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viernes, 30 de agosto de 2013

El consumo de alcohol antes del primer embarazo aumenta el riesgo de cáncer de mama

Mucho se ha hablado del consumo de alcohol y su vinculación con el cáncer. Un nuevo estudio viene a constatar esta relación pero concretando el riesgo con el momento de la ingesta. Si se bebe antes del primer embarazo, la probabilidad de tener cáncer de mama aumenta un 34% en comparación con aquellas mujeres que optan por bebidas no alcohólicas.

El estudio, cuyos datos se han publicado en la revista 'Journal of the National Cancer Institute', no sólo ha establecido el vínculo entre la ingesta de alcohol con el cáncer de mama sino también con el riesgo de tener otro problema, una enfermedad benigna de mama, independientemente del consumo alcohólico que se realice después de la primera gestación.

Estudios previos han demostrado que el alcohol consumido en el último año afecta al riesgo de cáncer de mama de una mujer, pero no existen datos sobre la relación entre la ingesta de bebidas alcohólicas durante el periodo de tiempo entre el primera menstruación de la mujer y su primer embarazo con esta enfermedad, a pesar de que el tejido mamario es particularmente susceptible a agentes carcinógenos durante ese espacio temporal.

Ying Liu, de la Escuela de Medicina de Universidad de Washington en St. Louis, Estados Unidos, y sus colegas analizaron datos de 116.671 enfermeras, con edades entre 25 y 44 años, sobre su historia médica, reproductiva, y estilo de vida, gracias a cuestionarios como parte del Estudio de Salud de las Enfermeras II (NHSII).

Se obtuvieron los datos sobre su consumo de alcohol en cuatro periodos de edad preguntando a las participantes sobre el número total de bebidas alcohólicas que consumían en las diferentes edades: de 15 a 17 años; de 18 a 22, de 23 a 30 y de 31 a 40. Después de excluir a las mujeres que no cumplían los criterios del estudio predeterminados, se incluyó en el análisis final a un total de 91.005 mujeres que habían tenido al menos un embarazo a término.

Entre las mujeres seleccionadas para la investigación, se registraron 1.609 casos de cáncer de mama y 970 casos de BBD durante el periodo de estudio, que fueron confirmados por los médicos que revisaron la información de las historias clínicas de cada paciente.

El consumo de alcohol que había realizado la mujer hasta su primer embarazo se asoció con el riesgo de cáncer de mama y BBD proliferativa, independientemente de la bebida que hubera tomado después de ese embarazo. Los datos indicaron una relación dependiente de la dosis, lo que significa que cuanto más alcohol toma una mujer durante ese tiempo, mayor es la probabilidad de desarrollar cáncer de mama. De esta manera, tomar 10 gramos de alcohol al día se vinculó con un aumento del riesgo de cáncer del 11%, mientras que las mujeres que tomaron al menos 15 gramos diarios de alcohol (aproximadamente dos unidades o medio vaso de vino) su riesgo fue del 34%.

Los investigadores también informan que beber alcohol después del primer embarazo se asoció con riesgo de cáncer de mama, pero no de BBD. Por otra parte, se constató que retrasar la maternidad o no tener hijos se vincula con una probabilidad más alta de desarrollar este tumor.

"La consistencia general de los patrones de asociación entre el alcohol y el riesgo de BBD proliferativa y cáncer de mama apoya la hipótesis de que la ingesta de alcohol, especialmente antes del primer embarazo, cuando es probable que el tejido de mama esté en su etapa más vulnerable, puede jugar un papel importante en la etiología del cáncer de mama", concluyen los investigadores.
 
Fuente: elmundo.es

martes, 15 de enero de 2013

Advierten el riesgo de “naturalizar” el consumo de alcohol entre los jóvenes

Especialistas aseguraron que las bebidas alcohólicas son la principal droga de abuso. ACV, hemorragias digestivas y problemas cognitivos, los principales riesgos del consumo en adolescentes.

Autoridades del Ministerio de Salud provincial pidieron a los adultos no “naturalizar” el consumo de alcohol entre los adolescentes, y detallaron que las bebidas alcohólicas son la principal droga de abuso: abarcan más del 30% de los casos de intoxicación asistidos en el servicio de toxicología del hospital Ludovica de La Plata, centro provincial de referencia.

