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miércoles, 30 de marzo de 2011

El alcohol, nocivo cerca de la gestación


Gabriel Stekolschik
LA NACION.com
Como podrá suponerse, se han efectuado infinidad de investigaciones -tanto en animales como en seres humanos- sobre los efectos del alcohol en el organismo. En particular, son muy numerosos los estudios que hacen foco en las consecuencias de su ingesta durante la gestación.

Sin embargo, la gran mayoría de estos trabajos analiza las secuelas provocadas por una dosis aguda de esta sustancia o, si no, por su consumo crónico a lo largo de toda la preñez.

Ahora, un equipo interdisciplinario de científicos argentinos decidió evaluar qué sucede cuando la madre toma alcohol en pequeñas cantidades, y solamente durante el período perigestacional, es decir, desde pocos días antes de la fecundación hasta que el embrión inicia el desarrollo de los órganos.

Como, lógicamente, estas pruebas no pueden efectuarse directamente en seres humanos, para estos experimentos se usan ratones. "El ratón es universalmente utilizado para estos estudios porque tiene homología con el desarrollo embrionario y placentario humano", señala la doctora Elisa Cebral, investigadora en el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias del Conicet, y en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de la UBA.

Los resultados de estos trabajos, que dieron lugar a varias publicaciones científicas, muestran que cuando las hembras ingieren alcohol -sólo durante el período perigestacional y en una concentración equivalente a la que tiene el vino-, se producen alteraciones en la madre y en el embrión.

"Se observa una menor vascularización de la placenta, retraso en el crecimiento del embrión y una elevada frecuencia de embriones anormales, con anomalías en la formación del sistema nervioso central. Incluso, nosotros encontramos anomalías óseas, tanto en la formación del cráneo como de las extremidades", revela Cebral.

"Pero lo más novedoso -añade- es que, cuando las hembras dejan de beber alcohol a los pocos días de iniciada la preñez, igualmente esas alteraciones aparecen en el feto. Esto habla de que el daño producido es temprano e irreversible, lo que no se había descripto antes porque lo que se suele hacer en este campo de estudio es exponer a las hembras al alcohol durante todo el tiempo de gestación y, después, ver los efectos en las crías."

Ahora, un nuevo trabajo del grupo, que acaba de ser aceptado para su publicación en la revista científica Cell Biology and Toxicology , encara otro aspecto novedoso de los efectos del alcohol durante el período perigestacional: su probable genotoxicidad, es decir, si provoca algún daño en el ADN. "Encontramos que la ingesta de alcohol durante un período breve -desde 17 días antes de la concepción hasta diez días después- provoca un aumento en la frecuencia de micronúcleos en las células de médula ósea de las hembras preñadas y, también, de las no preñadas, lo que podría estar revelando roturas en el ADN o un retardo en la migración de los cromosomas durante la división celular. Esto último podría dar lugar a aneuploidías, es decir, a células con un número anormal de cromosomas", informa la doctora Marta Mudry, investigadora del Conicet en el Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la FCEyN. "Además, encontramos que esos 27 días de alcohol provocan alteraciones morfológicas de los óvulos y de los espermatozoides", completa.

Las investigadoras insisten en aclarar que se trata de un estudio en ratones y que, por lo tanto, estos resultados no deben extrapolarse a lo que podría ocurrir en el organismo humano. No obstante, a la hora de hacer analogías, aceptan que se trata de un modelo que reflejaría los efectos de un "alcoholismo social" (algo así como dos a tres copas de vino diarias) por un lapso que va desde varias semanas antes de la concepción hasta el final del primer trimestre del embarazo.

En cualquier caso, Mudry advierte que los estudios de genotoxicidad reflejan los efectos en el ADN de la exposición a sustancias, "que generalmente pasa inadvertida porque forma parte de nuestros hábitos diarios".

Ambas investigadoras advierten: "El nuestro es un modelo «limpio», porque sólo exponemos a los animales al alcohol. Es decir, estos ratones no padecieron desnutrición, ni utilizaron fármacos, ni estuvieron expuestos a fármacos, a contaminantes del ambiente u otros factores a los que los humanos sí estamos expuestos. Por lo tanto, si quisiéramos hacer el ejercicio de comparar, es probable que nuestro riesgo sea aún mayor".

