Mostrando entradas con la etiqueta salta. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta salta. Mostrar todas las entradas

jueves, 14 de abril de 2011

Boliche Balderrama


Boliche Balderrama......, un lugar de ensueños para los salteños nostalgiosos, que sin darse cuenta la popularidad del mismo nos quitó el lugar del encuentro, momentos que no tenían tiempo ni espacio y se producía a cualquier hora y no nos extrañaba que allí estuviera el amigo que ayer dejamos con una copa paga, en la espera de otra más, sin percatarse de cuanto tiempo había transcurrido.

La permanecía en el lugar por los personajes que allí se daban cita, sin apuros ni compromisos, era tan agradable como cautivantes.


El Boliche Balderrama, que si fue grande, (y lo es aún) es gracias al aporte de cada uno de los que allí estuvimos en su momento, haciendo y siendo parte de su historia.

Primero fueron los obligados Cocheros con sus largas noches, en la espera de un pasajero, quienes sin darse cuenta convocaron a los bohemios trasnochadores, que para matar las horas de insomnio adoptaron el lugar como el rincón obligado para aguardar al nuevo día, cosechando sin proponérselos, amigos circunstanciales que casi siempre allí se encontrarían.

Así se mezclaron cocheros, lustrabotas, médicos, empleados, changarines, abogados, comerciantes, empresarios, poetas, guitarreros, y cantores espontáneos, inmiscuidos entre los que no tenían destino, cada uno viviendo “su noche de bohemia”, confundidos dueños y parroquianos en el convite de copas sin precios, que se invitaban para no ver partir al amigo narrador de anécdotas cautivantes y sin fin, historias increíbles y confesiones intimas, o al guitarrero de amplio repertorio, junto a voces talentosas, que no les hacía falta el acompañamiento musical para dejar florecer al dormido artista que tenían adentro, junto a poetas populares, que sin querer encontraban allí sus inspiraciones.

Uno de ellos, en una servilleta escribió unos versos dedicado al lugar y a los dueños de esta noble cantina, como agradecimiento a las atenciones recibidas, estos versos, que emocionaron esa noche a los tres propietarios, durmieron en un cuadro hasta que el talentoso músico le regaló su melodía y aparentemente allí terminó la cosa......


La música y los versos que tienen por costumbre peregrinar por caminos insospechados en los repertorios de los cantores sin destinos, llegaron (en un país extraño) a una intérprete que imaginó, por la letra, el inaudito lugar, fascinándola hasta conmoverla que la incluyó en su repertorio. Y con que cariño grabó este tema “Zamba de Balderrama”, sin sospechar si quiera, que daba una nueva vida al viejo boliche.

Su canto y su letra por la popularidad de la artista, viajaron sin descanso e invitaban a otros pares a incluirla en sus repertorios, multiplicándose la historia de este tan misterioso y fascinante lugar, que ya todos querían conocer, de esta manera se convocaban cientos de personas para vivir una noche “a orillitas del canal”.Estos extraños visitantes que solo por saciar su curiosidad buscaban en el recinto a los inspirados poetas, a los músicos sin sueños, al cantante incógnito, al cochero que acompaña, a los trasnochadores, a la bohemia y hasta el lucero del alba, que justamente por la invasión de ellos, ya no existían en el viejo boliche, pues…, asediados por los curiosos, emigraron sin destino y perdiéndose en el tiempo de las noches de Salta, que ya para ellos en “a orillitas del canal”…, se apagó Balderrama.


Los nuevos habitantes, todos transitorios, solo podrían contemplar el lugar como un Museo, lleno de recuerdos imperceptibles para ellos, con sus paredes sin revoques, piso de ladrillos, techo de chapas, un gastado mostrador y una reliquia de estantería, muda testigo de la transformación, que gracias a ellos, el viejo cajón del dinero cambió por una registradora que resultó ser chica, ya que sus instalaciones poco a poco y solo por el afán de hacer más sus dueños, aprovechando a los curiosos turistas que dejaban su dinero sin medirlo, el “Boliche” se transformó en una clásica “Peña para Turistas”, con paredes tapizadas de cuadros con recuerdos, cambiando ladrillos por cerámicos, chapas por telgopor, maderas por fórmicas, bombillas por fluorescentes, apareció hasta un escenario, incluidos micrófonos y reflectores, privándonos a los bohemios para siempre de.., El Boliche Balderrama. Ese…., al que dedicara su musa el poeta.

Los que tuvimos la suerte de vivir aquella tasca, institución salteña donde se fomentaba la camaradería, la fraternidad, el alterne, era nuestro confesionario, donde el reloj no nos servía pues bastaba escuchar a Don Juan Balderrama decir: “Por favor muchachos vallasen, tenemos que cerrar, ya es hora de abrir”, al ver esta transformación no nos quedaba más que secarnos unas lágrimas, la nostalgia invade nuestros sentimientos y mientras lloramos lo perdido, los dueños (ahora “nuevos ricos”) sin sentirlo cambiaban su destino, ya no atenderían a curdas sin dinero, Celestino Balderrama, ya no serviría milanesa o locro pulsudo a los cocheros, Doña Daría Balderrama, no cocinaría su rica sopa de gallina o el picante de panza, Don Juan preocupado ahora por la falta de espacio para meter mas gente, se olvido de convidar una copa al narrador de las fascinantes historias, ya que todo a partir de entonces sería nuevo, donde no caben los bohemios trasnochadores, poetas o guitarreros, el cochero cabizbajo se fue tristemente, con su coche, sin pasajeros a paso lento, por el camino incierto de la noches de Salta, para ser hoy..., solo un recuerdo.

Alguna vez el músico que regalo su talento, en este local fue desconocido, tanto…., que tuvo que pagar su vino a precio turista con espectáculo incluido, y como todos los que sintieron el lugar como suyo....., se fue muy triste preguntándose: ¿Donde iremos a parar, donde? Para esperar…a el lucero del alba?

Fuente: portaldesalta.gov.ar

martes, 5 de enero de 2010

9 vinos de Cafayate integran el Top de Austral Spectator

Las bodegas salteñas destacadas por Austral Spectator en su lista de los mejores 66 vinos son:

- La Banda-Vasija Secreta con dos vinos de su línea VAS, Malbec 2007 y Assemblage 2007

- El Porvenir de los Andes con su vino Laborum Partida Limitada Crianza en Roble Malbec 2006

- Lávaque-Finca El Recreo con el vino Finca Quara Cosecha Tardía Torrontés 2007 y Quara Malbec 2007

- Bodega El Esteco con el vino Ciclos Icono Assemblage 2006

- Bodega San Pedro de Yacochuya con el vino Yacochuya Malbec 2006

- Bodega Etchart con el vino Cafayate Torrontés 2009

- Bodega Colomé con el vino Colomé Torrontés 2008.

El dato más importante para la región es el hecho que, de los 9 vinos distinguidos 3 son blancos y 6 son tintos. Cafayate se ha caracterizado, durante mucho tiempo, por la calidad de su Torrontés y hay quienes consideraban a esta zona casi exclusivamente por la producción de esa variedad.

Pero los tiempos cambian y Cafayate como región vitivinícola ha visto crecer la calidad y el prestigio de sus vinos tintos, particularmente el Malbec, considerado un emblema argentino. Tanto es así, que de los 6 tintos salteños distinguidos por Austral Spectator 4 son Malbec y 2 Assemblage (corte con malbec, cabernet y tannat).

Esto es un reconocimiento a un largo, serio y responsable trabajo en la búsqueda de calidad y excelencia mostrado por la actividad vitivinícola de la región.

viernes, 23 de octubre de 2009

Los secretos de la Pasta Real, Salta


Esta receta no está en los libros de cocina. Es algo así como una tradición pasada de boca en boca. Yo supe oír a las Señoras comentar, como en un susurro: - “no le ponen oporto“. Y eso era como hablar mal de la familia entera.

Peor era si en ése susurro, dijeran: - “casi no tiene almendras”. Eso quería decir que habían mezquinado un elemento caro, esa familia era como “mezquina”.

Lo mismo pasaba con las empanadas que antiguamente no se compraban, era algo así como el pulso de la casa.

También, me refiero de vuelta a la pasta real, era como saber cuánto de distinguida era una familia. El colmo de la paquetería era hacer la pasta en una fuente honda de plata.

Para hacer bien éste postre se requiere sabiduría de anciana, paciencia de Santa, carecer de artrosis en cualquier parte y excelentes elementos.

Ahí va:

Dulce de cayote

Hay que elegir un cayote maduro (uno debe tratar de meter la uña en la corteza y que no se rompa la piel de la fruta). Se lo pela a golpe pelado, y se le sacan las semillas, se deshilacha la pulpa y se lo pesa.

Por kilogramo de fruta se ponen 750 gramos de azúcar. Algunas familias le ponían una chaucha de vainilla. Se puede poner un poco de canela en rama para perfumar, pero poco y lo que sí debe tener es un limón por kilogramo de cayote, pelado y cortado fino en rodajas y de allí, que Dios te ayude, tenés que ocuparte horas de revolver y de quemarte entera. El dulce debe quedar clarito, ni muy seco ni muy líquido y con la fibra cocida.

Al día siguiente tenés que hacer los bizcochuelos.

Para 12 yemas se ponen 12 cucharadas de azúcar y se baten hasta que queden blancas. Aparte, se baten las claras a nieve y se las van mezclando con las yemas despacito y a esto se le agregan 12 cucharadas de harina. ¡Todo despacio!

Para unos 4 kilogramos de cayote se necesitarán bizcochuelos de unos 30 huevos. Es preferible que sobre bizcochuelo al armar la pasta, que luego se podrá servir en el té a que falte cuando se arma la pasta.

Vamos llegando al día del dulce de almendras y del armado que es como decir, llegó el día del parto.

Para una pasta real de unos 30 centímetros de diámetro y unos 8 centímetros de alto alcanza un dulce hecho de un kilo de almendras. A estas almendras se las pone en agua caliente, tan caliente como lo resistan tus manos y se las van pelando, una a una. Luego de peladas se las muele (puede ser en licuadora. Antes se molía en piedra o en mortero.

Hay familias que las muelen mucho, otras, a que se note la almendra gruesita. Luego haces un almíbar de ésta forma: Si tienes un kilo de almendras molidas, pones un kilo de azúcar en la paila y un litro de agua y un chorrito de limón.

Cuando el almíbar cae en gota armada (no en hilo porque se azucara) se le ponen las almendras molidas adentro y se revuelve hasta que se vea el fondo de la paila. Este dulce se hace en la mañana del armado.

Llegamos al armado. Se prepara una fuente honda de horno y se la pone a mano junto con el dulce de cayote y los bizcochuelos.

Mientras se enfría el almíbar vas cortando el bizcochuelo en pedacitos (como un buy biscuit) es decir unos dos centímetros de espesor y ocho centímetros de largo.

Al almíbar que hiciste cuando “ya está” le agregas un vaso de oporto y más dos cucharas de canela molida. En este almíbar, sumerges los bizcochuelos de a grupitos y los pones en la fuente que preparaste exprimiéndolos entre las dos palmas de tu mano, uno al lado del otro, pegaditos. Con estos bizcochuelos se forra el fondo de la fuente. Al dulce de almendras, que ya está tibio, se le mezclan tres claras batidas para clarificar y se reservan dos claras también batidas.

Estábamos en que forramos el fondo de la fuente con bizcochuelos embebidos en almíbar. Arriba de esto, se pone un centímetro de dulce de cayote, y arriba un centímetro generoso de dulce de almendras y con las claras que se reservaron y una palita, se alisa el dulce de almendras y se mete al horno hasta que se dore.

Se lo saca del horno y se hace la segunda capa idéntica a la primera.

Cocinas y mesas con tradición, Salta


La cocina salteña tiene una marcada personalidad forjada, por una parte, con el mestizaje de las dos principales corrientes que formaron la sociedad criolla: la española y la indígena; por otra, con el gusto de mantener las tradiciones culinarias a pesar de ir incorporando elementos nuevos a la dieta cotidiana.

Esa personalidad está encuadrada en el marco regional andino, manifestando los vínculos que en los siglos de bonanza económica colonial ligaban a Salta con el Alto Perú y con la metrópoli virreinal, Lima, que por entonces intentaba imitar los esplendores de la corte madrileña. Los comerciantes salteños que hicieron fortuna llevando tropas de mulas hacia allí, volvían trayendo no sólo dinero, sino también noticias, costumbres y objetos de un incipiente lujo, entre ellos buena indumentaria, vajilla y recetas de excelentes manjares.

