Desde Vitonica defendemos la importancia de disfrutar del sol como un
elemento necesario para la salud del organismo, puesto que es
beneficioso a nivel anímico y necesario, en ciertas dosis, para que el
cuerpo esté sano. No obstante la tanorexia, es decir, la obsesión poco saludable por estar muy bronceado, es una enfermedad real que hay que tener presente.
En este trastorno la persona necesita verse más y más morena,
ya sea mediante cabinas de bronceado o bien tomando el sol de forma
continua, incluso en las horas de más calor y sin importarle el elevado
nivel de radiación ultravioleta que el cuerpo esté recibiendo. La tanorexia, en un nivel extremo, lleva a la persona a conseguir un bronceado completamente antiestético, puesto que manchas, arrugas y otras imperfecciones se van resaltando cada vez más.
Si habéis visto imágenes de personas tanoréxicas
sabréis a lo que me refiero con lo de “bronceado antiestético”. La
piel, tan expuesta al sol, obtiene un color oscuro muy poco natural, por
no hablar de que se aceleran los efectos del envejecimiento de la piel.
En este tipo de personas, como en cualquier enfermedad obsesiva, existe una alteración de la percepción:
la persona nunca se percibe tan morena como realmente es, y siempre
necesita más y más exposición al sol para conseguir el color de piel
bronceado que desea.
Concienciar de los riesgos
Viendo en televisión programas donde se trataba con personas con esta obsesión, las medidas de advertencia acerca del riesgo de sufrir cáncer de piel
y otras enfermedades no eran del todo eficaces, puesto que a las
personas (al menos las protagonistas del documental) referían, con otras
palabras, que preferían morir bronceadas que vivir sin estarlo.
Sin embargo, en el caso de una chica joven con adicción a las cabinas de bronceado, lo que sí que dio resultado fue una charla sobre los efectos del sol en la piel a largo plazo,
especialmente hablando del plano estético: manchas, arrugas, pérdida de
elasticidad… En este caso concreto, el miedo a estropear su aspecto fue
lo que hizo que esta chica abandonara las cabinas de bronceado, para
recurrir a otros métodos, como el spray bronceador.
Esta técnica de “asustar con el envejecimiento de la piel” se
utiliza por dermatólogos e investigadores, sobre todo con personas
jóvenes, donde el bronceado está muy relacionado con la estética. Asustar
diciendo que el efecto va a ser contraproducente y que aparecerán
arrugas y manchas parece tener un cierto efecto sobre estas personas, que mejoran, al menos durante un tiempo, sus hábitos sobre la exposición a sol y cabinas de bronceado.
Existe una cámara que realiza fotografías donde se evidencian las manchas y alteraciones de la piel que genera la exposición al sol, pero que todavía no son evidentes a simple vista.
Mostrar este tipo de imágenes a los jóvenes también ayuda a que tomen
cierta conciencia del problema estético (y de salud) que encontrarán si
no toman el sol con sensatez y moderación.
Pero no hay que llegar la extremo de pasar todo el año bajo las
radiaciones (ya sean rayos solares o en cabinas de bronceado) para tener
un comportamiento peligroso. Todos conocemos el caso de personas que
van de vacaciones una semana a la playa y hacen lo posible por volver del todo morenos:
tomar el sol de forma contínua, no utilizar crema protectora, o
utilizar factor de protección muy bajo, tomar el sol en los momentos de
más calor para buscar un mayor efecto…
En definitiva, comportamientos cotidianos que, a largo plazo, van a
tener repercusiones, a nivel de nuestra salud y a nivel estético, por lo
que, como siempre, termino el artículo recomendando sensatez, disfrutar del sol y del bronceado con seguridad
y pensando en los efectos a medio y largo plazo, para llegar a mayores
con una piel sana, atractiva, sin manchas y, ya de paso, sin melanoma.
Fuente: vitonica.com
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