Centro de Divulgación Científica de la Facultad de Ciencias Exactas, UBA

viernes, 25 de febrero de 2011

Una copa de alcohol protegería el corazón

Una revisión de investigaciones realizadas durante los últimos treinta años sugiere que tomar una copita de alcohol por día puede ayudar a prevenir la enfermedad cardíaca.

Tal el resultado de un trabajo de investigadores de la Universidad de Calgary, que revisaron 84 estudios realizados durante 1980 y 2009. Este análisis acaba de publicarse en el British Medical Journal y mostró una reducción de entre el 14 y el 25% de enfermedad cardíaca en bebedores moderados comparados con personas que nunca habían bebido alcohol.

Otro artículo, del mismo grupo de investigación, indica que el alcohol aumenta los niveles de "buen" colesterol.

Sin embargo, los especialistas advierten que estos resultados no son una razón para comenzar a beber. Aunque muchos estudios han mostrado que beber en moderación ofrece algunos beneficios para la salud, se pueden obtener resultados similares manteniendo un estilo de vida físicamente activo y con una dieta balanceada.

Por otro lado, aunque beber moderadamente parece ser beneficioso, y podría reducir todas las formas de enfermedad cardiovascular en un 25%, el riesgo aumenta drásticamente cuando se bebe mucho.

Según indican los estudios, no habría que beber más de una copa o dos para obtener efectos favorables. Aunque el contacto con el alcohol siempre tiene un costado riesgoso.

De hecho, los problemas sociales, la cirrosis y el incremento de la mortalidad derivada de una cantidad de enfermedades, incluyendo el cáncer, entre los bebedores compulsivos sugieren que tal vez sea más saludable evitar todo contacto con el alcohol.

Fuente: lanacion.com

martes, 22 de febrero de 2011

El alcohol, un ingrediente peligroso en la infancia


Más allá de la prohibición legal al consumo de alcohol en menores de edad, los adultos habitualmente pasamos por alto o minimizamos la posibilidad de que los niños ingieran bebidas alcohólicas, algo que por el contrario debería tenerse en cuenta, ya que el alcohol es un ingrediente peligroso en la infancia.

En los adultos, su exceso puede causar severos daños y ser predictor de muchas enfermedades, pero en los niños, el alcohol no debería estar presente si queremos favorecer su crecimiento y desarrollo normal, así como si deseamos propiciar su salud en la vida adulta.

A partir de la edad escolar y hasta la adolescencia tardía, el consumo de alcohol es cada día más frecuente, por eso no debemos olvidar los efectos dañinos del consumo temprano de alcohol, sobre todo, en la infancia cuando ni siquiera pensamos en la posibilidad de que un pequeño de 9 años beba vino o cerveza.

En primer lugar, la edad en la que una persona bebe alcohol por primera vez predice si será abusador o adicto al alcohol a lo largo de su vida. Además, el alcohol no deja de producir efectos en el sistema nervioso central y en los niños, un poco puede producir efectos como pérdida de concentración, alteraciones del humor, pérdida del equilibrio y de sentidos de orientación o posición.

Por dentro, el alcohol destruye las células del cerebro y altera su normal funcionamiento, también afecta el funcionamiento del hígado, modifica los latidos del corazón y la presión arterial, por ello, puede causar daños irreversibles en este pequeño organismo a nivel cardiovascular y neurológico.

El alcohol representa un serio peligro para el cuerpo y la mente de un individuo que apenas está madurando, por ello no podemos pasar por alto el consumo de alcohol, un ingrediente insospechado en la infancia pero que puede estar presente y resultar muy peligroso, condicionando la salud actual y futura del niño que bebe.

Para prevenir la ingesta de alcohol en los niños, los adultos debemos ser buenos ejemplos y dialogar con los pequeños acerca de las consecuencias negativas de su ingesta.

Fuente: vitonica.com

miércoles, 18 de agosto de 2010

Advierten que el alcohol afecta más a medida que se envejece

Si siente que ya no puede beber como lo hacía antes, no está solo. A medida que envejecemos, el organismo se vuelve más sensible al alcohol .

