jueves, 28 de febrero de 2013

"Habrá un incremento del 20 % en el costo de la mano de obra"

Entrevista a Marcelo J. Belmonte - Gte. de Viticultura de Peñaflor.

El agrónomo indicó que este porcentaje varía acorde a la variedad y al rendimiento del cuartel. Además remarcó que si continúan las temperaturas frescas, cercanas a los 21°C, las uvas en todas las zonas tendrán un alto potencial y el volumen será mayor al esperado.

¿Cómo evalúa la vendimia 2013?

-Respecto al volumen de cosecha, vemos un aumento en relación a la cosecha 2012. Nuestras estimaciones realizadas en unas 3.000 hectáreas distribuidas entre las provincias de Mendoza, San Juan, Salta y Catamarca, muestran un incremento del número de racimos respecto de la vendimia 2012. Este incremento, como es lógico, es mayor en aquellos viñedos que presentaron una mayor caída en la producción durante la cosecha 2012. Estos aumentos estarían en el orden del 15% al 20% dependiendo de la finca y de la provincia. La otra variable que podría afectar estos porcentajes es el peso de racimo. El peso de racimo a cosecha podría aumentar desde 1,5 a 2 veces el peso a envero, excepto en variedades que sufren deshidratación como es el Syrah.

En referencia al factor cualitativo, todavía es temprano para su correcta evaluación. No hay nada que nos indique que éste no será un buen año. Salvo algunas excepciones, en general, ha habido una mayor disponibilidad hídrica que ha permitido formar canopias con una adecuada relación hoja - fruto necesario para lograr una correcta madurez. El resto dependerá fundamentalmente de las temperaturas del mes anterior a la cosecha. Si logramos tener temperaturas frescas, cercanas a los 21°C, tendremos uvas con alto potencial.

Cuantitativamente hablando, los componentes que influyen de forma determinante en la calidad de la uva son mayoritariamente producidos en el mismo grano. Por lo tanto, el microclima en donde los racimos se desarrollan durante la etapa de madurez, también será determinante.

-¿Existen zonas y variedades que son como una pareja perfecta?

-Es difícil poder responder esta pregunta ya que Argentina se caracteriza por tener en producción, en un mismo sitio, todas las variedades, tanto aquellas de ciclo corto como las de ciclo medio y largo. Esto hace que siempre haya cosas interesantes, que rompen con lo estándar o la monotonía de la zona, como un syrah o malbec de Pedernal, San Juan; un torrontés riojano o cabernet sauvignon de Cafayate; un malbec de Altamira, Gualtallary o Santa María en Catamarca; un pinot noir de Alto Agrelo, una bonarda de Tinogasta, etc.

También estamos colaborando con un pequeño proyecto de viñedos en Chapadmalal, en la provincia de Buenos Aires a unos 4 kilómetros del mar, donde los primeros resultados son positivos. Allí se plantó chardonnay, pinot noir y sauvignon blanc básicamente para espumantes y vinos tranquilos. Estos son viñedos a secano dadas las precipitaciones de la zona.

-¿Cree que Argentina debería enfocarse en el desarrollo del terroir? ¿Están trabajando en este sentido?
-El terroir (terruño) es un concepto muy amplio que prácticamente abarca todas las variables que podrían afectar los distintos parámetros cualitativos. Considero que el aspecto climático es preponderante en la definición de terroir y su peso es determinante en la calidad potencial de la uva a obtener. Asimismo, un profundo conocimiento del suelo, otro de los componentes del terroir, es importante para un adecuado diseño del viñedo ya que permite determinar con la mayor precisión posible qué vigor inducirá en el futuro viñedo ese suelo y con ello definir la mejor densidad de plantación. Si bien es imposible que el suelo por sí mismo imparta ciertas características organolépticas al vino, está claro que hay ciertos suelos mejores que otros para la producción de vinos de calidad.

Estos están normalmente asociados a suelos de bajo potencial de vigor, ya sea por su porcentaje de piedras, profundidad limitada y nivel de calcáreo que limitan el crecimiento de la planta. También su efecto puede ser directo respecto al pH de los mostos pero mayoritariamente el suelo ejerce un efecto indirecto a través de su influencia en el crecimiento vegetativo afectando los parámetros microclimáticos donde se desarrollan los racimos.

