domingo, 20 de septiembre de 2009

Trabajar para combatir el hambre


Evangelina Himitian
LA NACION

Las bocas hambrientas se multiplican a un ritmo inversamente proporcional al de los recursos. Esta es la ecuación que por estos días desvela a los responsables de miles de comedores comunitarios en todo el país, que sienten el más crudo embate de la crisis económica.

"Hasta hace dos años, quienes asistían a los comedores eran principalmente niños. Las madres los acompañaban, pero no se sentaban a la mesa. Ahora, nos piden un plato de comida, lo mismo que los adolescentes, quienes, por vergüenza o para no verse estigmatizados, evitaban concurrir a los comedores.

Todo eso significó que la demanda de alimentos se multiplicara, mientras que las donaciones que abastecen a los comedores son las mismas o menores que antes de la crisis", relata con cierta impotencia Ambrosio Nougues, presidente del Banco de Alimentos de Buenos Aires, una ONG que abastece a unos 480 comedores en la Capital y en el Gran Buenos Aires

En total, son más de 78.000 las personas que reciben alimento gracias a la actividad de este banco. "Sin embargo, es poco si se compara con la demanda. Hay otros 300 comedores en lista de espera, a los que concurren unas 75.000 personas, que no podemos incorporar al banco, porque si no aumentan nuestros recursos significa repartir el mismo pan en el doble de bocas", explica Alan Manoukian, director ejecutivo del banco.

Por estos días, la Fundación Banco de Alimentos de Buenos Aires, junto con la Red Argentina de Bancos de Alimentos, impulsa una campaña de toma de conciencia para que la sociedad conozca cuál es la situación real del hambre en el país y también que comprenda que el aporte individual puede ser fundamental a la hora de definir el futuro de un chico.

El Banco de Alimentos es intermediario entre quienes necesitan alimentos y quienes pueden aportarlos, ya sean empresas que aportan productos alimenticios o recursos económicos, así como ciudadanos solidarios que les hacen llegar sus donaciones monetarias para contribuir con la labor de los comedores.

También canalizan la ayuda de personas que se ofrecen como voluntarios para clasificar y organizar la mercadería que será remitida a los comedores en tiempo y forma.

Cabe destacar que el Banco de Alimento de Buenos Aires cuenta con la certificación ISO 9001, que garantiza que las donaciones lleguen efectivamente a sus destinatarios.

Los números que apunta la Red de Bancos de Alimentos resultan desgarradores, cuando se toma conciencia de la cruel realidad que tales cifras representan: hay más de 2,1 millones de personas en la Argentina que no tienen ingresos suficientes como para cubrir sus necesidades alimentarias. En dos de cada tres hogares pobres, algún familiar experimenta hambre. Y hay más: en el país, más de 260.000 niños menores de cinco años tienen algún grado de desnutrición.

Durante el año pasado, la Red distribuyó 4500 toneladas de alimentos entre 1000 organizaciones de base que contribuyen con la alimentación y el desarrollo de 150.000 personas, en su mayoría niños (estas cifras incluyen los bancos de alimentos de Buenos Aires, Jujuy, Mar del Plata, Córdoba, Goya, La Plata, Mar del Plata, Mendoza, Neuquén, Tandil, Tucumán, Valle de Uco y Virasoro, entre otras).

Con el objetivo de conocer cómo había impactado la crisis en los comedores, la Red realizó una encuesta tomando una muestra aleatoria de 210 organizaciones, entre las 1000 que reciben donaciones.

Mayor demanda

"En los últimos seis meses, el 81 por ciento de las organizaciones ha observado un incremento en la demanda de alimentos, aunque sólo el 56% señala haber podido ofrecer una respuesta", dice el informe. Por otra parte, el 98% de los comedores dijo haber percibido un incremento en el precio de los alimentos durante los últimos seis meses y el 63%, haber sufrido una disminución de sus recursos en ese período.

¿Qué ocurre entonces? El 23% de las organizaciones ha disminuido la compra de ciertos alimentos y el 14% redujo el valor nutricional de la comida proporcionada.

"El 88% aseguró que haber retirado alimentos de los bancos le permitió mejorar sus servicios alimentarios", detalló Alfredo Kasdorf, presidente de la Red. A modo de ejemplo, se citan datos de la consultora SEL, que señalan que hay 452.000 chicos menores de 14 años que están por debajo de la línea de indigencia en el Gran Buenos Aires.

"El Banco de Alimentos de Buenos Aires atiende al 10,8% de esa población. Desde su creación, en 2001, siempre la necesidad ha sido superior a la donación de alimentos", señala el informe, que arriba a una conclusión incontrastable: "Los Bancos de Alimentos tienen que crecer mucho para poder ayudar a cubrir el déficit alimentario de la población".

Quienes quieran contribuir con esa tarea pueden hacerlo comunicándose con la Fundación Banco de Alimentos de Buenos Aires, al 4724-0203 o www.bancodealimentos.org.ar .

La Argentina, en un foro de alimentación

  • La Agencia para la Agricultura y la Alimentación (FAO) invitó especialmente al Centro de Lucha contra el Hambre, de la Universidad de Buenos Aires, para participar de un foro de especialistas en alimentación, que reúne a treinta expertos académicos. Este centro universitario desarrolla programas de nutrición y de producción de alimentos para los sectores más postergados. El objetivo del foro es crear un ámbito abierto para debatir los desafíos más importantes en relación con la agricultura mundial durante los próximos años, en particular, duplicar la producción de alimentos y proveer a la demanda de recursos agrícolas.

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