Años después de la Guerra de la Independencia, la hospitalidad cotidiana se hacía más refinada en ocasiones de fiestas o cuando se recibían viajeros distinguidos, varios de los cuales dejaron testimonio admirado de los agasajos de que fueron objeto. Hemos dado cuenta de ellos en otro lugar.

Un rasgo significativo es que el gusto por las comidas tradicionales ha permanecido y perdura todavía en todos los sectores sociales. Uno de los motivos es que generalmente fueron creaciones populares a base de ingredientes económicos y accesibles, aunque se hicieran versiones con agregados más sofisticados. El motivo decisivo, sin embargo, es que son riquísimas, y aun en sus formas más sencillas, son un compendio de sabores y olores altamente placenteros.

Sabores con memoria

Desde los más antiguos testimonios, la presencia de los ingredientes regionales es constante: maíz, papa, zapallo, carne –blanda o en charqui-, grasa pella, combinados de diversas maneras y condimentadas con ají, comino, pimentón.

Cuenta Francisco Centeno que, cuando había sequía en el Valle de Lerma (parte sur), se hacían misas de rogativas. Si no estaba disponible el cura de Cerrillos, se traía un fraile franciscano. Esto daba motivo a las "familias patricias y esclarecidas" para hacer sociabilidad. Concurrían en "bulliciosas caravanas las que, debido a su inclinación a la hospitalidad, buscaban el trato de las gentes ilustradas".

En dichas ocasiones se comía "a lo bodas de Camacho" , según la pintoresca caracterización de Centeno: "tierno cabrito, gordo lechón cargado de especies, fresco pescado tomado en sendos laces en el próximo Arias, río que después de bañar los pies de la Sevilia argentina, corre siempre recostado a las imponentes montañas de Levante; gallinas, gansos y patos, pasteles y pastelillos de cien hojas embebidas en miel de colmena criolla, para cuyos almuerzos y comidas no se dejaba de degollar el clásico, campante e hinchado pavo, de luengo y colgante moco y rojo gañote".

Seguramente se servirían también empanadas, tamales, humitas, pastel de choclo –en su versión más fina, con sabores dulces, yemas y canela, o en la más sencilla con frituras y zapallo-; un buen puchero, locro o guaschalocro. Como algo muy especial se preparía la preciada gelatina. Quizá asentarían todo con un buen caldo de gallina. Las famosas empanadas salteñas –tanto que de aquí al Perú las llaman simplemente "salteñas"- "que por chorrearse había que comerse con cuidado", como cuenta Alberto Delac , y que todavía hoy por ese motivo se dicen "de piernas abiertas".

Otras comidas portadoras de memoria de fiestas en las casas de campo, o de sencillos almuerzos familiares: la guatia –a veces sólo la cabeza "guatiada"-; la carbonada –con o sin arroz o pelones-; chanfaina; charquisillo o chatasca; choclo asado al rescoldo o choclo con queso; picante de gallina o de panza; sasta (que se dice sajta) de charqui o de zapallo; api zapallo; frangollo; tulpo; cuchoca; patasca. ¿Quién recuerda la achoscha, tan escasa ahora? La nutritiva quinua (o quinoa) con que se alimentaban los indígenas, vuelve a consumirse en estos días en formas diversas.

El charqui fue la forma más usual de conservar la carne cuando no había heladeras; muy práctico para las largas jornadas de pastores y arrieros: lo llevaban molido y guardado bolsitas en bandolera, como lo hacían mucho antes los correos del Inca. El "caldo ‘i charqui" se preparaba con sólo hervir agua y echarle un puñadito de las sabrosas fibras.

A la hora de los postres, nuestros mayores gustaban los dulces –generalmente caseros- de cayote, membrillo, cuaresmillo; machacao de duraznos o miel de caña acompañados con un fresco quesillo; compotas de pelones, orejones o frutas de estación; leche planchada, arroz con leche, llusllo (cuajada fresca con miel), mazamorra, buñuelos de viento bañados con almíbar o miel.

En la mesa festiva, ambrosía, huevos quimbos, turrón, alfajor salteño. En los casamientos, la inigualable pasta real. Y luego, las exquisitas masas –que llamaban "fruta seca"- acompañando los licores, o más tarde el chocolate, té o café de la merienda: colaciones, gaznates, borrachitos, alfajorcitos, pequeños turrones; suspiros, capitas, tortas de leche, pan de mujer, pan dulce, caramelos, muñecos de orejones, pasas de higo, nueces confitadas, manzanas charqui, rosquetes, todo hecho primorosamente por manos femeninas.

Las comidas estaban bien regadas con vino de Cafayate, aloja, añapa, aluco, chicha, guarapo, arrope, aguape, quirusilla, ulpo, y los sabrosos sorbetes de limón, naranja o frutas de estación. Delac menciona el "rosolio (bebida a base de alcohol y esencia de rosa, coloreada con anilina roja)". Podía calmarse la sed también con agua de canela o de menta.

Delicias de ayer que hoy se disfrutan con el paladar y la memoria, que el salteño que vive lejos añora y que el forastero anhela conocer, ya advertido de sus virtudes. Sabores que vale la pena conservar, aunque no se desdeñen las innovaciones y las exquisiteces de otras latitudes. Cosas ricas del vivir y compartir una buena mesa con buena conversación –como encontraban los antiguos viajeros- brindados con proverbial cordialidad.

Humita en chala

Ingredientes:
1 docena de choclos frescos
1 atadito mediano de cebolla verde
500 gramos de queso de vaca o cabra (si es posible de Hannawy)
200 gramos de grasa pella
Sal, pimentón ají molido (o ají verde en chaucha), albahaca, leche y 1 cebolla

Preparacion:
Lo ideal es pasar los choclos por el rallador pero como esta operación es muy cansadora lo aconsejable es pasarlo por una licuadora (la que tiene evidentes ventajas sobre las picadoras de carne caseras y las modernas multiprocesadoras) agregando la cantidad de leche que sea necesaria para facilitar la trituración de los granos.

Se coloca en una cacerola la grasa pella, se la calienta y se le agrega la cebolla finamente picada, se dora, y se añade el pimentón, el ají y la sal, revolviendo continuamente (si se desea que la humita tenga un sabor dulzón o francamente dulce, se pone muy poca sal y azúcar a gusto del preparador. Lo corriente es preparar igual cantidad de dulces que de saladas. Luego se le vierte la pasta de choclo. Se retira del fuego y se mezcla bien, regulando la consistencia del preparado con leche, con el queso cortado en dados y la albahaca bien picadita.

Para preparar los \"paquetitos\", se seleccionan las chalas de los choclos que estén tiernas, pero firmes (preferentemente las que están al medio, es decir entre las superficiales y las que cubren los granos). Se toman dos chalas y se las coloca una encima de la otra, enfrentadas, es decir con sus vértices opuestos y en posición polar, formándose una figura romboidal. Sobre ella se coloca una cantidad de la pasta del preparado equivalente a unos dos paquetes de cigarrillos más o menos, se cubre con los bordes de la chala que sobran y se atan, o bien con cintas de chala (huayunca), o bien con piolín blanco.

Posteriormente se colocan todas las humitas en una olla con agua hirviendo con sal, de manera que las humitas permanezcan sumergidas. Se tapa la olla y se cocina a fuego moderado durante una hora y cuarto. Cuando se desea recalentar la humita debe colocarse una cantidad de agua muy pequeña y poner las humitas paradas, se tapa bien la olla y dejar que se calienten con el vapor.

jueves, 22 de octubre de 2009

Charqui


El charqui (palabra de origen Quechua ch'arki que se refiere a la cecina) es la carne deshidratada, se le cubre con sal y se la expone al sol. Se usaba en antaño antes de la aparición del frigorifico (1883) y aún se usa en la actualidad para conservar la carne, por períodos prolongados.

En las regiones andina y meridional de america del Sur se denomina charqui o charque a una forma de preparación de las carnes para su conservación durante períodos prolongados. Se corresponde con lo que habitualmente se denomina tasajo si bien, como se verá a continuación, el charqui tiene sus particularidades.

El método de preparación usual comienza por cortar la carne en lonjas o tiras lo más fino posible, quitarles la grasa y, en todo lo posible, la sangre ("jugo de carne", que a veces es dado a los niños).