El ministro de Salud provincial, Alejandro Collia, que hoy a la madrugada participó en un operativo de control de alcoholemia en Mar del Plata, advirtió que, lejos de ser una moda, “la ingesta excesiva de alcohol puede provocar daños en el desarrollo cognitivo, hemorragias digestivas y accidentes cerebrovasculares cuando se trata de niños, preadolescentes y adolescentes”.

Esta madrugada, los inspectores del gobierno de la Provincia realizaron un nuevo operativo de control de alcoholemia a conductores de Mar del Plata y la Costa. De los 500 testeados, 6 debieron dejar de conducir por presentar más de 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre.

Además, personal de la Subsecretaría de Adicciones inspeccionó  los boliches y comercios de las calles Güemes y Alem: clausuró “Crobar”, por permitir el acceso después de las 2 y “Russia”, porque dejó entrar menores en forma simultánea con mayores.

Los toxicólogos del hospital Ludovica señalaron que es frecuente que lleguen chicos de entre 10 y 19 años que toman bebidas alcohólicas esporádicamente, por ejemplo, cada 15 días, pero en cantidades exorbitantes. Observan con preocupación que existe una permisividad social y cultural frente a este tipo de consumo. Y advierten que la tolerancia hacia la ingesta de alcohol entre los jóvenes parte de la idea errónea de que se trata de un hábito propio de la adolescencia, que no entraña consecuencias graves.

“Pocos padres saben que cuando un adolescente empieza a consumir grandes cantidades de alcohol en pocas horas tiene alto riesgo de sufrir trastornos neurológicos, cardiacos, digestivos y metabólicos, convulsiones, desvanecimientos, coma alcohólico y hasta muerte”, alertó la jefa de Toxicología del hospital Ludovica, Ana María Girardelli.

A su vez, el consumo excesivo de alcohol predispone a todo tipo de accidentes: los reflejos disminuyen al igual que las capacidades psicomotrices, y esto expone a los alcoholizados a colisiones vehiculares, caídas, desvanecimientos y atropellos en la vía pública.

Cuánto tomar

La normativa vigente indica que una persona no debe manejar un vehículo si tiene más de 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre. Para llegar a este nivel no hace falta mucho: se calcula que un individuo que pesa 70 kilos llega al límite con sólo dos chopps de cerveza, o dos vasos y medio de vino o dos medidas de whisky. Pero los efectos negativos aparecen mucho antes: con sólo 0,15 gramos la persona tiene disminuidos sus reflejos.

Los especialistas explicaron que en la mayoría de los casos, el grupo de pares presiona hacia la borrachera: hay que tomar hasta no dar más. Incluso se suele colocar al que no bebe en un lugar marginal, de debilidad. De este modo, cuando los límites y los riesgos no están claros, tomar alcohol “a morir” les genera, a buena parte de los jóvenes, un sentimiento de pertenencia.

A esto se suma que muchos buscan los efectos del alcohol sobre el sistema nervioso central para “animarse” a hacer cosas que no harían sobrios, generalmente porque se trata de conductas de alta exposición o peligrosidad.

En ese sentido, los expertos en adicciones del Ministerio de Salud provincial recomendaron promover el diálogo permanente entre padres e hijos sobre estos temas, “para que los mayores ayuden a sus hijos a tomar conciencia de los riesgos“. Por otra parte, para ofrecer un espacio de debate e intercambio en relación a las adicciones y los adolescentes, el gobierno provincial realizará, la semana que viene en Mar del Plata, un Congreso para Padres.

“Una sola borrachera puede llevar a la muerte”, enfatizó la jefa de Toxicología del Ludovica, Ana María Girardelli. Detalló que la mayor parte de los adolescentes toma fernet, una bebida a la que muchos consideran un digestivo, sin embargo tiene 45 grados de alcohol, una altísima concentración que lleva a la ebriedad con poco consumo.

Lo mismo ocurre con el gin o el tequila. Los adolescentes suelen mezclar esas bebidas blancas con energizantes. Estas últimas enmascaran los síntomas de ebriedad, lo que les permite tomar más. Pero como los efectos del energizante dura poco en el organismo, poco tiempo después de tomarlo caen abruptamente bajo los efectos del alcohol.

