lunes, 10 de marzo de 2014

La tormenta perfecta que golpea a la vitivinicultura mendocina

Tras las heladas tardías, las olas de calor y las lluvias de este mes, temen que se coseche un tercio menos que en el 2013. Ya hay focos de botrytis y peronóspora en los viñedos. Combatir enfermedades de la vid cuesta $1.000 por hectárea.

No son las siete plagas de Egipto, pero se le parecen bastante. Las heladas de noviembre, las olas de calor de enero y este lluvioso febrero que casi no vio el sol fueron los tres golpes que pusieron en nocaut técnico a la vitivinicultura mendocina y argentina, ya que a San Juan le ha ido mucho peor.

En en el mundo del vino, productores y bodegueros ya hacen cuentas que no son para nada buenas: si bien hay diagnósticos dispares, la mayoría califica la situación de "grave".

Los más pesimistas creen que se perderá hasta un tercio de la cosecha, comparada con lo que se levantó el año pasado.

Ese 30% representaría casi diez millones de quintales menos, de los cuales el 20% se perdieron por culpa de las heladas tardías y el calor extremo, y el 10% restante por las lluvias de las últimas semanas.

El dato exacto se sabrá el viernes, cuando el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) dé a conocer el pronóstico de cosecha.

Los hongos atacan

Los expertos ya han detectado en los viñedos la presencia de botrytis y peronóspora, dos enfermedades de la vid producidas por la gran cantidad de agua caída y los altos índices de humedad.

La primera causa un proceso de podredumbre del racimo. La segunda tiene efectos de mediano plazo: ataca las hojas y puede golpear los brotes de la próxima primavera. Un viñedo sin suficientes hojas le quita calidad a  la uva.

Aun así, hay una chance: ejecutar los tratamientos preventivos con químicos para frenar el avance de las enfermedades. Pero el problema es que éstos son onerosos para el pequeño productor.

El ingeniero agrónomo Emiliano Palazzo detalló para Diario UNO la compleja situación en la zona Este. "Los pequeños productores no venían haciendo los tratamientos para prevenir estas enfermedades, por los altos  costos, y los agarró este mes lluvioso. Ahora tienen que frenar la plaga, y no sé si están en condiciones económicas de hacerlo. El tratamiento está, como mínimo, a unos $1.000 por hectárea, y la mayoría aún debe esperar un mes para cosechar".

Palazzo no quiso dar cifras del impacto que causarán las lluvias en la cosecha de este año, pero se animó a anticipar que "el panorama es preocupante".

Marcelo Canatella, ingeniero agrónomo y consultor en la zona del Valle de Uco, aseguró que "ya hay focos de botrytis y alta predisposición para la peronóspora".

Recalcó que "el panorama es complicado para las variedades tempranas destinadas a vino, como las blancas, Chardonnay y Sauvignon Blanc, o las tintas, como las Pinot Noir, que deben levantarse en las próximas dos  semanas".

Recalcó: "Lo que más debe preocupar es la situación sanitaria de la uva Malbec, a la que le quedan unas tres semanas". En cambio dijo que "las tintas tardías corren por ahora menos riesgo".

La mirada empresaria

Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA), advirtió: "La información que manejamos es que la situación es más grave de lo que parece".

Y destacó un dato no menor: "He consultado con muchos ingenieros agrónomos, y hablan de una afectación importante. También me reuní con la autoridades vitivinícolas y vi una gran preocupación por la presunción de  una cosecha muy baja".

En la actividad no tienen dudas de que la merma en la cosecha va a subir el tan debatido precio de la uva y el vino, pero es como la parábola de la frazada corta. "Lo que ganan en precio lo pierden en menor volumen de cosecha", explicó un entendido.

Desde Bodegas de Argentina, en cambio, la mirada por el crítico panorama fue más calmada.

Su gerente, Juan Carlos Pina afirmó: "Hay botrytis y peronóspora, pero no es generalizado. Sobre las lluvias, hoy la tecnología nos permite la anticipación. Los que sabían que llovía aprovecharon a cosechar el sábado y el domingo. Igualmente, es posible que merme la producción".

Los espumantes se salvaron y el grado alcohólico, en la mira:
El champán -o espumante, como debe llamárselo ahora- se salvó del demoledor efecto de las lluvias de este mes, que han empezado a enfermar a los viñedos y los racimos. El motivo es que la mayoría de la uva destinada a los espumantes son de cosecha temprana, por lo que pudieron sortear -no sin dificultad- los tormentosos días y la mayoría ya está en bodega.

En cambio, otro problema que aún enfrentan los viñateros es el grado alcohólico de la uva. La constante falta de sol y amplitud térmica han retrasado el grado necesario para cosechar en al menos dos semanas, y esperan mejores días para elevarse.

Fuente: http://www.diariouno.com.ar/mendoza/La-tormenta-perfecta-que-golpea-a-la-vitivinicultura-mendocina-20140226-0011.html

Fuente: Area del Vino

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