En la línea de estudios que voy leyendo (unos más interesantes que
otros) me he encontrado con este, un poco curioso, que afirma que si una persona piensa que ha comido mucho o poco esto influye en su apetito varias horas después de la comida.
Es algo que todos podemos más o menos intuir: si crees que has comido poco, tendrás más apetito,
y si creees que has comido mucho, no podrás ni pensar en volver a
comer. Sin embargo, es útil ver lo que puede aportar este estudio.
El experimento en cuestión consistió en dar de comer a los voluntarios lo que, según el caso, era una ración pequeña o grande de sopa.
El “truco” estaba en que el plato tenía un sistema que permitía volver a
llenar o vaciar el plato, variando la cantidad que realmente comía la
persona.
Justo después de comer, como es comprensible, el nivel de apetito era coherente con la cantidad que se había comido.
Es decir, aunque el plato estuviera medio vacío y se volviera a llenar,
o muy lleno y se vaciara, cada cual tenía hambre o no en relación a si
había comido realmente mucho o poco.
Lo curioso es que horas después de haber comido, los que habían visto el plato más lleno tenían menos hambre que los que lo habían visto más vacío, independientemente de si realmente habían comido más o menos cantidad.
El experimento puede ser un tanto peculiar, y la fuente no lo
explica bien del todo. No obstante es interesante tener en cuenta que es
un hecho cómo la memoria y la percepción modulan la sensación de hambre o saciedad. Es muy interesante conocer estos datos para elaborar estrategias que ayuden a buenos hábitos nutricionales.
Y, como siempre, decir que esto no es más que un estudio aislado
que, aunque sea interesante, no presenta por sí solo unos datos que se
puedan generalizar, aunque es un indicio útil. Así que, ya sabéis, para
estas comidas navideñas, pensad que habéis comido mucho (aunque probablemente, será verdad ;) .
Fuente | medlineplus
Imagen | love egg
Fuente: vitonica.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario