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viernes, 30 de agosto de 2013

El consumo de alcohol antes del primer embarazo aumenta el riesgo de cáncer de mama

Mucho se ha hablado del consumo de alcohol y su vinculación con el cáncer. Un nuevo estudio viene a constatar esta relación pero concretando el riesgo con el momento de la ingesta. Si se bebe antes del primer embarazo, la probabilidad de tener cáncer de mama aumenta un 34% en comparación con aquellas mujeres que optan por bebidas no alcohólicas.

El estudio, cuyos datos se han publicado en la revista 'Journal of the National Cancer Institute', no sólo ha establecido el vínculo entre la ingesta de alcohol con el cáncer de mama sino también con el riesgo de tener otro problema, una enfermedad benigna de mama, independientemente del consumo alcohólico que se realice después de la primera gestación.

Estudios previos han demostrado que el alcohol consumido en el último año afecta al riesgo de cáncer de mama de una mujer, pero no existen datos sobre la relación entre la ingesta de bebidas alcohólicas durante el periodo de tiempo entre el primera menstruación de la mujer y su primer embarazo con esta enfermedad, a pesar de que el tejido mamario es particularmente susceptible a agentes carcinógenos durante ese espacio temporal.

Ying Liu, de la Escuela de Medicina de Universidad de Washington en St. Louis, Estados Unidos, y sus colegas analizaron datos de 116.671 enfermeras, con edades entre 25 y 44 años, sobre su historia médica, reproductiva, y estilo de vida, gracias a cuestionarios como parte del Estudio de Salud de las Enfermeras II (NHSII).

Se obtuvieron los datos sobre su consumo de alcohol en cuatro periodos de edad preguntando a las participantes sobre el número total de bebidas alcohólicas que consumían en las diferentes edades: de 15 a 17 años; de 18 a 22, de 23 a 30 y de 31 a 40. Después de excluir a las mujeres que no cumplían los criterios del estudio predeterminados, se incluyó en el análisis final a un total de 91.005 mujeres que habían tenido al menos un embarazo a término.

Entre las mujeres seleccionadas para la investigación, se registraron 1.609 casos de cáncer de mama y 970 casos de BBD durante el periodo de estudio, que fueron confirmados por los médicos que revisaron la información de las historias clínicas de cada paciente.

El consumo de alcohol que había realizado la mujer hasta su primer embarazo se asoció con el riesgo de cáncer de mama y BBD proliferativa, independientemente de la bebida que hubera tomado después de ese embarazo. Los datos indicaron una relación dependiente de la dosis, lo que significa que cuanto más alcohol toma una mujer durante ese tiempo, mayor es la probabilidad de desarrollar cáncer de mama. De esta manera, tomar 10 gramos de alcohol al día se vinculó con un aumento del riesgo de cáncer del 11%, mientras que las mujeres que tomaron al menos 15 gramos diarios de alcohol (aproximadamente dos unidades o medio vaso de vino) su riesgo fue del 34%.

Los investigadores también informan que beber alcohol después del primer embarazo se asoció con riesgo de cáncer de mama, pero no de BBD. Por otra parte, se constató que retrasar la maternidad o no tener hijos se vincula con una probabilidad más alta de desarrollar este tumor.

"La consistencia general de los patrones de asociación entre el alcohol y el riesgo de BBD proliferativa y cáncer de mama apoya la hipótesis de que la ingesta de alcohol, especialmente antes del primer embarazo, cuando es probable que el tejido de mama esté en su etapa más vulnerable, puede jugar un papel importante en la etiología del cáncer de mama", concluyen los investigadores.
 
Fuente: elmundo.es

lunes, 22 de octubre de 2012

Prevención, detección precoz y vida sana: Medidas para luchar contra el cáncer de mama

19 de octubre se celebra el día mundial del cáncer de mama, con objetivo de sensibilizar a la población y aportar datos para favorecer el cuidado y prevención de esta enfermedad, donde la detección precoz y vida sana suponen una ventaja el tratamiento y recuperación.

