Además, el sistema renal es aun inmaduro durante el primer año de vida, por lo que los puré o demás comidas que administremos deben ser en lo posible naturales, sin conservantes y en lo posible, sin agregado de sal, pues se recomiendan 120 mg de sodio por día hasta los 5 meses y 200 mg diarios entre los 5 y los 12 meses, valores que fácilmente se pueden superar si se agrega sal, conservantes, caldos comerciales u otros alimentos industriales a la dieta del bebé.
Asimismo, el niño forma sus hábitos en este momento en que introduce alimentos y si acostumbramos su paladar a alimentos muy salados, jamás comerá alimentos naturales o con poco sodio, lo cual puede repercutir en su salud vascular y cardíaca futura.
Cuando el niño se alimenta con leche materna la ingesta de sodio es baja, pero cuando se comienza a consumir leche de vaca o alimentos sólidos, el aporte de este mineral puede elevarse considerablemente, sobre todo, si introducimos preparaciones industriales.
Por eso, para cuidar la salud presente y futura de los bebés, es necesario que no agreguemos o limitemos al máximo el agregado de sal a la comida de los más pequeñitos de la familia, así como también se aconseja no utilizar cubitos de caldos concentrados o sopas deshidratadas en menores de 1 año, pues poseen gran cantidad de glutamato monosódico.
Fuente: vitonica.com
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