Y si bien para las bodegas nacionales el 80% del negocio está fronteras adentro, los paladares en los mercados externos se transformaron, para gran parte de las empresas, en la llave para sortear la crisis internacional.
En efecto, durante los primeros siete meses del año, las exportaciones de vino en botella –responsables de 7 de cada 10 dólares que genera esta industria-, no sólo no cayeron, sino que se incrementaron un 12 por ciento y ya reportaron ingresos por más de 300 millones de dólares, a contramano de lo que sucedió con productos de menor calidad, como vinos a granel o en tetrabrik.
Las razones de esta muy buena performance están dadas, en gran medida, por la firme demanda de Estados Unidos, que creció un 35% en relación al mismo período de 2008 y es, lejos, el principal comprador de vinos con sello argentino.
Así, la Argentina se transformó en el quinto exportador más grande de vino embotellado a ese mercado, dos puestos por encima del lugar que ocupaba cinco años atrás y desplazando a verdaderos colosos como España y Alemania.
Desde la consultora Caucasia Wine Thinking destacaron que la alta tasa de crecimiento lograda en lo que va del año, posicionó a la Argentina “como el país de mayor ascenso” en ese país.
“Nosotros tenemos algo que nos diferencia del resto y es la excelente relación entre precio y calidad. Muy pocos competidores pueden ofrecer vinos tan buenos y a valores convenientes como nosotros”, destacó a iProfesional.com José Molina, presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR).
En la misma línea, Mario Giordano, gerente de Wines of Argentina –entidad que nuclea a 170 bodegas, responsables del 95% de las exportaciones del país-, explicó a este medio que “nuestro país en el 2008 gano casi un 1,7 puntos de market share en EE.UU. y este año está creciendo a tasas muy altas. Si consideramos que la participación de Australia de y países europeos está en caída, esperamos que parte de ese mercado perdido lo puedan seguir ganando nuestras bodegas”.
"Los vinos argentinos tienen muy buenos precios, y en estos tiempos de aprietos eso tiene mucho atractivo", aseguró a la agencia Bloomberg Juliette Pope, director de vinos de Gramercy Tavern, de Nueva York, para quien el Malbec nacional es "exuberante y accesible".
Paralelamente, los productores de Mendoza y otras provincias están avanzando porque, a diferencia de competidores en Australia y Chile, no han inundado Estados Unidos con mezclas a granel a precios de descuento, agregó el especialista Jay Miller, catador de The Wine Advocate.
Los vinos más exportadosSi bien el negocio exportador está conformado por cerca de 340 bodegas argentinas que comercializan vinos con más de 1.700 marcas distintas, apenas un puñado se alzó con la mayor parte del negocio, según se desprende de un relevamiento realizado por la especialista Ana Tagua para la consultora Área del Vino.
El vino más exportado por la Argentina, en volúmenes, fue Uvita de Plata, con cerca de 540 mil cajas enviadas al exterior a lo largo del último año.
Sin embargo, si se considera el ranking por el valor del negocio, este producto de la bodega Baggio se ubicaría recién en el puesto número 22. Así, el gran dueño del las exportaciones fue la bodega Catena Zapata, que sólo con su clásico vino Álamos, amasó unos u$s15 millones.
En el top 30 le siguió en importancia el vino Trapiche, elaborado por la bodega que lleva el mismo nombre y es el mayor exportador de la Argentina.
La compañía, establecida en Maipú, provincia de Mendoza, es propiedad del Grupo Peñaflor y cuenta con una capacidad de producción de más de 3 millones de litros de vino fino y tiene acceso a 70 mercados alrededor del mundo.
Sin embargo, el dominio es de Catena Zapata, ya que también ostenta el tercer puesto con su etiqueta Catena y ventas por u$s12,4 millones.
En diálogo con iProfesional.com, Jeff Mausbach, director de Marketing y Asian Export Manager de Catena Zapata, explicó que “tanto Alamos como Catena, son vinos que ofrecen una excelente relación entre precio y calidad. Por eso, cuando consumidores y miembros de la industria de vino, como sommeliers, dueños de restaurantes o vinotecas, los prueban, siempre quedan sorprendidos con el nivel de calidad. Es una relación mucho mejor que la que se puede encontrar en otras bodegas del mundo”.
Para el experto, la crisis internacional, al igual que para otras bodegas, no fue precisamente negativa: “Los consumidores ahora quieren la misma calidad, o mejor, pero a un mejor precio y la Argentina hoy puede cumplir con esa ecuación”.
Por otra parte, según el experto, estos dos caballitos de batalla colaboraron en modificar un paradigma de la industria argentina: “En 1992 logramos exportar el Catena a u$s15 y el Alamos a u$s10 el año siguiente. Así, rompimos con la impresión en el exterior de que la Argentina solamente producía vino barato”.
Si bien desde Catena Zapata –que destina el 60% de la producción al mercado externo y tiene presencia en 56 países- aspiran a “seguir con la inversión en experimentación, investigación y desarrollo en los viñedos y la bodega para continuar mejorando la calidad”, alertaron que “hacer vinos de este nivel requiere inversiones de muy largo plazo, algo que es difícil en un ambiente de peligro inflacionario constante”.
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