para descubrir que es más saludable al momento de adelgazar: ¿reducir grasas o hidratos?.

Podemos ir a los extremos de una dieta cetógenica, pero simplemente nos dedicaremos a analizar una dieta baja en hidratos, es decir con aproximadamente el 40% de las calorías provistas por este nutriente. Estas dietas, por defecto, tienen un porcentaje de proteínas y grasas más elevado que lo habitual, por esa razón, puede ser causa de alteraciones lipídicas en sangre.

Respecto a la pérdida de peso, este tipo de dietas reducidas en hidratos no ha mostrado tener diferencias significativas a largo plazo en el peso perdido, con respecto a las dietas bajas en grasas. Por otro lado, debemos admitir que los hidratos son básicos en nuestra dieta, por lo tanto, en ocasiones resulta muy difícil limitar la cantidad de pan ingerida, las pastas o el arroz. Así, la dieta puede no ser fiable a largo plazo.

Dietas bajas en grasas

Aunque en la actualidad consumimos más grasas de lo recomendado, no suele ser muy costoso limitar alimentos no básicos, como son los fiambres, frituras, embutidos, mantequilla o nata. A nivel pérdida de peso pueden producir un efecto más leve a corto plazo, pero no tiene diferencias significativas con las dietas bajas en hidratos a largo plazo.

En estudios se ha comprobado que las dietas que incluyen hidratos en proporciones normales respecto al valor calórico total asignado, las personas tienen mejor estado de ánimo, lo cual contribuye a que el plan de adelgazamiento sea más llevadero. Y recientemente se supo que las dietas bajas en grasas para adelgazar, reducen el colesterol malo y elevan el colesterol HDL o bueno.

Personalmente creo que no son buenos los extremos, por lo que es posible perder peso con una dieta con 55% de hidratos y 30% de grasas, es decir, equilibrada pero hipocalórica. Al momento de analizar y comparar dietas bajas en hidratos y bajas en grasas, creo que la opción más sana, llevadera y cómoda es la segunda, es decir, reducir grasas en la dieta y permitirnos disfrutar de los hidratos en la dieta que tan mala fama tienen a causa de mitos populares que debemos erradicar.

Por supuesto, una dieta recomendable y segura será aquella que atienda los gustos, posibilidades y necesidades de cada persona. Así, para unos puede ser mejor reducir grasas, mientras que en otros casos irá bien y será más fácil una dieta reducida en hidratos o bien, una dieta hipocalórica equilibrada.

Fuente: vitonica.com

viernes, 23 de julio de 2010

Comer alimentos grasos nos hace consumir más cantidad de alimento

La grasa es uno de los nutrientes que más nos preocupa a la hora de alimentarnos, ya que desencadena en nosotros procesos de deterioro de la salud si la contenemos en exceso, pero también si la tenemos en defecto, ya que como todo, es necesaria pero en su justa medida.

Por este motivo, el Doctor John Blundell, psicólogo de la Universidad de Leeds en Gran Bretaña, ha llevado a cabo un estudio según el cuál las personas que siguen una dieta rica en grasas acaban consumiendo más alimento que los que llevan una dieta normal.

Los alimentos grasos son más atractivos al paladar, ya que la grasa es más sabrosa y nos da más placer consumirla, pero su aporte nutricional es bajo, es más, en exceso es perjudicial, ya que nuestro organismo tiende a acumularla. Precisamente esta cualidad que el organismo tiene para acumular la grasa es la que ha llevado a este doctor a llegar a la conclusión de que su ingesta no nos erradica el hambre, sino que seguimos comiendo más con el riesgo que esto tiene para el organismo.

Según este estudio, la ingesta de alimentos grasos emite al cerebro señales de que estamos saciados, pero en ocasiones no lo hace lo suficientemente rápido, ya que la grasa que no es utilizada en forma de energía es acumulada en el organismo.

Este retardo lo que hace es que comamos más cantidad de alimento, induciéndonos a engordar más. Para ello nos pone el ejemplo de los hidratos de carbono que se acumulan en el hígado y los músculos. Solamente podemos acumular medio kilo. El resto se quema en forma de energía. Cuando llegamos a los límites de este nutriente el cerebro deja de pedir más y nos hace perder el apetito. Con la grasa esto no sucede.

Según este estudio, el organismo está preparado para almacenar todas las cantidades de grasa posibles, ya que se adapta a ello engordando y cambiando su forma. Por esto los niveles de saciedad con los alimentos grasos son diferentes, evitando que nuestro cerebro reciba las señales que nos obligan a dejar de comer.

Este fenómeno explicaría que muchas personas que su dieta la basan en alimentos grasos ingieran grandes cantidades de alimento que les llevan a engordar y comenzar así un proceso que no tiene fin y que puede acabar con su salud.

Para ello recomendamos mantener un control a la hora de consumir alimentos con altas cantidades de grasa en su composición, ya que de este modo seremos nosotros de forma consciente los que controlaremos el aporte graso del organismo.

En su defecto debemos comer alimentos que nos aporten otros nutrientes que sí nos sacian como los hidratos, las proteínas bajas en grasa…

Fuente: vitonica.com

viernes, 13 de marzo de 2009

La dieta mas famosa



Recientes estudios han demostrado que reducir todas las grasas del menú diario no es una buena solución para prevenir una embolia cerebral o un infarto. En cambio, si lo es incluir aceite de oliva virgen o frutos secos en la dieta mediterránea clásica. Así, se logrará reducir la incidencia de los principales factores de riesgo de enfermedad cardiovascular.

Los especialistas han podido comprobar que al añadir aceite de oliva virgen o frutos secos (almendras, avellanas y nueces) a una dieta mediterránea, la persona logra bajar la tensión arterial, el colesterol malo y el azúcar en sangre mucho más que sí se sigue un menú bajo en grasas.

Estas conclusiones se desprenden de una reciente investigación presentada en España. El trabajo corresponde al proyecto piloto del macroestudio, ya que se trata de los resultados obtenidos a los tres meses de seguimiento de la intervención con 772 pacientes.

"Es imporante saber que no hay que prohibir todas las grasas a las personas obesas", explica Emilio Ros, uno de los investigadores del estudio y endocrinólogo del Hospital Clínico de Barcelona. Este especialista insiste en que añadir aceite o frutos secos a una dieta mediterránea no tiene que equivaler a un aumento de peso ya que se puede compensar con el número de calorías globales. "En el estudio no dimos consejos específicos para perder peso. Introdujimos grasas saludables que tienen un efecto distinto de las grasas saturadas", insiste Ros.

Cascada Inacayal - Villa La Angostura - Patagonia Argentina