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La cetosis es muy común en el mundo del culturismo y del fitness pero es un proceso bastante controlado y nunca se pasa mucho tiempo en este proceso pues las cetonas que se producen pueden ser tan problemáticas para el músculo como beneficiosas para quemar la grasa.
Sin embargo existen un sin fin de dietas actualmente que se basan en estar en estado de cetosis durante largos periodos de tiempo, incluso más de 3 meses, donde las fases de ingesta de hidratos de carbono son impuestas por los médicos que controlan el proceso, los cuales contrarestan con pastillas las deficiencias de no comer hidratos.
Para que entendamos perfectamente que es la cetosis no vamos a tirar de definiciones complejas y vamos a explicarlo lo más sencillo que podamos, pero antes de nada vamos a hablar de como funciona el cuerpo humano cuando sí tiene hidratos de carbono para transformalos en glucógeno.
Los hidratos de carbono son la fuente principal de energía de nuestro organismo, los cuales al ser digeridos se transforman en glucosa que se transporta por la sangre la cual se transformará en glucógeno que se almacena en el hígado y músculos, y es la energía instantánea para nuestro movimiento.
Aunque pasemos por encima todo lo referente a la glucogésis si tenemos que puntualizar que para contrarestrar la glucosa en sangre el páncreas genera insulina que activa el paso de glucosa a glucógeno. A más hidratos simples más picos de insulina más glucosa se trasforma y llega un momento que como no se puede almacenar más se transforma en grasa.
Cuando remitimos la cantidad de hidratos de carbono (algunas fuentes dicen menos de 80gr otras menos de 15gr diarios pero en cada cuerpo la cantidad es diferente) la cantidad de glucógeno baja considerablemente, por tanto el cuerpo tiene que tirar de las reserva de energía para generar glucógeno (esto pasa normalmente al tercer día ingiriendo menos de 15gr de hidratos) que no es otra que la grasa.
Para transformar la grasa en glucógeno el páncreas sintetiza una hormona llamada glucagón, y digamos que a grosso modo se entra un proceso llamado cetogénesis, este proceso libera cuerpos cetónicos son los que proporcionan esa transformación. Si esta situación se mantiene durante varios días los cuerpo cetónicos se acumulan en sangre y esto es lo que se conoce como cetosis.
Está claro que entonces si lo que conseguimos con la cetosis es quemar la grasa para usarla como combustible es normal que existan dietas que se basen en este principio, por tanto basen su comidas en alimentos proteicos y en nada de hidratos, pero hay que tener en cuenta las consecuencias o efectos secundarios que puede provocar la cetosis.
Además de todo esto debemos puntualizar que el cerebro humano tiene a la glucosa como su alimento y por tanto cuando no tiene glucosa para alimentarse lo hace de cuerpos cetónicos. El problema de la cetosis radica en que los cuerpos cetónicos tienen carácter ácido, y éstos sólo pueden utilizarse en un 50% por el cerebro y el resto deber ser aportado por glucosa.
Por tanto si no se da hidratos de carbono al cuerpo no se produce glucosa y por tanto no se alimenta al cerebro como se debe y este puede sufrir algún tipo de degradación, quizá no muy cahótica pero si significativa que a la larga puede ser contraproducente para el buen funcionamiento del mismo.
Fuente: vitonica.com
Si echamos un vistazo a cualquier pirámide nutricional veremos que lo hidratos de carbono ocupan un lugar destacado en todas ellas, ya que son la base, es decir, un alimento presente en la dieta de toda persona. Es cierto que la procedencia de los mismos tiene mucha importancia, pues el tipo de alimento que los contiene puede ser de mayor o de menor calidad. A pesar de todo es necesario que tengamos en cuenta que todos los días los necesitamos y que por ello es importante saber qué cantidad podemos ingerir.
La cantidad de hidratos a consumir variará mucho dependiendo del tipo de vida que llevemos, pues si tenemos una vida sedentaria no necesitaremos las mismas cantidades que si realizamos actividad física constantemente, ya que el desgaste es mayor y por lo tanto el aporte que hagamos a través de los alimentos debe ser mucho mayor.