Las tiras así preparadas son colgadas en sitios secos, ventilados y, sobre todo, muy asoleados, hasta que tomen una textura semejante a la del carton e incluso a la del cuero, protegiéndolas de las moscas con telas de tipo mosquitero, acabado el secado se ponen en hornos de barro o al fuego para llegar a su cocción. En ciertas ocasiones se puede reforzar la desecación recurriendo al ahumado.

Una vez secada la carne lo usual es que se la guarde en recipientes entre capas de sal común y añadiendo, a veces, pimienta, pimenton y ajies, también desecados. Más raro es que se usen para la preservación del charqui capas de miel y propoleo.

Se observa entonces que el charque es esencialmente carne deshidratada de vaca, cerdo, llama, otros auquenidos, oveja, etcétera. Si la deshidratación se realiza en zonas como la Puna o Altiplano andino, por las características del clima el charqui resulta, prácticamente, carne liofilizada y puede ser consumida sin otra preparación, aunque lo más común es que, como al gulash, se le ingiera rehidratado, siendo ingrediente principal en guisos o formando parte del relleno de empanadas, tamales, etcétera. Y en el oriente boliviano se lo consume frito acompañado con yuca hervida, y hervido y majado para majadito, masaco de platano o yuca. En el sur de Chile los militares de Valdivia, dice la leyenda, crearon el plato llamado valdiviano aburridos de comer el mismo charqui todo los días.

Ingredientes:
Láminas finas de carne
Sal

Preparacion:
Elija un trozo de carne sin hueso. Abra por el centro formando láminas finas. Una vez que las tenga bien extendidas, espolvoree con abundante sal y cuando ésta ha penetrado bien en la carne, extiéndalas al aire libre sobre una soga hasta que adquieran dureza y estén bien secas.

Carbonada

Ingredientes:

1/2 Kg. de zapallo
1/2 Kg. de blando común (carnaza)
3 choclos
1 batata mediana
1 manzana verde madura
1 cebolla en cabeza mediana
100 gramos de arroz
Sal
Pimienta
Grasa derretida
Orejones frescos (opcional)

Preparacion:

Se colocan en una cacerola 2 cucharadas de grasa derretida, se la calienta y se le agrega la cebolla finamente picada, se dora.

Luego se agregan la carne picada en dados y los choclos desgranados. Condimentar con sal y pimienta , y dejar cocinar durante media hora.

Después se agrega la batata y el zapallo cortados en dados grandes y si se desea los orejones (previamente remojados durante varias horas y cortados en cuatro trozos c/u).

Finalmente se agrega el arroz y la manzana pelada y cortada en dados chicos. Se agrega agua hirviendo (en cantidad necesaria) y se cocina unos 20 minutos más.

Conozca la variada gastronomía de Salta

La Gastronomía en Salta es variada, abarcando desde típicas empanadas salteñas hasta la cocina internacional, pasando por la humitas, tamales y locro que caracterizan a la zona.

Salta cuenta con una amplia variedad de restaurantes y peñas donde pueden de gustarse exquisitos platos mientas se disfruta de un excelente espectáculo folclórico.

La humita
A base de choclo se prepara este plato regional y se sirve en las chalas del mismo … Dulces o saladas, con o sin queso, las humitas son un manjar envuelto en chalas de choclo como un paquete.De nuevo, el maíz es el protagonista de la comida regional salteña, pero esta vez se emplea en su juventud, cuando sus mazorcas se llaman choclos con tiernos y jugosos granos.

Cuando se tiene una humita sobre el plato, primero hay que sentir el aroma intransferible de la combinación del choclo con el resto de los ingredientes, luego cortar el guato (tira de chala para atar el paquete), abrir el paquete y ahí nomás, sobre la chala, saborear esa pasta de granos de choclo con dejos de albahaca (una planta aromática), que sabe tan única.

Los gustos a la hora de comer humitas son variados. Algunos las prefieren saladas, otros a las saladas les echan azúcar, también hay quienes las comen directamente dulces y todas pueden llevar o no un buen trozo de queso de vaca o de cabra que se derrite en el relleno. Un bocado sin igual que se encuentra fácilmente en las casas de comida regional salteña, especialmente cuando los choclos están en su época.

La empanada salteña
El que guste probar el locro salteño sólo tiene que ir a uno de los tantos lugares donde venden comidas regionales y pedir “un plato de locro” que resultará llenador y económico.

Las comidas típicas de Salta son numerosas. Cada zona tiene platos propios de acuerdo a la producción regional o bien, le ponen un toque particular a las recetas compartidas en toda la provincia. Y en este sentido es necesario dedicar un espacio especial a la empanada, un bocado delicioso cuya autoría se disputan varias provincias argentinas, aunque en Salta su inconfundible sabor, gana cada día más ansiosos comensales de todo el mundo.

Sin arvejas, ni aceitunas, aveces con pasas de uvas y la mayoría de las veces sin ese ingrediente dulzón, las empanadas salteñas son sencillas y al mismo tiempo exigen una serie de pasos para poder comerlas bien jugosas y que los ingredientes puedan saborearse y distinguirse dentro de la masa.

Las técnicas se perfeccionan año a año. En Salta se realiza anualmente “El concurso de la empanada salteña” hace 34 años. Empanaderas experimentada se presentan a mostrar su estilo y a convidar sus deliciosos secretos.

Fuente: vacacionesydestinos.com.ar

miércoles, 21 de octubre de 2009

La ruta del vino, en Salta


Pocos caminos del vino cuentan con la belleza y fuerza del paisaje natural, las formas y coloridos de sus montañas, una rica historia y la presencia de costumbres milenarias. En los Valles Calchaquíes, el turismo del vino se conjuga con otras propuestas como el ecoturismo, el turismo cultural y el turismo aventura.

La gastronomía autóctona con recetas andinas o criollas (tamales, humitas, locro, empanadas) es un icono característico en la región, entre otros nuevos sabores del vino como los helados artesanales de Torrontés o Cabernet.

La oferta de alojamientos es de alta calidad en hosterías, fincas rurales o bodegas que disponen de exclusivos hoteles en las viñas. Otro servicio distintivo es la vinoterapia, con novedosos tratamientos a base de vino en modernos spas.

A las visitas y degustaciones guiadas en bodegas se suman actividades especiales como programas de cosecha. En el mes de marzo, la vendimia comunitaria en Finca Las Nubes es un clásico. También se puede visitar el Museo del Vino en Cafayate, que guarda la historia vitivinícola de la región.

viernes, 3 de julio de 2009

La Casa de Cafayate

Salta. La Linda, sigue sorprendiendo a los amantes del turismo de alta gama.


La novedad más reciente es la apertura de La Casa de la Bodega-Wine boutique Hotel, en la Quebrada de Cafayate. Allí se producen vinos de altura, en las variedades Malbec y Torrontés y a partir del año próximo Cabernet Sauvignon. Los viñedos tienen sólo 9 ha y, por lo tanto, la producción se limita a 30 mil botellas anuales que se destinan exclusivamente al mercado interno. Los vinos son elaborados por el enólogo Daniel Heffner, que le imprime un sello de excelencia. Por otra parte, el hotel Boutique cuenta con una refinada gastronomía, liderada por Gastón Albaiceta (ex El Bulli, Roses, Catalunya), que combina la utilización de productos regionales con cocina fusión.

jueves, 12 de marzo de 2009

Salta - Argentina



Salta se presenta una alternativa de lujo para visitar, no sólo por las características del lugar, sino también por la excelencia de los vinos que de su suelo surgen.

La región vitivinícola más importante de la provincia de Salta es Cafayate, un valle rodeado de cordones montañosos, con una altura media de 1.700 mts. sobre el nivel del mar, de más de 300 días de sol por año y una amplitud térmica que puede llegar a los 18°.