El cáncer de mama es el más frecuente en mujeres de todos los países, aumentando en países desarrollados debido al aumento de esperanza de vida y cámbio de hábitos. La prevención reduce el riesgo, así como la detección precoz y el estilo de vida saludable, que aumentan las posibilidades de curación. 

Es un cáncer detectable y con tratamiento exitoso en el 90% de los casos. El estilo de vida saludable tiene mucho que decir, tanto en la prevención como en la forma de afrontar la enfermedad.

En vitonica hablamos sobre un estudio que afirmaba que el ejercicio físico puede ser útil para prevenir el cáncer de mama. Pero sobre todo es la detección precoz, unida al estilo de vida saludable (en cuanto a alimentación y ejercicio) lo que más ayuda a prevenir la aparición, y minimizar el daño una vez que se haya producido.

Como apunte final, señalar que, si bien la prevalencia es muy baja, también existen casos de cáncer de mama en hombres, por lo que no es una preocupación exclusiva de las mujeres y no está demás tener conocimientos prácticos sobre la enfermedad y la autoexploración.

Imagen | martinak15

Fuente: vitonica.com

miércoles, 18 de abril de 2012

Verduras anti-cancerígenas

Según un nuevo estudio, las verduras como el brécol o el repollo podrían ayudar a combatir el cáncer de mama

Según sugiere un nuevo estudio, comer brécol, uno de los principales "superalimentos", y otras verduras crucíferas, puede mejorar las probabilidades de supervivencia ante el cáncer de mama.

En un estudio realizado en China con mujeres diagnosticadas con cáncer de mama, los investigadores descubrieron que las mujeres que habían consumido más verduras crucíferas eran un 62% menos propensas a morir de cáncer de mama y un 35% menos propensas a sufrir una recaída, en comparación con aquellas que habían consumido menos.


Los vegetales crucíferos más comunes que las mujeres afirmaron haber consumido fueron las hojas de nabo y mostaza, el bok choy, la coliflor y la col verde. La col rizada y la rúcula son otras verduras crucíferas. "Este estudio sugiere que las verduras crucíferas y los compuestos bioactivos que contienen pueden tener un efecto protector contra el cáncer de mama"
, señaló Sarah Nechuta, investigadora del Centro de Epidemiología Vanderbilt en Nashville, Tennessee, y autora principal del estudio.

Sin embargo, según Nechuta, no está claro si esta asociación estaría presente también en las mujeres de los Estados Unidos, que tienden a comer una variedad diferente de verduras: más brécol, coliflor y coles de Bruselas que bok choy.

Los estudios previos realizados con mujeres de China, los Estados Unidos y Suecia, dieron a entender que un mayor consumo de verduras crucíferas podría estar relacionado con un menor riesgo de desarrollar cáncer de mama, pero la investigación actual es la primera en examinar a mujeres que ya han sido diagnosticadas con cáncer de mama.

Está previsto que los resultados se presenten el martes en la reunión de la American Association for Cancer Research que tendrá lugar en Chicago. Fuente: Myoptumhealth

Fuente: alimentacion-salud.euroresidentes.com

martes, 19 de octubre de 2010

Alimentos contra el cáncer de seno

Una de las mejores defensas contra el cáncer de seno es una buena dieta.

Muchísimas investigaciones están demostrando que lo que usted come y bebe puede ayudarla a protegerse de este padecimiento.

Existen varios alimentos que de ser incluidos en su dieta diaria, reducen el riesgo de contraer cáncer de seno. Algunos de los más importantes son:

Soja

Varios tipos de cáncer de senos son producidos por concentraciones elevadas de estrógeno, y la soja es rica en isoflavones, que protegen frente a los tumores relacionados con las hormonas.

Productos como endámame (porotos de soja), tofu, leche de soja, tempeh, contienen componentes que desplazan el estradiol, la hormona más potente del cuerpo, y la mayor forma de estrógeno.

La soja es mejor si se consume antes de la pubertad, cuando las capas del seno se están formando.

Frutas y vegetales

Para nadie es desconocido el poder de una dieta rica en frutas y verduras. Un aliciente más para el consumo de estos alimentos es el poder que poseen para prevenir la mayoría de los tipos de cáncer.