Lo importante es no quedarnos sin energía a la hora de realizar una actividad, y por ello es necesario mantener las pilas cargadas antes de realizar cualquier actividad deportiva. Saber la cantidad de hidratos que vamos a ingerir es importante, y por ello nosotros nos vamos a hacer eco de una información publicada por el Instituto Gatorade de Ciencias del deporte.
Según este artículo los deportistas necesitarían unos requerimientos concretos de hidratos de carbono que representarán entre el sesenta al ochenta por ciento de los nutrientes que ingieran en su dieta. Esto traducido a gramos se basaría en una fórmula que todos los que practicamos deporte de manera habitual podemos llevar a la práctica. Aunque para ser más claros lo que se nos indica en este artículo es que simplemente debemos saber que es necesario consumir entre siete y diez gramos de carbohidratos por cada kilo de peso corporal, es decir, si pesamos sesenta kilos lo que tendremos que consumir variará entre los cuatrocientos veinte y los seiscientos gramos de hidratos de carbono.
Es importante que prestemos atención a lo que comemos y analicemos los valores de hidratos de carbonos que nos aportan los diferentes alimentos que consumimos, ya que es fundamental dar a nuestro cuerpo lo que necesita para poder hacer frente a la actividad a la que le vamos a someter. Es cierto que estos valores que hemos citado anteriormente no deben aplicarse en casos de personas sedentarias, pues en vez de ser beneficioso lo que conseguirán al no quemar el glucógeno, será acumularlo en forma de grasa.
Fuente: vitonica.com
Analizamos y comparamos ambas opciones para descubrir que es más saludable al momento de adelgazar: ¿reducir grasas o hidratos?.
Podemos ir a los extremos de una dieta cetógenica, pero simplemente nos dedicaremos a analizar una dieta baja en hidratos, es decir con aproximadamente el 40% de las calorías provistas por este nutriente. Estas dietas, por defecto, tienen un porcentaje de proteínas y grasas más elevado que lo habitual, por esa razón, puede ser causa de alteraciones lipídicas en sangre.
Respecto a la pérdida de peso, este tipo de dietas reducidas en hidratos no ha mostrado tener diferencias significativas a largo plazo en el peso perdido, con respecto a las dietas bajas en grasas. Por otro lado, debemos admitir que los hidratos son básicos en nuestra dieta, por lo tanto, en ocasiones resulta muy difícil limitar la cantidad de pan ingerida, las pastas o el arroz. Así, la dieta puede no ser fiable a largo plazo.
Aunque en la actualidad consumimos más grasas de lo recomendado, no suele ser muy costoso limitar alimentos no básicos, como son los fiambres, frituras, embutidos, mantequilla o nata. A nivel pérdida de peso pueden producir un efecto más leve a corto plazo, pero no tiene diferencias significativas con las dietas bajas en hidratos a largo plazo.
En estudios se ha comprobado que las dietas que incluyen hidratos en proporciones normales respecto al valor calórico total asignado, las personas tienen mejor estado de ánimo, lo cual contribuye a que el plan de adelgazamiento sea más llevadero. Y recientemente se supo que las dietas bajas en grasas para adelgazar, reducen el colesterol malo y elevan el colesterol HDL o bueno.
Personalmente creo que no son buenos los extremos, por lo que es posible perder peso con una dieta con 55% de hidratos y 30% de grasas, es decir, equilibrada pero hipocalórica. Al momento de analizar y comparar dietas bajas en hidratos y bajas en grasas, creo que la opción más sana, llevadera y cómoda es la segunda, es decir, reducir grasas en la dieta y permitirnos disfrutar de los hidratos en la dieta que tan mala fama tienen a causa de mitos populares que debemos erradicar.
Por supuesto, una dieta recomendable y segura será aquella que atienda los gustos, posibilidades y necesidades de cada persona. Así, para unos puede ser mejor reducir grasas, mientras que en otros casos irá bien y será más fácil una dieta reducida en hidratos o bien, una dieta hipocalórica equilibrada.
Fuente: vitonica.com
Los carbohidratos de las verduras y hortalizas son ricos en fibra y bajos en almidón, lo que contribuye a no aumentar en exceso la glucemia sanguínea gracias a la fibra y a realizar un efecto saciante que evitará el exceso de calorías en las comidas.