“Desde el Estado provincial estamos haciendo inspecciones permanentemente para que se cumpla con la ley, que prohíbe la venta a menores”, dijo el ministro Collia. Sin embargo, numerosos comerciantes infringen la norma y, además, muchos adolescentes acceden al alcohol en sus hogares. “Por eso buscamos generar conciencia entre los adultos, para que nos ayuden a educar y proteger a sus hijos”, dijo el ministro.

En lo que va de enero los inspectores de la subsecretaría de Adicciones realizaron 268 inspecciones que arrojaron como resultado 51 clausuras de boliches y comercios. También hicieron 3.538 controles de alcoholemia a conductores de los cuales 84 dieron positivo.

Más riesgos

Según los resultados de un sondeo realizado en los Estados Unidos entre 43.093 adultos y publicado el 3 de julio de 2007 en Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, un 47% de las personas que comienzan a beber alcohol antes de los 14 años desarrolla una dependencia en algún momento de su vida, en comparación con un 9% de aquellos que esperan, como mínimo, hasta los 21 años.

Asimismo, cada vez más investigaciones indican que el alcohol provoca más daños al cerebro en desarrollo de los adolescentes de lo que se solía creer, y les causa unas lesiones significativamente mayores que al cerebro de los adultos.

Los jóvenes aguantan más bebiendo y también dañan más sus funciones cognitiva. Una zona afectada es el hipocampo, que resulta crucial para la memoria y el aprendizaje.

Fuente: saludable.infobae.com

miércoles, 19 de diciembre de 2012

El abuso del alcohol en Navidad, el enemigo número uno de los abdominales

La Navidad ya está aquí y para muchos es una fecha en la que poder pasar tiempo con la familia y compartir con los seres más queridos, pero a muchos les da pánico porque estas fechas significan engordar unos kilos a causa de los excesos que se llevan a cabo a nivel alimenticio. Dentro de estos excesos uno de los peores es el abuso del alcohol. Decimos peores porque sin apenas darnos cuenta lo que hacemos es beber demasiado alcohol, algo que va en contra del mantenimiento de unos abdominales perfectos y un vientre plano y bien definido.

Casi todas las celebraciones navideñas están acompañadas de alcohol en grandes cantidades, y es que esta época del año es un momento en el que el abuso de este tipo de bebidas se hace patente. Esto es un enemigo total de nuestros abdominales, ya que el abuso o la ingesta habitual de este tipo de bebidas es un enemigo directo a un abdomen definido. Nosotros en esta ocasión nos vamos a detener en el porqué de esto y en cómo podemos evitar la ingesta masiva de alcohol en estas fiestas que se acercan y que tanto mal puede acabar haciendo a nuestra línea.

Naturaleza del alcohol

Ante todo es importante que comprendamos la naturaleza del alcohol, ya que produce de la fermentación de sustancias de origen natural como cereales, caña de azúcar… Esto hace que las concentraciones de azúcares en las bebidas alcohólicas sean elevadas, aportando a nuestro cuerpo una serie de calorías vacías que lo único que hacemos es tender a acumularlas en forma de grasa si no las quemamos antes a través de una actividad elevada. Es cierto que el metabolismo de cada persona ocupa un papel importante en la asimilación del alcohol, pero por norma general la tendencia es a convertirse en grasa si no se queman estas calorías.

El acetato

Pero no solo debemos temer las altas cantidades de calorías vacías que nos aporta el alcohol, sino que el alcohol en sí tiene una serie de efectos en nuestro organismo. Para empezar debemos tener claro que este tipo de bebidas se asimilan a través del hígado que es quien las depura y filtra. En este proceso se libera una sustancia conocida como acetato, además de las calorías propias de la cantidad de azúcares que contienen este tipo de bebidas. El acetato es uno de los principales problemas que el alcohol presenta a la hora de conseguir un vientre plano y tonificado.

La manera que tiene el organismo de asimilar el acetato es utilizándolo para obtener energía en lugar de la glucosa. De este modo lo que hace el organismo es quemar este acetato en vez de la glucosa que pasa a acumularse en forma de grasa. Ni qué decir tiene que al suceder esto el organismo nunca echará mano de las reservas de grasa para obtener energía. Esto, siempre y cuando la ingesta de alcohol sea habitual, puede traer consigo una atrofia y pérdida del sistema habitual de quema de grasa para obtener energía que el organismo tiene. 