Lo científicos sugieren que la protección puede provenir de componentes de las plantas llamados "polifenol" y "carotinoide", y que se encuentran en varias frutas y verduras.

Estas sustancias actúan como antioxidantes y previene el daño de DNA, que produce el crecimiento del cáncer.

Se recomienda a las mujeres el consumo de por lo menos nueve porciones diarias de frutas y verduras. Los vegetales que más se recomiendan son: brócoli, coliflor, o repollo, no solo porque proveen de antioxidantes, sino porque ayuda a que el cuerpo metabolice el estrógeno de tal forma que reduce el riesgo de cáncer.

Aceite de oliva

Varios estudios han demostrado una reducción del 25% en el riesgo de padecer cáncer de seno cuando se comparan mujeres que consumen grandes cantidades de aceite de oliva virgen con aquellas que consumen otro tipo de aceite o grasa.

Te verde

Es muy difícil competir con los efectos antioxidantes del té verde.

A pesar de que proviene de la misma planta que el té negro, el proceso de realización de té verde retiene muchos mas polifenol, lo que le da a esta bebida su conocido poder antioxidante.

La mayoría de las investigaciones sobre los efectos del té verde han sido de laboratorio, sin embargo, análisis epidemiológicos encontraron que bebiendo cinco tazas de té verde al día reduce los riesgos de cáncer de mama en un 22%.

Pescado

El aceite de pescado ayuda a proteger del cáncer de seno de dos formas: primero, es una gran fuente de ácidos grasos Omega 3, que ayudan al metabolizar el estrógeno a una forma más segura. Segundo, el aceite de pescado contiene vitamina D, que varias investigaciones lo relacionan con reducir el riesgo de cáncer de seno y muchísimos otros tipos de cáncer (otras fuentes de vitamina D se encentran en la leche y la leche de soja, yemas de huevos, e hígado).

Asegúrese de consumir dos o tres porciones de pescado a la semana, preferiblemente salmón, sardinas o bacalao, que poseen menos mercurio y PCB (bifenilos policlorados), que otras especies.

Si no consume pescado, puede tomar algún suplemento con 2 o 3 gramos de aceite de pescado al día.

Semillas de lino

El lino contiene fitonutrientes que modifican los efectos del estrógeno en las capas de los senos. Adicionalmente, los componentes de estas semillas parecen tener un efecto represor del cáncer.

Un estudio comprobó el efecto de retraso en el crecimiento del cáncer, y también se pudo comprobar una baja en los niveles de estrógeno.

Se recomienda agregar semillas de lino en su dieta diaria, al uso de aceite de lino, ya que este no posee los componentes que son beneficiosos.

Puede espolvorear dos cucharadas de semillas por día en sus batidos, cereales, ensaladas, o vegetales cocidos.

Comidas que deben ser limitadas o evitadas

Azúcar: Comidas refinadas que contienen azúcar incrementan los niveles de insulina, que estimula el crecimiento de células cancerígenas en los senos.

Carnes rojas: estudios demuestran que las mujeres que consumen grasa animal, que es rica en grasa saturada, son más propensas a desarrollar cáncer de seno. La carne comercial también contiene residuos de estrógeno. Si va a consumir carne, o productos lácteos, elija productos orgánicos, que por lo menos no tienen hormonas agregadas.

Carne grillada: Estudios han demostrado que las mujeres que consumen carne grillada, a la parrilla o ahumada tienen un 47% más riesgo de incurrir en cáncer de seno. Las altas temperaturas de cocción de carne, aves y pescados, produce componentes cancerígenos.

Aceites parcialmente hidrogenados: La grasa saturadas en estos aceites, que generalmente se utilizan para extender el buen estado de los alimentos que los contienen, se han relacionado con grandes riesgos de contraer cáncer de seno.

Alcohol: No lo consuma todos los días. Se ha demostrado en mujeres con menopausia, y que han consumido una a dos copas de alcohol por día, que su propensión a contraer cáncer de seno fue 32% más alta.