Muchos hidratos de carbono incrementan de manera notable la glucemia, algo que activa el páncreas y hace que se eleven los niveles de insulina, que tiende a guardar esos carbohidratos y pueden acabar transformándose en grasa en los temidos michelines. Por eso después de comer muchos alimentos ricos en azúcares tenemos hambre al poco tiempo, la insulina ya ha guardado esos nutrientes y volvemos a la situación anterior.
Por eso junto a los carbohidratos siempre es importante un aporte significativo de fibra, por ejemplo tomando los alimentos integrales, que nos ayudarán a regular los niveles de glucemia en sangre y evitar que todo se almacene en forma de energía por medio de grasa.
Fuente: vitonica.com
La carga de carbohidratos previo a la competencia tiene como objetivo maximizar las reservas de glucógeno antes de la prueba y contempla no sólo cambios en la alimentación, sino también en el nivel de actividad física que debe reducirse para propiciar el almacenamiento de hidratos en el cuerpo.
Si bien son las más aconsejadas para reducir peso rápidamente, estos regímenes pueden dañar las arterias y aumentar el riesgo de infartos. Cómo adelgazar sin resignar salud
Científicos revelaron que las dietas bajas en carbohidratos pueden obstruir las arterias y aumentar el riesgo de infartos y derrame cerebral.
Los regímenes basados en el consumo de grandes cantidades de proteínas (carne, pescado y queso) y la restricción de hidratos de carbono (pan, pasta, cereales y azúcares) fueron muy populares en años recientes. Y si bien es cierto que estas dietas son efectivas para reducir rápidamente el peso corporal, se conoce muy poco sobre sus efectos a largo plazo en el corazón y las arterias, publicó el sitio Fitness Online.
Un estudio llevado a cabo en ratones, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, encontró que esos hábitos alimenticios causan daños en las arterias.
La investigación, dicen los expertos, demuestra que la mejor opción para una vida sana es alimentarse con una dieta balanceada.
La investigación
Los científicos del Centro Médico Diaconisa Beth Israel, en Boston, Estados Unidos, decidieron investigar el impacto en el sistema cardiovascular de las dietas bajas en carbohidratos tras escuchar informes de personas que habían sufrido infartos mientras se sometían a esos regímenes.
Los investigadores dividieron a ratones en tres grupos alimentando a cada uno con una dieta diferente: la dieta estándar de ratones -una dieta occidental que era alta en grasas- y una dieta baja en carbohidratos y alta en proteínas.
Así es que la dieta baja en carbohidratos, según los autores, no afectó los niveles de colesterol pero mostró una diferencia significativa en el impacto en la ateroesclerosis -la acumulación de depósitos de grasa en las paredes de las arterias-, un trastorno que puede provocar infartos y derrames cerebrales.
Después de 12 semanas, los ratones que consumieron la dieta baja en carbohidratos habían bajado de peso pero desarrollaron 15% más ateroesclerosis que los animales que se alimentaron con la dieta normal de ratones.
Entre los ratones de la dieta occidental se encontró 9% más ateroesclerosis. El doctor Anthony Rosenzweig dirigió la investigación y destacó que "es muy difícil saber en los estudios clínicos cómo las dietas afectan la salud vascular".
"Por lo tanto tendemos a confiar en las mediciones simples de marcadores como los del colesterol en la sangre, que hasta ahora fueron sorprendentemente positivos en los individuos en dietas bajas en carbohidratos y altas en proteínas, y que por lo normal pierden peso", aseguró.
Rosenzweig remarcó que "la investigación sugiere que, al menos en animales, estas dietas pueden estar teniendo efectos cardiovasculares adversos que no quedan reflejados en los simples marcadores de la sangre".
La causa
Los científicos no saben a qué se debe este efecto, pero se cree que las dietas bajas en carbohidratos podrían afectar la forma como las células de la médula ósea son capaces de limpiar de forma efectiva los depósitos de grasa en las arterias.
"Poder entender los mecanismos responsables de estos efectos, así como los potenciales procesos reconstituyentes que puedan contrarrestar la enfermedad vascular, podrá eventualmente ayudar a los médicos a ofrecer el mejor tratamiento a sus pacientes", afirmó el doctor Rosenzweig.
Los expertos afirman que todavía es muy pronto para aplicar estos resultados a los humanos, pero están de acuerdo en que el mejor consejo es seguir una dieta balanceada.
Fuente: infobae.com