Si nos fundamos en esto nos daremos cuenta que el alcohol es un enemigo directo cuando lo que queremos es la disminución de los niveles de grasa corporal y el crecimiento muscular constante y saludable. En el caso de los abdominales es donde más se notará, ya que es la parte en la que el cuerpo tiende a cumular el exceso de grasa que acumula. Por ello, y para evitarlo es mejor llevarnos a la boca esta Navidad otro tipo de bebidas o echas mano de aquellas más bajas en alcohol como ponche, zumos, refrescos… Desde luego que el mejor aliado para conseguir un vientre plano es el agua o cualquier tipo de infusión.

Imagen | sculpture grrrl

miércoles, 28 de marzo de 2012

Europa, a la cabeza del consumo de alcohol

Los europeos consumen más alcohol que los ciudadanos de ninguna otra parte del mundo. En concreto, el equivalente a 12 litros y medio de alcohol puro por adulto al año o tres bebidas al día. Así lo refleja un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) copatrocinado por la Comisión Europea, que revela que Europa tiene el "dudoso honor" de duplicar en 15 años el consumo medio de alcohol en el mundo.

"El dudoso honor europeo de haber duplicado la media global de consumo de alcohol está claro, con conocidas consecuencias sanitarias para los bebedores, las personas que les rodean y la sociedad en general", señala la directora regional para Europa de la OMS, Zsuzsanna Jakab, para quien el mensaje de este informe es que "la carga de enfermedad relacionada con el alcohol en Europa es evitable".

Según este documento, las variaciones sociales, culturales, geográficas y económicas entre los diferentes países de la UE han llevado a distinguir cuatro grupos: este y centro-este de Europa, centro-oeste y oeste de Europa, los países nórdicos y el sur de Europa, con diferentes consumos, patrones y tendencias.

Esta diferencia revela que el mayor consumo de alcohol se realiza en el este y centro-este de Europa, con 14 litros y medio de alcohol puro por adulto al año, en comparación con los casi 12 litros y medio del centro-oeste y oeste de Europa; los 11,2 litros del sur de Europa y los casi 10 litros y medio de los nórdicos.

Cuando se tienen en cuenta los indicadores de consumo peligroso de alcohol -la proporción de bebida que se toma fuera de las comidas, en lugares públicos o el consumo por atracones ('binge drinking')- el este y centro-este de Europa alcanza la mayor puntuación, 2,9 en una escala que va desde el 1 como el registro de menor daño hasta el 5 como la puntuación que señala el consumo más dañino. Le siguen países nórdicos (2,8); el centro-oeste y oeste europeo (1,5) y sur de Europa (1,1).

El este y los países nórdicos aumentan su consumo

Aunque el consumo europeo del alcohol per cápita se ha mantenido casi constante durante la pasada década, a nivel subregional los países nórdicos y el este de Europa han experimentando un incremento del consumo de alcohol entre los adultos, mientras que ha bajado en el oeste y el sur del continente.

Según este informe, las tasas de mortalidad asociadas al alcohol fueron de 57 por cada 100.000 para los hombres y de 15 por cada 100.000 para mujeres en 2004. También las tasas subregionales de mortalidad varían ampliamente, desde los 129 hombres y 27 mujeres por cada 100.000 en centro-este y este de Europa, hasta las tasas más bajas de 30 hombre y 10 mujeres en el sur de Europa.

Además de estas diferencias generales, las tendencias subregionales específicas influyen en las causas de estas muertes. Así, son más las muertes en centro-este y este de Europa causadas por enfermedades cardiovasculares -excepto la enfermedad cardiaca isquémica- y las heridas. Esto está relacionado con la gran cantidad de alcohol que se consume en estos países y la irregulares sesiones de gran consumo.

En los países nórdicos son proporcionalmente más frecuentes los fallecimientos por desórdenes neurológicos y mentales, debido a la alta prevalencia de alcoholismo y desórdenes relacionados con el consumo de este producto. Por su parte, el cáncer es, proporcionalmente, más frecuente en el sur de Europa, donde los niveles de consumo era considerablemente más alto hace dos décadas y el cáncer necesita tiempo suficiente para desarrollarse.