Por este motivo es que desde el equipo técnico vitícola en forma conjunta con el equipo enológico liderados por el Lic. Daniel Pi, tratamos de estimular la diversidad de terroirs que contribuyan a una disponibilidad mayor de componentes enológicos. Hoy en día utilizamos en el Grupo Peñaflor modelos de elevación digital, diversos análisis basados en imágenes satelitales, mapas de aspecto de la propiedad, mapas de escurrimiento superficial de agua, mapeos de conductividad eléctrica de suelos, estaciones meteorológicas y evaluaciones directas a través de calicatas que ayudan significativamente, junto al experiencia enológica, a la selección y manejo de los distintos sitios.

-¿Han tenido complicaciones para encontrar mano de obra para cosecha?


-Siempre es difícil encontrar la totalidad de la mano de obra que se necesita durante cosecha. Para el resto de las tareas estacionales como poda y trabajos de canopia, la disponibilidad suele ser la adecuada. De todas las regiones en las que operamos, existe buena disponibilidad de mano de obra en Catamarca; en el resto de las zonas tenemos mayor dificultad.

Más allá de la cantidad total de cosechadores, en lo que hay que trabajar es en la eficiencia de la mano de obra. Si vemos otros cultivos, particularmente los extensivos, los avances en tecnología de cosecha en las últimas décadas han sido revolucionarios. Sin embargo, en una gran cantidad de viñedos la cosecha manual no ha evolucionado considerablemente en las últimas décadas. Particularmente, me refiero al traslado manual del tacho de uva durante 50 metros o más hasta el camión de carga. Evitando este traslado, mediante carros que puedan ingresar al viñedo o parral, se podría aumentar considerablemente la eficiencia de cosecha a través de la economía de movimiento de los cosechadores.

- En comparación con el año pasado, ¿han registrado aumentos en la mano de obra?

-Si bien estamos comenzando con las cosechas, observamos que habrá un incremento del 20% en el costo de la mano de obra. Esto varía acorde a la variedad y al rendimiento del cuartel.

-¿Ustedes cosechan con máquinas? ¿Cuáles cree que son las ventajas y desventajas de esta modalidad?

-Cosechamos anualmente aproximadamente un 30% de nuestra superficie de forma mecanizada, para lo cual disponemos de 2 máquinas propias y además se contratan otras a distintos proveedores de servicio de cosecha. Consideramos que las ventajas de la mecanización de cosecha son múltiples. Sólo por citar algunas: nos permite tener una gran flexibilidad de logística de cosecha entre el área enológica y vitícola adaptando la intensidad de cosecha a la capacidad de recepción de bodega; permite realizar cosecha nocturna para preservar de mejor forma distintos precursores aromáticos que aumentan su volatilidad a altas temperaturas; realizar una cosecha más concentrada y rápida cuando se alcanza el óptimo de madurez y, ambientalmente, al dejar el raquis del racimo en la planta, se evita la generación de residuos a nivel bodega. Como desventaja se puede citar la inversión inicial alta si uno decide adquirir parte de la maquinaria necesaria aunque también el repago de inversión es muy interesante.

-¿Están realizando trabajos particulares en el viñedo?

Venimos trabajando fuertemente desde hace aproximadamente 8 años en todo lo que se refiere a manejo de temperatura de frutos a través de distintas orientaciones de hileras y diferentes manejos de canopia. Esto es debido a que un grano de uva expuesto de forma directa al sol en la cara Oeste de la hilera, puede alcanzar temperaturas hasta 12°C por encima de la temperatura ambiente. Estos picos de temperatura exceden las temperaturas metabólicas óptimas para la síntesis de polifenoles que rondan los 32°C y también aumentaría la degradación de otros afectando la calidad potencial de la materia prima.

Para esto trabajamos modelizando la intercepción de luz de forma horaria para los meses de diciembre, enero, febrero y marzo para distintas orientaciones de hileras y distintas localizaciones. Esto, sumado a los datos climáticos del sitio, nos define la orientación adecuada. En cada zona determinamos estrategias diferentes. 

Fuente: Area del Vino

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