Fuente: thesecretsofyoga.com/spanish/yoga-articles/Food-That-Prevents-Breast-Cancer.html

Cáncer de Mama: dieta y estilo de vida

El cáncer de mama es una enfermedad cada vez más frecuente. Todos tenemos algún caso en nuestro entorno, y eso nos da miedo. Miedo porque pensamos que es una lotería, que no podemos hacer nada por evitarlo.

Pero lo cierto es que eso ya no es así. Hay pueblos que apenas conocen el cáncer de mama, como es el caso de China y Japón. Pero eso es sólo cuando siguen la dieta tradicional. Cuando se trasladan a Occidente, o adoptan la dieta occidental, al cabo de dos generaciones los índices de cáncer de mama se igualan con los de las occidentales. Esto descarta, por lo pronto, la variable genética.

Esta ha sido una de las pistas más importantes que han seguido muchos equipos de investigación para tratar de detectar cuales son los factores ambientales, dietéticos, de estilo de vida, que crean el terreno propicio para que se desarrolle cáncer de mama. Afortunadamente para nosotras, saber más acerca de ellos nos ofrece la posibilidad de hacer algo, o mucho, por reducir este riesgo.

Una constelación de causas para el desarrollo del cáncer de mama

Es una gran tentación atribuir la razón de lo que nos ocurre a una sola causa. Pero no hay una, sino una "constelación" de ellas. Algunas están fuera de nuestro control: susceptibilidad genética, contaminación ambiental, contaminación de los alimentos por pesticidas y fertilizantes, etc. Habrá incluso causas que todavía no conocemos. Pero lo que aquí vamos a tratar es de los factores promotores del cáncer de mama que ya están identificados y que sí podemos evitar. Es importante comprender que ninguna de las causas es definitiva en sí misma, es la sinergia entre ellas y en relación con nuestra constitución y herencia genética lo que determina nuestro nivel de riesgo.

Crean un "terreno" propicio al desarrollo de cáncer de mama.

Los estrógenos y el cáncer de mama

Son hormonas segregadas por los ovarios y por las glándulas suprarrenales entre cuyos efectos está la maduración de los órganos sexuales, incluidas las mamas. Su función es estimular a las células a multiplicarse. En niveles adecuados, su efecto es saludable, y repercute no sólo en estado de los órganos reproductores, sino en el de los tejidos en general, la piel, las mucosas, los huesos, el cerebro, etc.

Que las células puedan multiplicarse es necesario, ya que constantemente se están sustituyendo células en todos los tejidos. Unas más deprisa, como es el caso de la mucosa intestinal, que lo hace cada dos días. Otras se renuevan despacio, como es el caso de los huesos, que tardan varios años. El problema aparece cuando la "velocidad de crucero" de esta labor se acelera. No sólo crecen más células, sino que además aumentan las posibilidades de algún "error" genético.

El tejido de los pechos es muy sensible a los estrógenos. Es por eso que niveles excesivos de esta hormona se relacionan con un mayor índice de probabilidades de padecer cáncer de mama.

Es un hecho que hoy en día la exposición de las mujeres al efecto de los estrógenos es superior a cualquier otro tiempo pasado, debido a que:

Tenemos menos hijos. Durante la primera mitad del ciclo menstrual aumenta la secreción de estrógenos hasta que se produce la ovulación, momento en que disminuye para aumentar la de progesterona. Si ocurre un embarazo, la secreción de estrógenos disminuye, en favor de otras hormonas de la gestación. Es decir, hay un cierto "descanso estrogénico".

Hasta mediados del siglo pasado, las mujeres tenían fácilmente 6 - 8 hijos, lo que suponía bastantes ovulaciones menos. Además se les daba de mamar muchos meses, por lo que la regla podía tardar en volver unos dos años por cada niño. Eso suponía que las mujeres tenían durante su vida fértil varias decenas de ciclos menstruales menos, y con ellos, una menor exposición a los estrógenos, que las mujeres actuales.

