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sábado, 9 de octubre de 2010

"Nunca debemos sentirnos cómodos"

Laura Catena es protagonista de una de las bodegas más importantes del país. Cómo es su relación con esta profesión y cuáles son los desafíos que debe enfrentar.

¿Cómo ha sido tu experiencia en Catena Zapata?

El primer vino que probé fue un Malbec diluido con soda en la casa de mi abuelo, Don Domingo Vicente Catena, a quien llamábamos "el nono" cuando tenía cinco años. Hace 13 años que trabajo junto a mi padre en enología, viticultura (como jefa de Investigación) y comercio exterior (como jefa de Exportaciones). Al principio, por lo menos los 3 primeros, aunque era graduada de Harvard y Stanford, no decidía nada, sólo seguía las enseñanzas del doctor Nicola Catena. Hoy me siento capaz de tener este puesto porque, como dicen los argentinos, "ya pagué el derecho de piso".

-¿Cuáles son los desafíos diarios que debés enfrentar?

En Argentina hay pocos vinos extranjeros y a veces, el éxito en el mercado doméstico nos hace sentir cómodos. Mi opinión es que nunca debemos sentirnos cómodos, porque hay muchos países que producen vinos de alta calidad. Mi gran desafío es competir a todo nivel con los mejores vinos del mundo: "Chateau Latour, Harlan, Guigal, Vega Sicilia", los vinos iconos del mundo. Afortunadamente, en la bodega tenemos a un gran enólogo, Alejandro Vigil, quien se plantea ese desafío diariamente junto a mi padre y a mí.

- El hecho de tener un apellido tan importante, ¿te condiciona en algún aspecto?

Para mí, lo que importa es el esfuerzo y la aspiración de competir con lo mejor del mundo. Mi otro trabajo es de médica y los médicos atendemos a todos los pacientes: jóvenes, viejos, ricos y pobres. La plata no me impresiona, pero el esfuerzo y la creatividad sí. Cuando estudié en Harvard, estaba rodeada de las personas más inteligentes de Estados Unidos. Hoy trabajo part-time en uno de los mejores hospitales de Estados Unidos -University of California San Francisco- como profesora. Encuentro que los jóvenes que trabajan en Catena Zapata son del mismo nivel que los jóvenes de este hospital. Creo con gran convicción que en Argentina tenemos gente muy capaz que puede competir con lo mejor del mundo. Simplemente hay que proponérselo y aspirar alto, ¡muy alto!

- ¿Cuánto peso tiene el equipo humano de la bodega y cuánto la familia a la hora de decidir el corte de un vino?

A mí me gusta hablar del "terroir familiar". Es la combinación de la experiencia de 100 años que nos permite elegir los mejores suelos y lugares para plantar y el espíritu pionero de Nicola Catena que sigue en todos nosotros y que lo llevó a mi padre a plantar más alto de lo que nadie había plantado antes Malbec en Mendoza. Un ejemplo es el viñedo Adrianna Malbec, ubicado a más de 1.500 metros de altura. Mi padre y yo nunca lanzamos un vino que no nos gustara tomar. Somos grandes amantes del vino y esa es la mayor garantía que podemos dar a nuestros consumidores. Cada vino ha sido probado por nosotros y en ciertos casos (por ejemplo, Catena Zapata Estiba Reservada) nos resulta inolvidable.

- Los puntajes son muy importantes y generan ventas...

Los puntajes son un plus, un bonus y recibimos muchísimos buenos puntajes por nuestros vinos. La verdad es que no sé lo que es obtener un puntaje bajo y ojalá nunca suceda.

Impresiones sobre el Malbec

-Además del Malbec, ¿qué otra variedad puede captar la atención de los consumidores?

El Malbec es un varietal que se da con más concentración, armonía y potencia en Mendoza que en cualquier otra parte del mundo. Es un vino que se puede añejar y que la gente no olvida. Otros varietales como Chardonnay, Cabernet Sauvignon, Syrah, Cabernet Franc se dan bien en Argentina, pero también en otras partes del mundo. Las conclusiones son obvias.

- ¿El Malbec es un vino que llegó para quedarse en Estados Unidos?

No creo que el crecimiento siga al 30% de por vida, pero las marcas que han podido establecerse por su calidad, perdurarán. Las ventas de Grange Syrah de Australia, por ejemplo, no han caído con la caída de los vinos Premium de Australia. Los premier Grand Cru de Bordeaux cada año aumentan su precio más allá de la recesión. Los grandes vinos de Argentina perdurarán cuando pase la "moda" del Malbec.

Fuente: Area del Vino

domingo, 30 de mayo de 2010

Princesa del vino


Científica y médica de emergencias, Laura Catena se pone al frente de una bodega familiar de tradición bien argentina, como la tierra que ama. Su carta de presentación: el malbec

Los grandes vinos no necesitan traje y corbata para demostrar quiénes son. La uva viene de la tierra y el vino, de su cuidado. Menos aún cuando la que está a la cabeza es una científica, enamorada de su tierra, investigadora incansable, médica de emergencias y amante de las personas y de su trabajo. Ella es Laura Catena, la hija del Rey del Vino, como suele nombrar a su amadísimo padre, Nicolás Catena, que en 2009 fue el hombre del año según la revista londinense líder del vino, Decanter. "Pensá que a Bordeaux le llevó 500 años hacer un grand cru y a mi papá, sólo diez", se enorgullece su hija, la princesa.

La historia de Laura dentro de la bodega empieza en los ochenta. Si su padre fue el que llevó y presentó el vino argentino al mundo, con su cabernet Nicolás Catena 1997, ella es quien hizo todo el esfuerzo para posicionar los primeros grandes malbecs en el exterior.

Mientras estudiaba medicina en los Estados Unidos, volvía a Mendoza para plantar lo mejor de la variedad. "Hicimos una selección de plantas para determinar si podíamos desarrollar un gran malbec. Investigamos cuando nadie sabía que el malbec, en el siglo XVII, era la variedad más importante del mundo", aclara. Plantaron 150 hileras de distintos orígenes; luego, eligieron las 15 mejores y después 5, algunas de ellas de su viñedo más antiguo, Angélica (el nombre de su abuela). Más tarde hicieron iguales experimentos con cabernet y chardonnay que habían traído de Napa Valley y de Bordeaux.

Padre e hija
Cuando Laura vivía en los Estados Unidos, Nicolás la visitaba, le acomodaba el cuarto mientras estudiaba, salían a probar los mejores vinos del mundo cuando ella no había cumplido aún los 20 años. Hoy cuida a sus tres nietos. "El siempre me dice: «Laura, sos vos la que has realizado todo y nos has obligado a desarrollar el malbec»", sonríe encantada la mujer que reparte su vida entre San Francisco y Mendoza. Y aclara: "Porque en realidad, a mi papá le gustaba el cabernet y me llevó algunos años convencerlo de hacer algo con el malbec. En una familia tiene que haber varias personas pensando. Yo soy la especialista en contar la historia de Nicolás Catena. Nunca siento que la historia de Nicolás tape la de Laura. Sé lo que hice en la bodega y también tengo mis propios vinos, Luca, que sacan grandes puntajes. La realidad es que esta es una familia y ojalá sea como un châteaux francés, que dure otros 400 años".

Formalmente, Laura Catena empezó a hacer carrera en 1996, cuando plantó los malbecs que venía desarrollando. Su primer título dentro de la bodega fue de investigadora. "Cuando en los Estados Unidos hablaba del vino argentino me preguntaban si no me estaba refiriendo a Chile. Por eso, al ver que mi papá trataba de hacer el mejor vino, quería ayudarlo porque era muy difícil. El es mi ídolo, una de esas personas que siempre te ayudan a mejorar. Por eso empecé con la investigación." Luego de un tiempo de trabajar como médica de emergencias (donde conoció al marido y padre de sus hijos) y en la bodega con las exportaciones, bajó sus horas de médica a la mitad. Ahora, solamente viste el uniforme de ER cuatro días por mes.

