
El chile provoca sensaciones en el gusto que no pueden ser calificadas ni como dulces o saladas, sino simplemente como picantes. El escozor en la boca, que modifica y a veces hasta predomina sobre otros sabores es lo que le da razón de ser a platillos tan típicos como el mole, la tinga, la salsa de los tacos y las indispensables enchiladas.
Pero por otro lado, el chile tiene propiedades únicas:
Es un estimulante natural, es capaz, también de curar ciertos dolores - dicen los científicos que porque libera los opiatos propios en el cerebro-, es de gran efectividad para sobrellevar la "cruda", despierta el apetito, aminora los efectos de la gripe, ayuda a desechar las toxinas (porque hace sudar) y, hasta corre la creencia de que, untado, hace que salga pelo a las personas calvas, desaparece las perrillas de los ojos y hasta elimina el sortilegio del "mal de ojo".
Sin embargo, lo que sí es una verdad es que el chile contiene cantidades importantes de vitamina C y diversos minerales indispensables en una buena nutrición.
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