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miércoles, 26 de septiembre de 2012

En el embarazo, no es necesario comer por dos

Llevar una dieta sana en el embarazo es fundamental para cuidar de la mujer gestante así como del niño en desarrollo, y si bien no deben faltar calorías en la dieta de la embarazada, no es necesario comer por dos, pues esta creencia es sólo un mito que puede llevar a una excesiva ganancia de peso y complicaciones durante el embarazo.

Durante el embarazo sólo se necesitan unas 300 a 500 Kcal más por día en la dieta, lo cual indica claramente que no se necesita comer por dos, de lo contrario, la ganancia de peso será excesiva y esto se ha vinculado al riesgo de obesidad en los niños así como a mayor número de complicaciones durante el parto y el período posterior a éste. 

La ganancia de peso durante el embarazo debe oscilar entre los 10 y 15 Kg en mujeres que inician la gestación con peso normal, y para ello, es suficiente con incrementar un poco la ingesta de calorías cada día sin ser necesario comer por dos.

Si bien no debemos mantener el peso y mucho menos perder kilos, tampoco en el embarazo podemos liberar nuestra dieta comiendo en cantidades excesivas, pues esto sin duda influye en la gestación del niño y su salud futura así como también, afecta la salud materna.

Entonces, recuerda que en el embarazo, no es necesario comer por dos, sólo un poco deben elevarse las calorías para afrontar el costo energético de la gestación.

Fuente: vitonica.com

lunes, 2 de abril de 2012

La anorexia en el embarazo

En el verano de 2008, algunos medios de comunicación de EEUU acuñaron un término nuevo: pregorexia, que trata de describir a las embarazadas que reducen la ingesta calórica y se exceden en la práctica de ejercicio con el fin de controlar el aumento de peso durante el embarazo.
La repercusión de este tema se remonta a 2004, cuando en Nueva York se conoció un documental titulado 'El pequeño golpe perfecto'. En él se daban detalles de la vida de las mujeres impacientes por alcanzar el cuerpo 'perfecto' del embarazo. ¿Existe de verdad la pregorexia? ¿Es una invención de los medios o una preocupación verdadera de los especialistas?

La anorexia en el embarazo sí existe, tal y como reconoce la literatura científica y todos los especialistas consultados por ELMUNDO.es. Es una dura realidad que sobrepasa a la bautizada como pregorexia a la que se le han puesto, incluso, caras conocidas: Nicole Kidman, Angelina Joli o Victoria Beckham. Begoña Olartecoechea, del departamento de Ginecología y Obstetricia de la Clínica Universidad de Navarra, reconoce que "son pocos los casos de las mujeres que rechazan las ganancias de peso en el embarazo, pero sí es frecuente que las pacientes se cuiden, para ajustar el incremento de peso con lo estrictamente necesario, sin que se acumulen kilos de más que después habrá que perder".
"En el momento de recuperación parcial, existe la posibilidad de embarazo"
En la Unidad de Trastornos de la Alimentación del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, el psiquiatra Ignacio Basurte trata 100 casos nuevos de anorexia al año, aunque no todos son en embarazadas. "La edad media de nuestras pacientes gestantes es de 30 años. Sabemos que los trastornos de la alimentación afectan al 5% de la población y dentro de este porcentaje hay casos leves y casos más graves. Aunque la mayoría de los bebés de las mujeres con anorexia nace sano, lo cierto es que en los casos más graves nos vamos a encontrar con dificultades", declara Ignacio Basurte, de la Unidad de Trastornos de Alimentación del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

Seguramente una de las primeras dudas que estén asaltando a los lectores de este artículo sea: ¿Cómo es posible que una paciente anoréxica se quede embarazada cuando la enfermedad causa la pérdida de la ovulación?

Tener hijos es posible

El doctor Basurte responde. "Muchas de las pacientes que atendemos son enfermas de evolución y no es infrecuente que a lo largo de este proceso veamos formas incompletas de anorexia o cambios de anorexia a bulimia. En ellas, podemos tener pacientes anoréxicas con ciclos menstruales adecuados, al igual que en la bulimia y en el trastorno por atracón. Actualmente, también se sabe que para quedarse embarazada, no depende tanto del peso o la grasa acumulada, sino del balance energético. Por eso, en el momento de recuperación parcial, también tendremos la posibilidad de embarazo".

De la misma opinión se muestra María Carrera, coordinadora y psicóloga de la Unidad de Trastornos de la Alimentación del Hospital Universitario Son Espases de Palma de Mallorca. "Nuestras pacientes son enfermas que bien están recuperadas pero se acercan a la unidad porque al quedarse embarazadas tienen miedo a sufrir recaídas, aunque en ninguno de estos casos se reactivaron los síntomas. También tenemos casos en los que la gestación les sobreviene en medio del tratamiento. Se produce, asimismo, en aquellas que arrastran la patología y nunca han sido diagnosticadas".
"Tener un hijo puede suponer una 'oportunidad' para salir de la anorexia si se está siguiendo un tratamiento"
Esta especialista, que está llevando a cabo un seguimiento de 50 pacientes y de sus hijos (primeros nacimientos), junto con el Hospital Niño Jesús de Madrid, reconoce que "el 55% de los embarazos no fueron planificados. La media de edad es de 26,8 años frente a los 30,6 que tienen las mujeres sanas cuando dan a luz a su primer vástago. Muchas de ellas no tenían la regla (aunque sí ovulaban) o sus ciclos eran irregulares y no pensaban que se podían quedar en estado".

Los trastornos de la alimentación son más comunes de lo que se piensa en las mujeres de edad reproductiva. Verónica Bridget Ward, autora de un artículo de revisión sobre este tema publicado en el 'British Medical Journal', así lo reconoce. "Un cuestionario llevado a cabo con 454 mujeres británicas, entre su tercer y séptimo mes de embarazo y publicado en 'European Eating Disorders Review', constató que la prevalencia de algún trastorno de la alimentación era del 11,5%".