-Te encantan los desafíos del momento...

-Es lo más fascinante: tenés un paciente adelante al que nadie vio y le hacés un diagnóstico. Corrés a salvarlo mientras seguís atendiendo a los que entran. Yo no podría estar sentada en una oficina.

Laura dirige Catena Zapata, una de las bodegas de la familia. "Yo soy la jefa, y si bien hablamos de todo con todos los que trabajan, hay una cuestión principal que todos conocen: somos una familia y ellos son parte de ella. Ese amor que me produce la medicina lo siento no sólo por el vino, sino por la gente."

-¿Cómo hacer vinos de más de 90 puntos?

-Primero hay que tener un lugar especial, y eso está en nuestra historia. Hubo visión, pero tuvimos la suerte tener una tierra mendocina con viñedos a 1500 metros de altura y una luz perfecta. Eso es único y no lo inventamos. Después necesitás las plantas, el rendimiento, la baja concentración y el cuidado. En malbec, fuimos unos pioneros. Nunca en la Argentina se había hecho un gran malbec exportable y de gran reconocimiento. Cuando tuvimos el primer Catena Malbec 1994, papá sólo lo lanzó porque le insistimos mucho.

Cuando en 2001 se terminó de construir la bodega, la característica pirámide azteca, Laura Catena comenzó a participar y a decidir sobre todos los cortes y vinos. Diez años después, a los 42, es la presidenta de Bodega Catena Zapata. "En las empresas familiares las cosas hay que ganarlas. Hoy yo estoy a cargo de todo y sí quiero el título. Es una cosa natural, no me asusta, porque mi formación me ayudó a mirar el detalle y a no aceptar algo que no sea perfecto. Vengo de un área dura y exigente, y eso es lo que hacemos acá para tener una gran calidad."

-¿Coinciden en los conceptos de trabajo?

-Si bien empecé de manera muy científica, en la elaboración del vino soy más artesanal que papá. De la investigación pasé a poner el acento en la historia de la familia, lo que decía mi nono, el viñedo Angélica, lo que recomendaba el señor de tal finca. Muchos de nuestros conocimientos vienen del folklore, que a veces es más certero que la investigación. La ciencia la dejo más para los números.

-¿Qué importancia les das a los puntajes?

-Uno muy bueno tiene puntaje alto: es ese que te parece muy rico, concentrado con buen aroma. Pero la diferencia entre uno de 95 y otro de 100 puntos depende del que lo prueba. En los Estados Unidos y Europa, el puntaje ayuda a las ventas, pero yo hago vinos que me parecen ricos. Cuando vendo algo que me encanta, lo vendo más allá del puntaje.

-¿Cómo tomás las decisiones?

-Tenemos una regla interna: yo soy la nariz de la bodega y él [Nicolás, el padre] es el paladar. En malbec gano yo, y papá, en cabernet, porque le encanta. El es muy sabio y yo soy una persona joven con mucha pasión. La regla es que primero escucho su argumento. Normalmente llegamos a un acuerdo, pero sé que la decisión final es mía.

-¿Cuál es tu desafío?

-Continuar lo que hicieron mi bisabuelo, mi abuelo y mi padre; posicionar a la Argentina como una de las regiones más importantes del vino, para tratar de estar entre los mejores del mundo.

El libro
Vino argentino Así se llama el primer libro de Laura Catena, en el que combina Viejo y Nuevo Mundo, "porque para mí la Argentina es eso". Con prólogo de Jay Miller, lo escribió a partir de un relato personal cargado de investigación histórica y entrevistas, entre otros, a Roberto de la Mota, Michel Rolland, Paul Hobbs y José Zuccardi. Con este trabajo, de reciente lanzamiento, Catena busca convertirse en una suerte de embajadora para contarle al mundo las maravillas que hace nuestro país con y por el vino.

http://www.vinoargentino.com/


Fuente. lanacion.com

Cascada Inacayal - Villa La Angostura - Patagonia Argentina