Daños a terceros

Además de provocar daños a uno mismo, el consumo de alcohol afecta a otras personas. Según una revisión de datos de 2004, unas 5.500 muertes de hombres de todas las edades en la UE y de 2.000 muertes de mujeres podrían atribuirse al consumo de alcohol de otros, siendo las principales causas de fallecimientos y heridas los accidentes de tráfico, seguidos por la violencia como segunda causa.

Por su parte, el sur de Europa muestra la mayor proporción de consumidores de alcohol que perjudican a otros ciudadanos, en comparación al daño total relacionado con el alcohol que se registra en esta subregión medido por muertes. Sin embargo, en centro-este y este de Europa los cálculos revelan la mayor proporción de accidentes con vehículos de motor atribuibles al consumo de alcohol.

Este informe, titulado 'Alcohol en la UE', apunta una serie de políticas coste-efectivas de éxito probado para reducir estas tasas, entre ellas el aumento de los impuestos sobre el alcohol, la reducción de la disponibilidad y las restricciones en su venta.

Fiente: elmundo.es

martes, 5 de abril de 2011

El consumo excesivo de alcohol y su efecto sobre la nutrición


Todos sabemos que el alcohol en la dieta es un factor a considerar si queremos cuidar de la salud, ya que aunque puede resultar beneficioso ingerido en pequeñas cantidades diarias, también es muy fácil alcanzar un consumo excesivo de alcohol y éste puede afectar la nutrición severamente.

El estado nutricional de una persona puede resultar alterado por el excesivo consumo de alcohol. efectos sobre la nutriciónA continuación te mostramos cuáles son sus:

  • Altera el equilibrio de la glucosa en sangre pudiendo causar hipoglucemias severas en estados de ayuno.
  • Produce infiltración de grasa en el hígado o esteatosis hepática.
  • Aumenta el colesterol LDL o colesterol malo en sangre.
  • Inhibe la síntesis de algunas proteínas de gran importancia funcional en el organismo.
  • Reduce la absorción de ácido fólico pudiendo ser éste un factor desencadenante de anemia nutricional.
  • Disminuye la absorción de vitamina B1 y aumenta la excreción urinaria de vitamina B6, importantes para el correcto metabolismo de los hidratos de carbono y para el funcionamiento del sistema nervioso.
  • Reduce las concentraciones plasmáticas de vitamina A y E, fuertes antioxidantes en el organismo.
  • Reduce la absorción de zinc y selenio, minerales antioxidantes e importantes para el sistema inmunológico del organismo.
  • Interfiere en la capacidad del organismo de absorber calcio, lo cual puede afectar la salud ósea negativamente.
  • Su consumo puede causar desequilibrios energéticos, llevando a la desnutrición en alcohólicos severos o a obesidad en bebedores fuertes pero no adictos.

Es claro que siempre debemos tener mucho cuidado cuando consumimos bebidas alcohólicas, pues su ingesta excesiva no sólo puede propiciar las carencias nutricionales, sino también, el desarrollo de enfermedades irreversibles y severas al alterar la absorción, depósito, metabolismo y excreción de nutrientes.

Fuente: vitonica.com

martes, 22 de febrero de 2011

El alcohol, un ingrediente peligroso en la infancia


Más allá de la prohibición legal al consumo de alcohol en menores de edad, los adultos habitualmente pasamos por alto o minimizamos la posibilidad de que los niños ingieran bebidas alcohólicas, algo que por el contrario debería tenerse en cuenta, ya que el alcohol es un ingrediente peligroso en la infancia.

En los adultos, su exceso puede causar severos daños y ser predictor de muchas enfermedades, pero en los niños, el alcohol no debería estar presente si queremos favorecer su crecimiento y desarrollo normal, así como si deseamos propiciar su salud en la vida adulta.

A partir de la edad escolar y hasta la adolescencia tardía, el consumo de alcohol es cada día más frecuente, por eso no debemos olvidar los efectos dañinos del consumo temprano de alcohol, sobre todo, en la infancia cuando ni siquiera pensamos en la posibilidad de que un pequeño de 9 años beba vino o cerveza.

En primer lugar, la edad en la que una persona bebe alcohol por primera vez predice si será abusador o adicto al alcohol a lo largo de su vida. Además, el alcohol no deja de producir efectos en el sistema nervioso central y en los niños, un poco puede producir efectos como pérdida de concentración, alteraciones del humor, pérdida del equilibrio y de sentidos de orientación o posición.