El sitio Web de salud de las personas de la tercera edad, del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, difundió nuevas advertencias sobre el alcohol y el envejecimiento. Recordó a las personas mayores de 65 que aunque tomen pocas bebidas diarias pueden sentirse más afectados que en su juventud.

Eso de algún modo tiene que ver con los achaques de la edad porque el cuerpo –especialmente su metabolismo– ya no es el mismo. El organismo de los mayores metaboliza el alcohol con más lentitud y, además, tiene menos agua.

El resultado de esta situación hace que un adulto mayor que consume unos pocos vasos de vino tendrá un porcentaje de alcohol en sangre más elevado que uno más joven que tome lo mismo.

Puede comenzar a sentirse mareado antes incluso si sus hábitos de bebida son los mismos de siempre.

El alcohol también puede empeorar determinados problemas de salud relacionados con la edad como la hipertensión, la diabetes, trastornos en el hígado y problemas de memoria, entre otros. Y como la gente mayor toma por lo general más remedios, tiene mayor riesgo de sufrir una interacción entre la bebida y los medicamentos, que puede causar confusión, inestabilidad al caminar, náuseas y otros problemas.

Por ejemplo, beber alcohol mientras se toman medicamentos para la hipertensión, la diabetes, la gota o problemas cardíacos puede agravar los síntomas. Hasta los analgésicos de venta libre pueden representar un riesgo. Tomar alcohol mientras se ingiere aspirina o medicamentos para la artritis, además, puede acentuar el riesgo de sangrado estomacal. El alcohol también puede elevar el riesgo de daño hepático si se lo ingiere junto con el acetaminofén, el analgésico del Tylenol (Ver “Peores efectos...” ).

El equilibrio es otra capacidad que puede verse afectada por tomar en exceso. Y en los adultos mayores que beben habitualmente aumenta el riesgo de sufrir, por ejemplo, fracturas de cadera.

Todos estas advertencias no significan que la gente de la tercera edad deba dejar de beber por completo, pero sí que necesita tener más cuidado con lo que toma y con qué frecuencia. El sitio del Instituto Nacional de Salud dice que las personas de más de 65 años no deberían ingerir más de siete vasos de alcohol por semana, y que no deben tomar más de tres en un solo día.

Peores efectos en la salud

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia de consumo excesivo de alcohol en personas mayores de 60 años es de aproximadamente un 5,3 por ciento. Hace cinco años, cuando se hizo un relevamiento mundial sobre sus efectos en adultos mayores, se advirtió que los índices más altos estaban en los Estados Unidos, donde el 14 por ciento de los mayores de 60 consumen habitualmente dosis elevadas de bebidas con alcohol. Para la OMS, ese hábito es altamente peligroso porque las personas con esas edades son más vulnerables a sus efectos nocivos. Algunas enfermedades frecuentes en la tercera edad, como la diabetes mellitus, hipertensión arterial y las úlceras, empeoran con el alto consumo de alcohol. Además, muchos de los medicamentos para tratar estas dolencias pueden provocar efectos adversos si se mezlcan con bebidas alcohólicas.

Fuente: clarin.com

lunes, 14 de junio de 2010

Efectos negativos del exceso de alcohol

La prensa se ha hecho hoy eco de un estudio que afirma que con trece años se comienza a consumir alcohol, y que los botellones es el entretenimiento preferido por muchos jóvenes en nuestro país, queremos alertar sobre los peligros de hacer de este hecho nos ha parecido alarmante, y por elloacer de la borrachera y el exceso de alcohol una norma semanal, ya que se trata de la droga más consumida que genera en nuestro cuerpo una serie de daños irreparables.

El alcohol, como toda droga, genera dependencia en aquellos individuos que lo consumen. A pesar de que la mayoría de nosotros lo utiliza como herramienta de diversión y no convive salir de fiesta sin consumir alcohol. Como todo en nuestra vida, tener un límite es fundamental a la hora de consumir alcohol. No se trata solo de un riesgo para nuestra línea, ya que ya hemos visto que el alcohol nos aporta altas cantidades de calorías que acumulamos en forma de grasa, sino que además un exceso continuado del mismo desencadenará en nuestro organismo una serie de efectos nocivos.

