El presidente de Bodegas de Argentina se mostró preocupado por la caída
de las exportaciones del vino argentino y lamentó la pérdida de
competitividad.
En el marco del Foro Internacional Vitivinícola 2012, Juan José Canay,
actual presidente de Bodegas de Argentina, hizo un análisis de la
realidad interna y externa de la vitivinicultura argentina. Destacó el
poco presupuesto que existe para salir a competir afuera, la baja
rentabilidad de las bodegas y el riesgo de perder mercados.
En el actual contexto mundial de vinos, ¿es conveniente seguir apuntando solo al Malbec?
No tenemos recursos a nivel nacional para estar tirando 40 tiros. La realidad es que tenemos recursos para tirar uno solo. Es decir, que lo que le dedicamos al mercado externo en materia de inversión, es muy poco en relación a lo que le dedican otros países como Francia, Italia, España o Chile.
La única forma de crecer es concentrar fuerzas en una sola cosa. Si quiero posicionar cinco varietales no voy a lograr nada.
¿Chile representa una amenaza para Argentina en Brasil?
Chile siempre fue el primer exportador a Brasil. Argentina estuvo a punto de alcanzarlo hace tres años, pero no lo logramos. Después de eso empezamos a caer un poco y Chile siguió creciendo.
Las estrategias no son tan diferentes. Chile trata de exportar todo lo que puede, mientras Argentina tiene una vitivinicultura que no apunta a los precios altos.
La estrategia argentina es de volumen. También estamos haciendo vinos de calidad, pero tenemos para exportar de todo. No somos como Nueva Zelanda que no tiene más tierra y puede apuntar a vender vinos a cuarenta dólares la caja.
Nosotros deberíamos tener vinos de buena relación en segmento de precios medios, pero no podemos llegar por los altos costos. Cuando uno deja de participar en un determinado mercado, alguien más lo toma. Chile el principal competidor, eso está claro. Ese país viene haciendo hincapié en aumentar el valor promedio de sus exportaciones. Es un tema de tiempo y de ofrecer productos que justifiquen ese cambio de posicionamiento. Una vez que se entró a un mercado determinado con una estrategia, es difícil comenzar a vender vinos de mayor valor.
¿Será más accesible para Argentina posicionarse en China?
Hay algunos chinos que esperan que el consumo aumente de medio litro a un litro per cápita. Si pasa eso se duplicará el consumo, lo cual es espectacular. Pensar en 1.500 millones de litros de nuevos es algo muy alentador. Eso puede pasar, pero también puede ser que los mismos chinos quieran satisfacer esa demanda plantando más viñedos y elaborando más vinos.
En general, pienso que China viene creciendo pero todavía es un mercado vitivinícola chico.
Queda mucho por hacer a nivel institucional. Australia está haciendo muy buen trabajo fundamentalmente por un tema de cercanía.
¿Preocupa la caída del fraccionado argentino en Estados Unidos?
Es preocupante la caída general. Este año ya hemos enviado entre un 5 y 10% menos que el año pasado. Analizando esa caída se percibe que los vinos más caros se han mantenido estables, mientras que los de abajo cayeron.
Lo cierto es que los vinos más baratos no cayeron por falta de demanda, sino por que no se pudieron mantener los precios. Algunas bodegas quisieron exportar el mismo producto del año anterior pero a mayor precio. Por supuesto que los importadores dijeron que no y buscaron reemplazo.
¿El crecimiento del granel responde a una oportunidad o a la necesidad de exportar a menor costo?
No hay que confundirse. El crecimiento de la exportación de vino a granel es porque apareció una moda de vino moscato en Estados Unidos y Argentina aprovechó esa oportunidad. El 95% del granel que se está enviando siempre ha sido exportado de esa manera. Únicamente, un 5% del granel que Argentina está comercializando hoy en el mercado internacional pudo haber sido embotellado. Es una porción menor.
En el actual contexto mundial de vinos, ¿es conveniente seguir apuntando solo al Malbec?
No tenemos recursos a nivel nacional para estar tirando 40 tiros. La realidad es que tenemos recursos para tirar uno solo. Es decir, que lo que le dedicamos al mercado externo en materia de inversión, es muy poco en relación a lo que le dedican otros países como Francia, Italia, España o Chile.
La única forma de crecer es concentrar fuerzas en una sola cosa. Si quiero posicionar cinco varietales no voy a lograr nada.
¿Chile representa una amenaza para Argentina en Brasil?
