viernes, 30 de agosto de 2013
El consumo de alcohol antes del primer embarazo aumenta el riesgo de cáncer de mama
martes, 15 de enero de 2013
Advierten el riesgo de “naturalizar” el consumo de alcohol entre los jóvenes

miércoles, 19 de diciembre de 2012
El abuso del alcohol en Navidad, el enemigo número uno de los abdominales
Naturaleza del alcohol
El acetato
miércoles, 28 de marzo de 2012
Europa, a la cabeza del consumo de alcohol
El este y los países nórdicos aumentan su consumo
Daños a terceros
martes, 5 de abril de 2011
El consumo excesivo de alcohol y su efecto sobre la nutrición

El estado nutricional de una persona puede resultar alterado por el excesivo consumo de alcohol. efectos sobre la nutriciónA continuación te mostramos cuáles son sus:
- Altera el equilibrio de la glucosa en sangre pudiendo causar hipoglucemias severas en estados de ayuno.
- Produce infiltración de grasa en el hígado o esteatosis hepática.
- Aumenta el colesterol LDL o colesterol malo en sangre.
- Inhibe la síntesis de algunas proteínas de gran importancia funcional en el organismo.
- Reduce la absorción de ácido fólico pudiendo ser éste un factor desencadenante de anemia nutricional.
- Disminuye la absorción de vitamina B1 y aumenta la excreción urinaria de vitamina B6, importantes para el correcto metabolismo de los hidratos de carbono y para el funcionamiento del sistema nervioso.
- Reduce las concentraciones plasmáticas de vitamina A y E, fuertes antioxidantes en el organismo.
- Reduce la absorción de zinc y selenio, minerales antioxidantes e importantes para el sistema inmunológico del organismo.
- Interfiere en la capacidad del organismo de absorber calcio, lo cual puede afectar la salud ósea negativamente.
- Su consumo puede causar desequilibrios energéticos, llevando a la desnutrición en alcohólicos severos o a obesidad en bebedores fuertes pero no adictos.
Es claro que siempre debemos tener mucho cuidado cuando consumimos bebidas alcohólicas, pues su ingesta excesiva no sólo puede propiciar las carencias nutricionales, sino también, el desarrollo de enfermedades irreversibles y severas al alterar la absorción, depósito, metabolismo y excreción de nutrientes.
Fuente: vitonica.com
martes, 22 de febrero de 2011
El alcohol, un ingrediente peligroso en la infancia

En los adultos, su exceso puede causar severos daños y ser predictor de muchas enfermedades, pero en los niños, el alcohol no debería estar presente si queremos favorecer su crecimiento y desarrollo normal, así como si deseamos propiciar su salud en la vida adulta.
En primer lugar, la edad en la que una persona bebe alcohol por primera vez predice si será abusador o adicto al alcohol a lo largo de su vida. Además, el alcohol no deja de producir efectos en el sistema nervioso central y en los niños, un poco puede producir efectos como pérdida de concentración, alteraciones del humor, pérdida del equilibrio y de sentidos de orientación o posición.
Por dentro, el alcohol destruye las células del cerebro y altera su normal funcionamiento, también afecta el funcionamiento del hígado, modifica los latidos del corazón y la presión arterial, por ello, puede causar daños irreversibles en este pequeño organismo a nivel cardiovascular y neurológico.
El alcohol representa un serio peligro para el cuerpo y la mente de un individuo que apenas está madurando, por ello no podemos pasar por alto el consumo de alcohol, un ingrediente insospechado en la infancia pero que puede estar presente y resultar muy peligroso, condicionando la salud actual y futura del niño que bebe.
Para prevenir la ingesta de alcohol en los niños, los adultos debemos ser buenos ejemplos y dialogar con los pequeños acerca de las consecuencias negativas de su ingesta.
Fuente: vitonica.com
martes, 1 de febrero de 2011
La comida puede ser tan adictiva como el alcohol

The New York Times
NUEVA YORK.- Muchos piensan que, para adelgazar, todo lo que tienen que hacer los obesos es comer menos y moverse más. En cambio, los alcohólicos necesitan tratamiento. Pero ¿son realmente tan diferentes esos dos problemas? ¿Es posible que comer sea también algo adictivo?
Un estudio que acaba de publicarse en Archivos de Psiquiatría General analiza las similitudes neurobiológicas que existen entre las conductas que llevan a la obesidad y al abuso de sustancias, y ofrece más evidencias de que los alimentos también pueden ser adictivos. Los investigadores de la Universidad de Washington examinaron dos extensas muestras de adultos norteamericanos a los que se los interrogó sobre alcoholismo en sus familias. Cada estudio incluía a 40.000 adultos; un informe fue realizado en 1991 y 1992; el otro, una década más tarde, en 2001 y 2002.
A los participantes se les preguntó si algún familiar había "sido alcohólico o bebedor problemático". Los participantes también informaban sobre su peso y altura, de manera que se pudiera calcular el índice de masa corporal (IMC: peso en kilos dividido por la altura al cuadrado en metros; si supera un puntaje de 30, indica obesidad).
El primer informe no encontró relación alguna entre la historia familiar de alcoholismo y obesidad. Diez años más tarde, los adultos con una historia familiar de alcoholismo tenían entre un 30 y 40 por ciento más de posibilidades de ser obesos que los que no tenían casos de alcoholismo en la familia. Las mujeres estaban en un riesgo particularmente alto: casi el 50 por ciento tenían más probabilidad de ser obesas si en sus familias había alcoholismo (los hombres, un 26%).
¿Por qué este cambio con el paso del tiempo?
El doctor Richard Grucza, primer autor del estudio, dice que la mayor culpable "es la naturaleza de los alimentos que ingerimos y su tendencia a atraer las partes del cerebro implicadas en la adicción". Algunos alimentos, cargados con azúcar, sal y grasa y especialmente formulados para atraer a los consumidores, pueden ser los que disparen, en la gente predispuesta, excesos de alimentación al despertar centros primitivos de recompensa y reforzar la conducta adictiva. Este tipo de alimentos, que el ex comisionado de la Administración de Alimentos y Drogas Dr. David Kessler ha llamado "hiperapetecibles", pueden llamar más a la sobrealimentación que los vegetales verdes.
En su libro El fin de la sobrealimentación, Kessler describe cómo estos alimentos altamente atractivos, del tipo de los que se sirven en las cadenas de restaurantes de comida rápida, cambian la química del cerebro y disparan una respuesta neurológica que estimula a desesperarse por más comida, incluso aunque no se tenga apetito.
La sensación que tiene alguna gente de que no puede controlar sus ingestas puede, de hecho, ser cierta, sostiene, porque estos alimentos dulces y ricos en grasas estimulan al cerebro para que libere dopamina, un neurotransmisor asociado con el centro del placer.
Sin embargo, son posibles otras explicaciones para la alta cantidad de obesos entre los familiares de alcohólicos. Por ejemplo, es posible que la gente de familias con alcoholismo sea más susceptible al estrés o que sufra de depresión. Ambas condiciones pueden llevar a beber o comer de más.
Fuente: lanacion.com

Cascada Inacayal - Villa La Angostura - Patagonia Argentina