Cuando ingerimos alcohol nuestro cuerpo recibe cantidades elevadas de etanol derivadas del alcohol. Esta sustancia es la que hace que poco a poco adquiramos una dependencia, ya que nuestro cuerpo experimenta una sensación de frenesí y falsa euforia que tiene un efecto de subida y bajada, ya que después de sentirnos alegres suelen venir periodos de depresión, ya que el alcohol y las sustancias que libera en el organismo afectan directamente a nuestro cerebro causando diferentes trastornos que terminan en problemas psicológicos, además de la propia dependencia que a medida que pasa el tiempo se va acrecentando.

A nivel físico los efectos del exceso de alcohol son demoledores. En primer lugar debemos tener en cuenta que el alcohol se procesa a través del hígado, que se ve afectado y con el paso del tiempo puede dar lugar a enfermedades hepáticas. El alcohol aumenta los niveles de triglicéridos y por lo tanto empeora la circulación sanguínea, aumentando el riesgo de padecer enfermedades cardiacas. Nuestros sentidos se ven afectados enormemente, ya que altera el control de nuestro cuerpo y el equilibrio. El aumento de la masa grasa es elevado, y con él la disminución de la masa ósea y la fragilidad de nuestro esqueleto, pudiendo lesionarnos con más facilidad.

Es importante que tengamos esto en cuenta a la hora de divertirnos mediante la ingesta descontrolada de alcohol. Como hemos comentado en infinidad de ocasiones, todo es bueno en su justa medida, aunque con el alcohol es mejor quedarnos cortos siempre.

Fuente: vitonica.com

martes, 16 de febrero de 2010

¿Está realmente el alcohol relacionado con el aumento de peso?



Habitualmente las bebidas alcohólicas suelen ser un motivo de discusión, y es que hay quienes defienden a capa y espada su ingesta porque las consideran beneficiosas para el organismo, y otros que las tachan de nocivas para la salud. Lo que sí es cierto es que una ingesta continuada está directamente relacionada con el aumento de peso.

Muchas veces hemos escuchado que el alcohol engorda, ¿pero sabemos realmente cuáles con las causas para que esto sea así?. Debemos tener en cuenta que las bebidas alcohólicas contienen altas cantidades de calorías vacías, es decir, aportan un alto nivel calórico sin darnos ningún otro tipo de nutriente que pueda ser beneficioso para el organismo. Pero esta no es solamente la causa por la que son bebidas que engordan.

Entorno a un 70% de la composición del alcohol son calorías. Estos valores son los que las bebidas suelen tener por sí solas, pero cuando las mezclamos con refrescos u otro tipo de complementos este aporte calórico aumenta aún más, acentuando de esta manera el efecto que su ingesta tendrá sobre nuestro peso. Aunque esto varía mucho si se trata de un tipo de bebida u otro.

Eso sí, no debemos olvidar que el alcohol tiene un efecto directo en el metabolismo de las grasas. Nuestro organismo metaboliza el alcohol en el hígado, donde se convierte en una sustancia llamada acetato. Es por esto que cuando ingerimos alcohol los niveles de acetato aumentan y nuestro cuerpo quema el acetato producido por el alcohol para obtener energía en vez de las grasas que tenemos acumuladas en el cuerpo, por lo que además de añadir calorías impide la quema de las grasas existentes.

Pero sí que es cierto que el tipo de bebida alcohólica y el momento de su ingesta tienen mucho que ver en este proceso, y es que no es lo mismo consumir un vaso de vino mientras se come o beber tres copas de wisky con cola cada día. Está demostrado que una ingesta moderada de alcohol en las comidas puede ser beneficioso para el sistema cardiovascular, ya que no podemos pasar por alto los efectos antioxidantes del vino.

Eso sí, no debemos olvidar que consumir alcohol de forma indiscriminada, además de poder crearnos una adicción y dañar órganos como el hígado, páncreas, riñones… será un motivo directo de nuestro aumento de peso y la dificultad para bajarlo.

Fuente: vitonica.com

Cascada Inacayal - Villa La Angostura - Patagonia Argentina