Pero probablemente esto no tenga tanta importancia como

Los estrógenos químicos (xenoestrógenos) A ellos se atribuye en gran medida la progresiva disminución de la cantidad y calidad de espermatozoides que se da actualmente en el semen masculino, y no sólo de nuestra especie. Los xenoestrógenos ("xeno" = extranjeros) son moléculas que sin ser estrógenos se comportan en el organismo como tales. Encajan en los receptores de estrógenos de las células y producen el mismo efecto estimulante de crecimiento celular, pero mucho más intenso.

Son los llamados disruptores endocrinos, una auténtica amenaza no sólo para nuestra salud, sino para reproducción y supervivencia de miles de especies animales, ya que causa la "feminización" de los individuos machos. Estos elementos proceden de la contaminación ambiental y agrícola: son residuos de fertilizantes y pesticidas, de plásticos y de contaminantes de todo tipo, que están presentes en los alimentos, el agua, etc.

La exposición a los estrógenos puede modularse en cierta medida evitando en lo posible el contacto entre comida y plásticos, consumiendo productos de agricultura biológica, reduciendo la proporción de proteína animal de la dieta y especialmente de lácteos, y también por medio de los fitoestrógenos (estrógenos vegetales) de los que hablaremos más abajo.

Reposición de estrógenos en la menopausia. Otro factor de riesgo asociado a los estrógenos es la Terapia Hormonal Sustitutoria. En las últimas décadas, ha sido bastante habitual administrar estrógenos a las mujeres después de la menopausia, con el objetivo de contrarrestar los efectos de la disminución en la producción de estrógenos característica de esta época de la vida.

Sin embargo, dos estudios recientes, publicados por el Journal of the American Medical Association, han puesto de manifiesto que los riesgos de esta terapia superan a las ventajas. En uno de esos estudios, que evaluaba el efecto de la terapia en 16.600 mujeres sanas, éstas fueron avisadas del final del seguimiento ¡tres años antes! Actualmente, los estrógenos aparecen en la lista oficial de sustancias carcinógenas que editan las autoridades sanitarias norteamericanas.
Se están explorando otras alternativas. Y una de ellas, otra vez, son los fitoestrógenos. Los fitoestrógenos parecen comportarse como sustancias funcionales, es decir, pueden tener un efecto modulador, o estimulante, de las funciones celulares, según las circunstancias.

La dieta y el cáncer de mama

Productos lácteos. Cinco episodios de cáncer de mama llevaron a la científica Jane Plant a investigar a fondo esta enfermedad. De hecho, y este es uno de los descubrimientos más importantes, en China y Japón nunca se han consumido estos productos.

Este efecto no se debe a su contenido en grasa, sino porque es un alimento con una gran carga hormonal. El bebé humano, alimentado con leche de su madre, dobla su peso en seis meses, el ternero lo hace en 47 días, y en ese tiempo puede alcanzar los 100 kilos. La leche de la vaca provee al ternero no sólo del alimento necesario (proteínas, grasas, glúcidos, calcio, fósforo...), sino también de una variedad de hormonas de crecimiento, mensajeros químicos cuya función es estimular la proliferación celular del ternero, para que aumente de peso rápidamente. Dicho de otro modo, la leche es un potente cóctel de hormonas y sustancias afines, que actúan sinérgicamente entre sí. Esta es, probablemente, una de las causas del aumento de estatura que ha ocurrido en Occidente en las últimas décadas.

Cuando ese estímulo es recibido por un organismo adulto, de una especie de mucho menor peso, que ya ha concluido su etapa de crecimiento, y que no necesita ese estímulo, este efecto hormonal/estimulante puede tomar un camino lateral de efectos poco deseable. El tejido de los pechos es especialmente sensible; el cáncer de mama es un cáncer impulsado hormonalmente.

Dieta baja en fibra para el cáncer de mama

La fibra atrapa y arrastra los estrógenos que han terminado su vida útil y deben eliminarse por vía hepática / intestinal. Una dieta insuficiente en productos vegetales y granos integrales (legumbres y cereales integrales) puede no contener la suficiente fibra, y dar a lugar a que estos estrógenos se reabsorban por vía intestinal.