El clima seco, la gran amplitud térmica entre el día y la noche y la irrigación de los ríos de la región junto a las aguas de napas subterráneas, conforman un microclima de características especiales.
La variedad típica de la zona es el Torrontés, vino que como varietal hizo posible que Cafayate trascendiera. De todos modos, la región también es propicia para variedades como Cabernet Sauvignon, Malbec, Syrah y Chardonnay.
Algunas de las bodegas más importantes de la región son:
Bodegas Colomé
Con sólo 4 años en manos del Hess Group Switzerland, que también posee viñas en Napa Valley, Sudáfrica y Australia, Colomé ha logrado imponer sus vinos con el sello particular de los Valles Calchaquíes.
Si bien ostenta ser la bodega más antigua del país, ya que data del año 1831, y también una de las más altas después de Tacuil, la nueva generación de vinos de Colomé es más que prometedora. En las viñas de Colomé, crecen 4 hectáreas únicas de vides de malbec y cabernet sauvignon de 150 años de edad y otras 6 hectáreas de vides de más de 60 años que se desarrollaron sobre su propio rizoma. A estas antiguas viñas, se les suma una plantación de 20 hectáreas cada año, hasta el 2008.
De estos viñedos surgen tres etiquetas. De la combinación de dos poderosos varietales como el malbec y la uva criolla, nace Amalaya, el tinto para todos los días que presenta la bodega. Fruto de las vides más jóvenes, el Colomé Estate es 88% malbec y 12% cabernet sauvignon, mientras que de las vides más añejas surgirá el Colomé Reserva, aún en su fase de crianza. Con la impronta del norte argentino y el touch del enólogo Randle Jonhson, Colomé inspira nuevos aires en los terroirs salteños.
Ubicación: Ruta Provincial 53 Km. 20, Molinos 4419, Salta.Tel.: +54 3868 49-4044/43info@bodegacolome.com
Bodegas Nanni
Fundada en 1900, hoy es considerada una de las clásicas bodegas salteñas. El suelo arenoso, los intensos días soleados y el viento que se cuela entre sus viñedos confabulan para que allí se elaboren vinos orgánicos de exportación, principalmente a Inglaterra y Alemania.
A partir del año 1986, José Eduardo Nanni comenzó a encargarse del manejo de la bodega familiar y rápidamente supo imprimirle su impronta: vinos ecológicos, sin conservantes y de sabor natural. Este importante desempeño sirvió para obtener importantes medallas de oro con su torrontés en varias ediciones de Vinandino en la provincia de Mendoza.
Ubicación: Silverio Chavarría 151, Cafayate, Salta.Tel.: +54 3868 421527info@bodegananni.com
Bodegas Etchart
Su estratégica ubicación, a 1700 m.s.n.m en Cafayate, Salta, le ha servido para hacerse un nombre en el mercado, si de Torrontés se trata. Nacida a mediados del 1800, posee una superficie de 300 hectáreas sembradas con viñedos propios donde predomina la uva torrontés aunque también se cultivan malbec, cabernet sauvignon, merlot y chardonnay.
La incomparable tradición vitivinícola junto con la continua incorporación de tecnología le ha permitido perfeccionar la producción de sus vinos, alcanzando estándares de calidad irreprochable que le valieron para ganar importantes premios internacionales.
En la actualidad pertenece al grupo francés Pernod Ricard, que se encargó de realizar el lanzamiento mundial de estos vinos finos argentinos. Vinos de calidad y tradición son las improntas que marcan el rumbo de esta prestigiosa bodega.
Ubicación: Ruta Nacional 40. Km 1047, Cafayate.Tel.: +54 3868 421310sacbuenosaires@pernod-ricard-argentina.com
Bodegas Michel Torino
Rodeada por un paisaje de viñedos centenarios, en medio del valle de Cafayate, la bodega ostenta toda la magnificencia de la arquitectura colonial, con gruesas y amplias galerías junto a la atractiva torre del campanario. Su origen data del año 1892, cuando los hermanos David y Salvador Michel, de origen catalán, decidieron dedicarse a la vitivinicultura en la región dando sustento a esta bodega. David Michel se casó posteriormente con Gabriela Torino, y de allí surgió este prestigioso y renombrado establecimiento: la Bodega Michel Torino Hermanos.
En 1925 se incorporó la Bodega La Rosa a la firma familiar, hasta hace unos años que fue adquirida por un grupo vitivinícola integrado por las bodegas Santa Ana, Peñaflor y Michel Torino, sin que la familia posea acciones de la corporación.
La gran amplitud térmica donde se encuentra la bodega hace que la zona esté ausente de virus y por consiguiente se obtengan vinos orgánicos, sin presencia de agroquímicos, ni conservantes, arrojando vinos de excelencia.En la actualidad, la bodega está exportando a 24 países del mundo y ha obtenido notables premios y medallas que confirman la calidad superior de sus vinos.
Ubicación: Ruta 40 y Ruta 68, Cafayate, Salta.Tel.: +54 011 47168000

Cascada Inacayal - Villa La Angostura - Patagonia Argentina