Cómo actuar

Quedarse embarazada es un factor estresante para muchas mujeres, sobre todo para las que tienen problemas con la alimentación. La ganancia de peso y los cambios físicos que acompañan al embarazo pueden agravar el trastorno. "La mayoría de las enfermas que empeora con la gestación tiende a realizar conductas purgativas (uso de laxantes y vómitos), eleva el nivel de ejercicio y reduce su ingesta", agrega el experto del Gregorio Marañón.

Afortunadamente, también se produce el efecto contrario."Tener un hijo puede suponer una 'oportunidad' para salir de la anorexia si se está siguiendo un tratamiento. Se cuidan más porque temen que su enfermedad tenga repercusiones en el hijo. De hecho, nuestras pacientes redujeron la sintomatología durante la gestación", agrega la psicóloga Carrera.

Y aunque en todos los casos se va a necesitar un seguimiento exhaustivo que debe prolongarse hasta después del parto, es en los más graves es cuando se hace "completamente necesario la coordinación con los servicios de Ginecología y Obstetricia. Cada paciente se trata de forma individualizada por un equipo multidisciplinar: médicos, psiquiatras, psicólogos, nutricionistas, enfermeras...", declara el doctor del Gregorio Marañón, que insiste en que "tenemos un protocolo de actuación porque estos embarazos están considerados como de alto riesgo".

Begoña Olartecoechea reconoce que "el aporte energético recomendado durante el embarazo es de unas 2.600 Kcal/día. Si la paciente no está recuperada del todo, tendremos especial cuidado en evaluar la dieta que realiza para asegurar un aporte suficiente para ella y el desarrollo de su bebé. Frecuentemente precisan de complementos alimenticios, y en casos graves, de ingreso hospitalario".

Todas las mujeres deben ganar peso durante el embarazo y este dependerá "del estado nutricional de la madre al inicio del mismo. En aquéllas extremadamente delgadas es aconsejable que aumenten 15 kilos en las que la madre parte de una situación de obesidad al comenzar la gestación, controlaremos estrechamente la dieta... En cualquier caso, lo importante es asegurar el correcto crecimiento del bebé, con una alimentación sana, equilibrada y suficiente de la madre", agrega la especialista de Navarra.

Fuente: elmundo.es

viernes, 16 de abril de 2010

El ejercicio durante el embarazo reduce ligeramente el peso del recién nacido

MADRID.- Realizar ejercicio regularmente, entre intenso y moderado, como el de la bicicleta estática, durante el embarazo conduce a una pequeña reducción en el peso del bebé al nacer, según un estudio de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda que se publica en la revista 'Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism'. El trabajo también muestra que este ejercicio no restringe el desarrollo de resistencia a la insulina de la madre.

Según explica Paul Hofman, coautor del estudio, "nuestros descubrimientos muestran que el ejercicio aeróbico habitual altera el ambiente maternal de alguna forma que impacta sobre la estimulación de nutrientes del crecimiento fetal, dando lugar a una reducción del peso del recién nacido".


Hofman añade que dado que un tamaño grande en el nacimiento se asocia con un mayor riesgo de obesidad, una reducción limitada en el peso de nacimiento podría tener beneficios a largo plazo sobre la salud en los hijos al disminuir este riesgo en años posteriores de su vida.

El estudio es el primero en evaluar los cambios en la sensibilidad en la insulina en respuesta al ejercicio aeróbico durante el embarazo. La resistencia a la insulina maternal es esencial para aumentar la disponibilidad de nutrientes al feto y se ha asociado con el tamaño en el nacimiento.

El ejercicio reduce la resistencia a la insulina pero una disminución importante podría afectar de forma negativa al embarazo al restringir de forma grave la nutrición fetal. Sin embargo, los resultados de este estudio muestran que el ejercicio regular durante el embarazo no produce la misma reducción en la resistencia a la insulina que en las personas no embarazadas. "Nuestras observaciones sugieren que, durante un embarazo sano, la sensibilidad de la madre a la insulina está persistentemente regulada para conseguir un crecimiento fetal óptimo, y no responde a modestos incrementos del gasto de energía mediante el ejercicio", señalan los autores.

En su trabajo, los investigadores asignaron de forma aleatoria a 84 madres primerizas a un grupo de ejercicio o a un grupo control. Las participantes del grupo de ejercicio utilizaron bicicletas estáticas y se les indicó un máximo de cinco sesiones de 40 minutos de ejercicio aeróbico por semana hasta las 36 semanas de gestación.

La sensibilidad a la insulina se evaluó en las semanas 19 y 34-36 de gestación utilizando una prueba de tolerancia a la glucosa intravenosa. El peso y el índice de masa corporal (IMC) al nacer se midieron dentro de las 48 horas siguientes al nacimiento.

Según señalan los autores, el ejercicio no tuvo efecto sobre el peso materno o el IMC durante la fase avanzada de embarazo ni sobre la resistencia a la insulina y no afectó a ningún otro parámetro de regulación de la glucosa.

Los bebés de las madres que hicieron ejercicio pesaron 143 gramos menos (de media) que los hijos del grupo control y también presentaron un IMC menor. Sin embargo, la actividad de la madre no tuvo ninguna repercusión en la estatura de los recién nacidos.

Los investigadores concluyen que deberían realizarse más estudios sobre el tema para poder evaluar si el efecto del ejercicio sobre el peso del bebé se mantiene en el tiempo y si conlleva alguna secuela negativa.

Fuente: elmundo.es


Cascada Inacayal - Villa La Angostura - Patagonia Argentina