... y alta en grasa para el cáncer de mama

Dietas altas en grasa se relacionan con una mayor incidencia del cáncer de mama. Entre otras cosas, incrementa la síntesis de estrógenos. Los países que siguen dietas bajas en grasas, altas en fibra y adecuada en calorías tienen una tasa de esta enfermedad notablemente inferior.

Cuando la grasa es animal, la cosa se complica.

Al estar en lo más alto en la pirámide alimentaria, los animales tienen una concentración de residuos de pesticidas, fertilizantes y contaminantes químicos mucho mayor que los vegetales. Muchos de estos contaminantes tienen efectos cancerígenos conocidos. En el organismo del animal estas toxinas normalmente se acumulan en la grasa. Dado que el tejido mamario se compone en gran parte de grasa, los pechos tienen una gran tendencia a ser almacén de toxinas, lo que a su vez aumenta el riesgo de dañar el ADN.

Una dieta muy oxidante para el cáncer de mama

La dieta standard occidental se caracteriza por un desequilibrio entre la carga oxidante y los elementos antioxidantes protectores (vitaminas C y E, carotenos, ciertos minerales y oligoelementos, fitoquímicos) Esto ocurre cuando la alimentación es pobre en alimentos integrales y vegetales frescos, y rica en alimentos refinados, desvitalizados, procesados, demasiado cocinados, etc.

A ello contribuye el progresivo empobrecimiento en micronutrientes de los suelos agrícolas debido a los fertilizantes químicos, que consisten básicamente en tres elementos: nitrógeno, fósforo y potasio. Los oligoelementos, que antes volvían a la tierra por medio de la fertilización orgánica (estiércol y compost), actualmente no se reponen.

En este punto, es muy importante valorar la influencia de las técnicas y temperatura de cocinado sobre la calidad e integridad de los aceites. Con los aceites vegetales, la inadecuada manipulación, especialmente de los inestables aceites poliinsaturados, o el uso excesivo de la temperatura a la hora de cocinar, puede dar lugar a procesos de oxidación y de generación de radicales libres.

Por ello es importante utilizar aceites obtenidos por primera presión en frío, utilizar para cocinar sólo aceite de oliva, y reservar los aceites de semillas solo para consumir en crudo.

Una dieta con un alto índice glucémico

Las principales hormonas de crecimiento se llaman IGF-1 e IGF-2, literalmente, factor de crecimiento de tipo insulínico. Es decir, la insulina es un facilitador de la acción de estas hormonas, además de incrementar la producción de estrógenos. Una dieta alta en azúcares y productos refinados, que da lugar a una cotidiana descarga excesiva de insulina, facilita la actividad de todas estas hormonas.

El alcohol y el cáncer de mama

El abuso de alcohol aumenta la predisposición al cáncer de mama. Incrementa el desgaste de micronutrientes, deprime el sistema inmunitario y acelera los procesos de envejecimiento. Cuando el abuso es manifiesto, puede llegar a producir daños hepáticos y cerebrales. Las mujeres son más sensibles a los efectos del alcohol. En este tema, sin duda, los mejores consejeros son la moderación y el sentido común.

