domingo, 13 de septiembre de 2009

Terrazas proyecta crecer 20% para 2010


El equipo de Área del Vino realizó una visita exclusiva a Terrazas de los Andes, la bodega de vinos de alta gama del grupo LVMH. La marca prevé terminar el año con 9 millones de dólares de facturación por exportaciones.

Su marca es tan fuerte en Argentina como en los mercados externos. Más allá del grupo al que pertenece -Louis Vuitton Möet Hennessy- Terrazas de los Andes se ha ganado un lugar por derecho propio entre los consumidores de buen vino. Sus productos, Terrazas, Terrazas Reserva y Afincado, son elaborados en una bodega equipada con tecnología de punta (3,5 millones de litros de capacidad en tanques de acero inoxidable). Cuenta con una capacidad de guarda de 3.000 barricas de roble francés y de molienda de 5 millones de kilos.

La usina exportadora

Terrazas exporta casi el 80% de su producción a mercados tan disímiles como Estados Unidos, Europa, Asia y América Latina. La facturación por exportación en 2009 está proyectada en 9 millones de dólares. "Seguimos con el foco en desarrollar Terrazas con un precio por caja de 48 dólares FOB y la línea Terrazas Reserva, nuestra línea Super Premium, que representa el 35% de la facturación y se vende a 69 dólares FOB por caja. Además, tenemos un pequeño porcentaje de nuestro vino icono, Afincado, que representa el 4% de la facturación y se exporta a 200 dólares FOB la caja", detalló Andrés Belinsky, export manager de la empresa.

En términos de inversiones Terrazas siguió con un nivel constante de 3 millones de dólares en los últimos 12 meses. "Las inversiones más importantes son la compra del campo de 80 hectáreas en Cafayate para comenzar a plantar este año su propio Torrontés (hoy la empresa elabora un vino de excelente posición en Estados Unidos con uvas de terceros), la reposición de barricas y la nueva planta de tratamientos de efluentes, que es la primera de este tipo en Argentina, ya que tiene una capacidad de reutilizar los fluidos para riego. Se han realizado inversiones adicionales en infraestructura y nuevas plantaciones en Valle de Uco", añadió Belinsky. En términos de inversiones, Terrazas también agregó a su línea de producción tanques pequeños y cintas de selección manual.

Una joya de la marca es Petit Manseng, un producto de edición limitada de 2 hectáreas de viñedo que se vende en vinotecas de Brasil, México y Argentina.

Historia

El gerente general de Bodegas Chandon, Hervé Birnie Scott, estuvo en Terrazas desde sus inicios. Para hablar de su historia se remonta a 1991, tiempo en que trabajaba en Estados Unidos y el entonces presidente de Moet Chandon de Francia, Jean Pierre Thibaud, lo tentó para iniciar un proyecto en Argentina. "Thibaud, buscaba un enólogo con experiencia para crear nuevos vinos en Argentina. Tras pasar dos maravillosas horas con él en la región de Champagne tomé la decisión instintiva de venir y crear vinos varietales del Nuevo Mundo y de Mendoza en particular", contó.

Al año estaba de novio y a los tres años, casado con una mendocina. "De tener una experiencia profesional en torno al vino, tuve una experiencia personal muy fuerte que me dio continuidad en el proyecto", recuerda.

En 1992 vino la primera cosecha en la que Birnie Scott comenzó a entender cuál era el mejor terruño para el Chardonnay, el Bonarda , el Cabernet, y el Malbec. Los vinos de aquella primera cosecha fueron bautizados tras la marca Renoir Poirier, en homenaje a quien creó Chandon en 1950. Luego se elaboró Paul Galard, una marca que desapareció en 1996. En 1997 se decidió crear una bodega con todo el foco en vinos tranquilos de alta gama. Ahí nace Terrazas de los Andes como proyecto integral, buscando la calidad última.

Chandon compró el predio donde hoy está ubicada Terrazas. "Era una bodega abandonada, con piletas de hormigón, pero estaba bien ubicada y tenía su casita de huésped linda y algunos cuerpos que se podían reformar para poner insumos y barricas", recuerda el enólogo francés. Chandon compró el edificio al Grupo Domeq que a su vez la había adquirido de su fundador, Sotero Arizu, que la construyó a final del siglo XIX. Hoy se conservan varios elementos del viejo edificio, la fachada y los arcos de tipo español en la bodega. "Invertimos el doble de lo que podríamos haber invertido en hacer una bodega nueva, pero con este proyecto, el edificio y los viñedos hablan del espíritu detrás de la marca, que se apoya en viñedos de más de 70 años y en terruños ya estudiados y puestos en valor por las generaciones anteriores", subrayó Birnie-Scott.

Fuente: Area del Vino


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