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viernes, 11 de noviembre de 2011

El clericó, delicia frutal de los veranos

El clericó, delicia frutal de los veranos. El clericó es una bebida refrescante, protagonista del festejo al aire libre. Se prepara en jarras y tienen una mezcla de frutas maceradas como protagonistas.
Las más sabrosas y exquisitas frutas de estación se reúnen con excelentes vinos para despedir el año, ya que es una de las bebidas tradicionales de las Fiestas de Fin de año en muchos países de Latinoamérica. Además, repone energía, despierta el apetito y calma la sed.


Su origen es contado en diversas versiones. Una de ellas dice que el clericó nació cuando el imperio Romano se apoderó de Francia y de Gran Bretaña. Estos países estaban dominados por los celtas, quienes para festejar el fin de año dedicaban esa noche al shamain o “caballero de la muerte”. Como los romanos tenían la costumbre de adoptar a los dioses de los pueblos que conquistaban, se apropiaron de esta celebración, pero como se daba en la misma fecha en que ellos adoraban a la diosa de las frutas, se dio una fusión entre ambas culturas, bebiendo un cóctel en base a frutas y bebidas.


Existen numerosas versiones y recetas de clericó, pero todas tienen la misma base: frutas, azúcar y vino.


Para prepararlo, lo primero que debemos hacer es elegir la fruta: pueden ser manzanas, bananas, naranjas, duraznos, y si queremos podemos añadir uvas, cerezas, frutillas
, melón, kiwi, ananá, etc. 

Una vez elegidas las frutas, las pelamos y cortamos en cubos, tratando que todos sean del mismo tamaño. Si bien lo ideal es elegir frutas naturales, es muy común que se utilicen algunas latas de frutas en almíbar, sobre todo en el caso de duraznos y ananás. Son una buena opción cuando hay poco tiempo para preparar el clericó.
El vino más común para esta preparación es el blanco dulce, aunque también el rosado, tinto, cava, sidra o 
champaña son opciones que pueden aplicarse, todo dependerá del gusto y del poder adquisitivo de los bebedores. En Argentina se suelen utilizar los vinos frutados, florales, torrontés y los merlot rose.
Cuando la fruta ya está cortada, la colocamos en una jarra grande, un bol o cualquier recipiente apropiado para tal fin. Luego, le incorporamos azúcar a gusto (lo ideal es no sumarle azúcar, ya que la fruta aporta la cuota suficiente) y presionamos un poco con la cuchara de madera mientras revolvemos, para permitir que la fruta desprenda un poco de su jugo.

Posteriormente, incorporamos el vino o champagne elegido y removemos despacio.


Otra sugerencia que si bien no es común, podemos tener en cuenta para darle un toque de sabor especial a nuestro clericó. Se trata de añadirle una copita o dos de algún licor dulce como el cointreau
o el Grand Marnier, o alguno seco, como el ron o vodka También se pueden mezclar ambos, o añadir unas hojas de  menta o un chorrito de Tía María, como siempre todo dependerá de probar y quedarse con la opción mas sabrosa para cada paladar.

Para que la preparación quede mas suave, se puede reemplazar un poco de vino con jugo de naranja o  soda.


Finalmente, colocamos la preparación en la heladera y servimos bien frío, removiendo previamente para que la fruta sedimentada se mezcle bien. Si no tenemos tiempo de llevarlo a la heladera o refrigerador, añadiremos cubos de hielo para que se enfríe rápidamente.


Esta preparación es clásica de América del Sur, donde el verano reina los últimos días de cada año. En las tierras mas frías durante el mes de diciembre se consume el ponche caliente.


Al elegir el vino, debemos tener en cuenta el plato al que acompañará el clericó. Si lo preparamos con una base de vino blanco, será ideal para bocaditos de queso, y si hemos optado por un vino tinto, será un excelente acompañamiento para carnes.


Como ya expresamos, existen tantas recetas como anfitriones que lo prepararan. Lo fundamental es tener en cuenta su base: el clericó siempre tendrá frutas, azúcar y vino. La cantidad y variedad será a gusto del consumidor.


A continuación veremos algunas de las mejores recetas.


Clericó Festivo:


Ingredientes:

3 naranjas
500 gr de frutillas
2 manzanas
2 bananas
4 kiwis
1/2 taza de azúcar (opcional)
1500 cc de vino blanco dulce
1 vaso de ron blanco

Preparación

Lavar bien las frutillas y cortarlas. Pelar el resto de las frutas y cortarlas en cubos. Colocar toda la fruta dentro de una jarra o bol (ponchera). Añadir el azúcar, el vino y el ron. Mezclar y llevar a la heladera hasta el momento de servir.

Clericó de champaña:


Ingredientes:

2 duraznos
3 manzanas
3 bananas
3 naranjas
3 rodajas de ananá
1 botella de champaña
1 vaso de almíbar de ananá o durazno
Azúcar a gusto (opcional)

Preparación

Pelar y cortar la fruta en trozos del mismo tamaño y colocarlas dentro de una jarra. Verter la botella de champaña, el almíbar y el azúcar. Mezclar, llevar al refrigerador y servir bien frío.

martes, 30 de noviembre de 2010

Tragos de verano: Cómo preparar el clericó perfecto


Los cócteles se convirtieron en todo un arte y cumplen un rol muy importante en la vida social, son la clave del éxito de una fiesta, el toque especial de la noche y el mejor aperitivo para el atardecer. Pero además, invitan al relax, despiertan el apetito y calman la sed, y con ingredientes como frutas frescas, vino o champagne, encierran momentos de misterio y de seducción.