Chile siempre fue el primer exportador a Brasil. Argentina estuvo a punto de alcanzarlo hace tres años, pero no lo logramos. Después de eso empezamos a caer un poco y Chile siguió creciendo.
Las estrategias no son tan diferentes. Chile trata de exportar todo lo que puede, mientras Argentina tiene una vitivinicultura que no apunta a los precios altos.
La estrategia argentina es de volumen. También estamos haciendo vinos de calidad, pero tenemos para exportar de todo. No somos como Nueva Zelanda que no tiene más tierra y puede apuntar a vender vinos a cuarenta dólares la caja.
Nosotros deberíamos tener vinos de buena relación en segmento de precios medios, pero no podemos llegar por los altos costos. Cuando uno deja de participar en un determinado mercado, alguien más lo toma. Chile el principal competidor, eso está claro. Ese país viene haciendo hincapié en aumentar el valor promedio de sus exportaciones. Es un tema de tiempo y de ofrecer productos que justifiquen ese cambio de posicionamiento. Una vez que se entró a un mercado determinado con una estrategia, es difícil comenzar a vender vinos de mayor valor.
¿Será más accesible para Argentina posicionarse en China?
Hay algunos chinos que esperan que el consumo aumente de medio litro a un litro per cápita. Si pasa eso se duplicará el consumo, lo cual es espectacular. Pensar en 1.500 millones de litros de nuevos es algo muy alentador. Eso puede pasar, pero también puede ser que los mismos chinos quieran satisfacer esa demanda plantando más viñedos y elaborando más vinos.
En general, pienso que China viene creciendo pero todavía es un mercado vitivinícola chico.
Queda mucho por hacer a nivel institucional. Australia está haciendo muy buen trabajo fundamentalmente por un tema de cercanía.
¿Preocupa la caída del fraccionado argentino en Estados Unidos?
Es preocupante la caída general. Este año ya hemos enviado entre un 5 y 10% menos que el año pasado. Analizando esa caída se percibe que los vinos más caros se han mantenido estables, mientras que los de abajo cayeron.
Lo cierto es que los vinos más baratos no cayeron por falta de demanda, sino por que no se pudieron mantener los precios. Algunas bodegas quisieron exportar el mismo producto del año anterior pero a mayor precio. Por supuesto que los importadores dijeron que no y buscaron reemplazo.
¿El crecimiento del granel responde a una oportunidad o a la necesidad de exportar a menor costo?
No hay que confundirse. El crecimiento de la exportación de vino a granel es porque apareció una moda de vino moscato en Estados Unidos y Argentina aprovechó esa oportunidad. El 95% del granel que se está enviando siempre ha sido exportado de esa manera. Únicamente, un 5% del granel que Argentina está comercializando hoy en el mercado internacional pudo haber sido embotellado. Es una porción menor.
Balance 2012 y expectativas 2013
Estamos realmente
preocupados por que en 2012 la exportación cayó por primera vez en los
últimos quince años y no vemos signos de que este panorama cambie. Si
el tipo de cambio sigue a un ritmo de devaluación del 15% anual y la
inflación sigue al 30%, va a ser muy complicada.
Lo bueno es que hay demanda. El problema es que Argentina no puede exportar por su incapacidad de vender a 20 dólares la caja. Por eso pierde rentabilidad. Entonces antes de perder plata las bodegas deciden no hacerlo.
Después de diez años de trabajo e inversión es una pena no poder continuar exportando. Una vez que se sale de un mercado es difícil volver a entrar, más todavía que entrando por primera vez.
Por nuestra parte, estamos trabajando en solucionar otro tipo de medidas como retenciones y tiempos de devolución de IVA. De todas formas, no podemos hacer más que solicitar al Gobierno por un cambio en este sentido.
Lo bueno es que hay demanda. El problema es que Argentina no puede exportar por su incapacidad de vender a 20 dólares la caja. Por eso pierde rentabilidad. Entonces antes de perder plata las bodegas deciden no hacerlo.
Después de diez años de trabajo e inversión es una pena no poder continuar exportando. Una vez que se sale de un mercado es difícil volver a entrar, más todavía que entrando por primera vez.
Por nuestra parte, estamos trabajando en solucionar otro tipo de medidas como retenciones y tiempos de devolución de IVA. De todas formas, no podemos hacer más que solicitar al Gobierno por un cambio en este sentido.
Fuente: Area del Vino
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