Por dentro, el alcohol destruye las células del cerebro y altera su normal funcionamiento, también afecta el funcionamiento del hígado, modifica los latidos del corazón y la presión arterial, por ello, puede causar daños irreversibles en este pequeño organismo a nivel cardiovascular y neurológico.

El alcohol representa un serio peligro para el cuerpo y la mente de un individuo que apenas está madurando, por ello no podemos pasar por alto el consumo de alcohol, un ingrediente insospechado en la infancia pero que puede estar presente y resultar muy peligroso, condicionando la salud actual y futura del niño que bebe.

Para prevenir la ingesta de alcohol en los niños, los adultos debemos ser buenos ejemplos y dialogar con los pequeños acerca de las consecuencias negativas de su ingesta.

Fuente: vitonica.com

martes, 1 de febrero de 2011

La comida puede ser tan adictiva como el alcohol

Roni Caryn Rabin

The New York Times

NUEVA YORK.- Muchos piensan que, para adelgazar, todo lo que tienen que hacer los obesos es comer menos y moverse más. En cambio, los alcohólicos necesitan tratamiento. Pero ¿son realmente tan diferentes esos dos problemas? ¿Es posible que comer sea también algo adictivo?

Un estudio que acaba de publicarse en Archivos de Psiquiatría General analiza las similitudes neurobiológicas que existen entre las conductas que llevan a la obesidad y al abuso de sustancias, y ofrece más evidencias de que los alimentos también pueden ser adictivos. Los investigadores de la Universidad de Washington examinaron dos extensas muestras de adultos norteamericanos a los que se los interrogó sobre alcoholismo en sus familias. Cada estudio incluía a 40.000 adultos; un informe fue realizado en 1991 y 1992; el otro, una década más tarde, en 2001 y 2002.

A los participantes se les preguntó si algún familiar había "sido alcohólico o bebedor problemático". Los participantes también informaban sobre su peso y altura, de manera que se pudiera calcular el índice de masa corporal (IMC: peso en kilos dividido por la altura al cuadrado en metros; si supera un puntaje de 30, indica obesidad).

El primer informe no encontró relación alguna entre la historia familiar de alcoholismo y obesidad. Diez años más tarde, los adultos con una historia familiar de alcoholismo tenían entre un 30 y 40 por ciento más de posibilidades de ser obesos que los que no tenían casos de alcoholismo en la familia. Las mujeres estaban en un riesgo particularmente alto: casi el 50 por ciento tenían más probabilidad de ser obesas si en sus familias había alcoholismo (los hombres, un 26%).

¿Por qué este cambio con el paso del tiempo?

El doctor Richard Grucza, primer autor del estudio, dice que la mayor culpable "es la naturaleza de los alimentos que ingerimos y su tendencia a atraer las partes del cerebro implicadas en la adicción". Algunos alimentos, cargados con azúcar, sal y grasa y especialmente formulados para atraer a los consumidores, pueden ser los que disparen, en la gente predispuesta, excesos de alimentación al despertar centros primitivos de recompensa y reforzar la conducta adictiva. Este tipo de alimentos, que el ex comisionado de la Administración de Alimentos y Drogas Dr. David Kessler ha llamado "hiperapetecibles", pueden llamar más a la sobrealimentación que los vegetales verdes.

En su libro El fin de la sobrealimentación, Kessler describe cómo estos alimentos altamente atractivos, del tipo de los que se sirven en las cadenas de restaurantes de comida rápida, cambian la química del cerebro y disparan una respuesta neurológica que estimula a desesperarse por más comida, incluso aunque no se tenga apetito.

La sensación que tiene alguna gente de que no puede controlar sus ingestas puede, de hecho, ser cierta, sostiene, porque estos alimentos dulces y ricos en grasas estimulan al cerebro para que libere dopamina, un neurotransmisor asociado con el centro del placer.

Sin embargo, son posibles otras explicaciones para la alta cantidad de obesos entre los familiares de alcohólicos. Por ejemplo, es posible que la gente de familias con alcoholismo sea más susceptible al estrés o que sufra de depresión. Ambas condiciones pueden llevar a beber o comer de más.

Fuente: lanacion.com


Cascada Inacayal - Villa La Angostura - Patagonia Argentina