Fuente: enbuenasmanos.com

viernes, 1 de mayo de 2009

Nueces para reducir el riesgo de cáncer de mama


Así lo reveló un reciente estudio, según el cual el consumo de esas frutas secas disminuye la posibilidad de desarrollar cáncer de mama. Las propiedades de los ácidos grasos omega-3, los antioxidantes y los fitosteroles serían la causa.
Expertos de la Escuela de Medicina de la Marshall University en Huntington, West Virginia, hallaron que ratones de laboratorio modificados para desarrollar cáncer mamario tenían mucho menos riesgo de padecer la enfermedad si eran alimentados con el equivalente a un puñado de nueces por día.
"Las nueces son mejores que las galletas o las papas fritas cuando se quiere una golosina", indicó en un comunicado Elaine Hardman, una de las investigadoras que participó del estudio. "Sabemos que una dieta saludable en general previene todas las formas de enfermedad crónica", dijo la experta. Hardman manifestó que aunque la investigación se realizó con animales de laboratorio, es posible que el mismo mecanismo funcione en las personas.
"Las nueces contienen muchos ingredientes que, individualmente, demostraron desacelerar el crecimiento del cáncer, incluidos los ácidos grasos omega-3, los antioxidantes y los fitosteroles", escribió el equipo de Hardman en un resumen presentado durante un encuentro anual de la Asociación Estadounidense de Investigación del Cáncer, en Denver. Los investigadores emplearon roedores especialmente diseñados para desarrollar cáncer de pecho. La mitad recibió el equivalente a unos 60 gramos de nueces por día y la otra mitad siguió una dieta normal. Los ratones que comieron nuez presentaron menos tumores, y más pequeños, que los otros animales. Además, los cánceres aparecían más tarde en el grupo de animales alimentados con nueces.
"Estos ratones de laboratorio suelen tener una incidencia tumoral del 100 por ciento a los cinco meses. El consumo de nueces demoró (la aparición de) los tumores al menos tres semanas", dijo Hardman en un comunicado. "Está claro que las nueces contribuyen con una alimentación saludable a reducir el cáncer de mama", señaló la científica. El estudio se suma a la evidencia de que los ácidos grasos omega-3 pueden brindar una serie de beneficios para la salud, desde prevenir la enfermedad cardíaca hasta disminuir los riesgos de cáncer. Los expertos desconocen si los tipos que se encuentran en las nueces y las verduras funcionan tan bien como los ácidos grasos omega-3 que se hallan en el aceite de pescado.
Fuente: Reuters
infobae.com

miércoles, 25 de marzo de 2009

¿Comer hamburguesas produce cáncer?



Un nuevo estudio asegura que comer una hamburguesa por día aumenta el peligro de contraer tumores malignos...
La investigación se llevó a cabo en Estados Unidos, el país del consumo de hamburguesa por excelencia. “El exceso de carne no solamente provoca problemas de colesterol y de estómago, sino que su ingesta duplica el riesgo de cáncer de mama”, sostiene la oncóloga argentina Maria Luisa Zabala Ramos, quien recomienda ingerir este alimento una vez a la semana y no más.
“Es importante crear conciencia sobre todo en el colectivo de los jóvenes que suelen comer mucha carne roja y si es en formato de hamburguesa casi de manera diaria, incluso suelen pasar por las tiendas de comida rápida varias veces al día o a la semana, lo cual estarían teniendo garantizada la visita al médico en un futuro mediato”, comenta la especialista.
Hay que incluir en la dieta más frutas, verduras y pescado a modo de reemplazo. La investigación que pone en alerta esta realidad ha estudiado a noventa mil enfermeras estadounidenses, todas ellas premenopáusicas a las que se les hizo un seguimiento desde el año 1991, preguntándoles sobre cuestiones alimentarias. Al final de la investigación, 1021 mujeres habían desarrollado un tumor en sus mamas. Según los investigadores, hay varios factores biológicos que pueden explicar la asociación de carne roja y unas hormonas sexuales que aumentan el riesgo de contraer la enfermedad.
La manera en que se cocina y procesa el alimento hace que esta comida contenga cancerígenos. No hay que olvidar que los granjeros utilizan hormonas sexuales y anabolizantes para engordar a los vacunos, motivo por el cual los especialistas no recomiendan consumir altas cantidades del alimento.
“Este estudio que complementa varios anteriores en los que se informa que el consumo de carne roja aumenta el riesgo de enfermar de cáncer de colon es otra buena razón para que las mujeres la consuman en menor cantidad para no darle espacio al cáncer de mama”, asegura Zabala Ramos.
Consejos para prevenir el cáncer
- Consumir carne roja una vez a la semana
- Reemplazar el alimento por una dieta a base de verduras, frutas y pescado.
A tener en cuenta:
- El exceso de carne favorece la aparición de artritis.
- Favorece la aparición de cáncer de colon
- Eleva el colesterol
- Las personas afectadas por diabetes deben tener cuidado con su consumo desproporcionado ya que los productos animales contienen lipoácidos saturados

Cascada Inacayal - Villa La Angostura - Patagonia Argentina