En nuestro país uno de los tragos más tradicionales y refrescantes del verano es el Clericó (también llamado ponche), que se prepara en robustas jarras, tiene una mezcla de frutas frescas y vino como protagonistas y se bebe especialmente en las fiestas de fin de año.

La mezcla de vinos con frutas tiene una larga trayectoria. Se preparan desde hace siglos, pero la primera mención escrita de la palabra "cóctel" apareció en 1806 en el periódico Balance de Nueva York, y decía que un cóctel es una bebida estimulante compuesta de vino o licor de cualquier tipo, azúcar, agua y bitters. En la década del veinte alcanzaron mucha popularidad en los Estados Unidos y se consiguieron mezclas que aún hoy son la base de los más famosos.

Los primeros ponches tuvieron su origen en Inglaterra y los ingredientes básicos son vino, té, azúcar, especias y frutas. En Europa los adoptaron como símbolo de Navidad y, por supuesto, como el frío del continente lo requiere, siempre para esas fechas se sirven calientes. En Francia lleva un vino dulce como el Sauternes, limón y, a veces, clavo de olor. En Italia es común beber un tinto caliente perfumado con canela, pero en Roma el ponche tradicional se sirve frío y lo preparan con vino blanco o cava, jugo de naranja o de limón, merengue y ron.

Existen tantas recetas como fanáticos de esta fresca bebida, pero todo Clericó que se precie debe tener como mínimo tres ingredientes básicos: frutas cortadas en cubos, azúcar y vino. El vino puede ser blanco o rosado, sidra, cava o champagne, lo ideal es usar frutas de estación no muy maduras y agregarle poca azúcar ya que la fruta aporta la cuota suficiente. También se pueden añadir unas hojitas de menta fresca. A la mesa llega en jarras de dos litros bien heladas con un largo cucharón de madera y se disfrutan lentamente conversando con amigos.

Cómo prepararlo

Elegir frutas frescas de estación como manzanas, bananas, naranjas, duraznos, uvas, cerezas, frutillas o ananá, pelarlas y cortarlas en cubos del mismo tamaño. El vino más común para esta preparación es el blanco dulce, aunque también puede ser seco, rosado, cava, sidra o champagne (los espumantes se deben agregar a último momento para que no pierdan el gas carbónico).

Primero se coloca la fruta cortada en una jarra grande o en un bol, luego se agrega el azúcar a gusto y se presiona con la cuchara de madera para que la fruta desprenda su jugo. Luego se incorpora el vino y se revuelve, y para darle un toque especial se puede añadir una copita de algún licor dulce como Cointreau, Grand Marnier o Tía María o alguno seco como el gin, vodka o ron.

Para que la preparación quede más suave se puede reemplazar un poco de vino con jugo de naranja o soda. Por último, se coloca en la heladera y se sirve bien frío, revolviendo previamente para que la fruta se mezcle bien. Si no hay tiempo de llevarlo a la heladera, añadir hielo para que se enfríe rápidamente. Lo mejor es servirlo en vasos de trago largo bien helados.

Con qué acompañarlo

- El Clericó de vino blanco va muy bien con tablas de quesos y fiambres ahumados, pizzas y empanadas, sándwiches de lomito, bocaditos de muzzarella y frutas secas como almendras o avellanas tostadas y saladas.

- El Clericó de espumantes, sidras, cavas o champagnes es ideal para acompañar frutos de mar como rabas, cornalitos fritos o mejillones a la provenzal, tostaditas con anchoas y tomate y tortilla a la española.

- El Clericó de vino rosado se disfruta doblemente con nachos con guacamole, carnes frías como peceto, lengua a la vinagreta, tartas de verduras y frutos secos salados como nueces, avellanas, almendras y maní.

Recetas:

CLERICÓ CLÁSICO
3 naranjas
½ k de frutillas
2 manzanas
2 bananas
2 duraznos
½ taza de azúcar
1 ½ litro de vino blanco dulce (puede ser Chardonnay, Viognier o Torrontés)
1 vaso de ron blanco

Lavar bien las frutillas y cortarlas en dos. Pelar el resto de las frutas y cortarlas en cubos. Colocar toda la fruta dentro de una jarra o bol, y añadir el azúcar, el vino y el ron. Mezclar bien y llevar a la heladera hasta el momento de servir.

CLERICÓ CON BURBUJAS
2 duraznos
3 manzanas
3 bananas
3 naranjas
3 rodajas de ananá
Azúcar a gusto
1 botella de espumante o champagne brut nature
1 vaso de almíbar de durazno o ananá

Pelar y cortar la fruta en cubos del mismo tamaño y colocarlas dentro de una jarra. Colocar el espumante o champagne, el almíbar y el azúcar, y mezclar. Llevar a la heladera y servir bien frío.

Fuente: conexionbrando.com

Cascada Inacayal - Villa La Angostura - Patagonia Argentina