viernes, 13 de abril de 2012

Preocupa la desaceleración de las inversiones en la industria

Alta inflación, pérdida de rentabilidad, demoras en las importaciones y futuro incierto de las relaciones comerciales, son todo un desafío de supervivencia para la industria del vino.

La vitivinicultura argentina vive uno de sus momentos más complicados de los últimos diez años. Claro está que no es la única industria afectada por los vaivenes de la economía, pero sí es una de las más perjudicadas. 

Tal vez la principal preocupación, es el aumento de los costos de producción desde la mano de obra y la energía, hasta los distintos insumos y la imposibilidad de aumentar en igual medida los precios de venta. Este conjunto de dificultades, llevan a una pérdida de rentabilidad importante.

Roberto de la Mota, vicepresidente de Wines of Argentina y reconocido enólogo de trayectoria internacional, explicó que "en este contexto las bodegas pequeñas pueden sufrir más que las grandes porque tienen menos posibilidades de manejar o reducir sus costos marginales y capacidad de invertir en marketing, logística y comercialización".

Coincidió con esta postura el presidente de Bodegas de Argentina, Ángel Vespa. "La industria para su desarrollo necesita renovaciones constantes, tanto tecnológicas como estructurales. Sin embargo, en el último tiempo se han desacelerado las inversiones", lamentó. 

Observó Vespa que aquellas bodegas que ya están funcionando a pleno en Argentina, están realizando aquellas inversiones que consideran obligatorias para mantenerse competitivas. No obstante, aquellos posibles nuevos inversores desertan de hacerlo. "No consideran seguro arriesgar su capital en este contexto", indicó el profesional. 

Además, otro costo que se está regulando es el de la mano de obra. Según la información que maneja Bodegas de Argentina, las empresas del rubro cada vez contratan menos personal buscando eficientizar gastos. 

Mucho se ha hablado de la política del Gobierno argentino de regular la entrada al país de materiales importados. Transcurridos dos meses desde la implementación de las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI), es posible para los profesionales del sector vitivinícola hacer un relevamiento de lo acontecido. 

Según Roberto de la Mota, en general, no ha habido mayores inconvenientes. Sin embargo, destaca que las bodegas han sufrido demoras para introducir elementos que no se fabrican en el país, tales como barricas de roble, tapones de corcho y tecnología compleja.

Por otro lado, Ángel Vespa se mostró preocupado por los reclamos que 40 países (incluidos Estados Unidos y la Unión Europea) hicieron contra la política restrictiva argentina en el marco de la Organización Mundial de Comercio. 

"La masiva protesta determina una señal de alerta amarilla para Argentina. Es algo absolutamente negativo, tanto para la industria vitivinícola como para las demás industrias del país", comentó el presidente de Bodegas de Argentina. 

"Toda empresa que exporta sus productos necesita tener relaciones fluidas con cada uno de sus mercados. Las bodegas argentinas han hecho un trabajo muy complejo para lograr conquistar nuevos destinos y corren riesgo de perderlos", agregó. 

Otra preocupación para bodegas y organismos vitivinícolas tiene que ver con el reintegro de divisas por exportaciones. Desde el mes de marzo, cada irregularidad detectada en las operaciones de exportación de las bodegas, significa la anulación temporal de todos los reintegros de operaciones futuras, hasta tanto se resuelva el problema. 

Se entiende por irregularidad cualquier diferencia entre el dinero recaudado por la exportación y la ganancia declarada por el exportador. El problema, es que en la mayoría de los casos las irregularidades tienen que ver con errores humanos que implican importantes demoras para resolverse.

Motivado por los inconvenientes que numerosas bodegas han sufrido, Bodegas de Argentina pidió al Gobierno Nacional que se agilizaran los tiempos de resolución de irregularidades y también de devolución de IVA y divisas. 

"La vitivinicultura se ve afectada día a día por los problemas coyunturales. Son todos asuntos que se resuelven desde la Nación, pero es importante que nos unamos todas economías regionales para hacer valer nuestros pedidos. La vitivinicultura no mueve la aguja en lo macro, pero sí genera empleo y es de suma importancia para las provincias", reclamó Vespa. 

En los últimos años Argentina ha crecido en exportaciones vitivinícolas hasta llegar a recaudar casi 1.000 millones de dólares. Frente a un mercado global cada vez más competitivo y con poco crecimiento económico, Roberto de la Mota asegura que el objetivo para Argentina en el mediano plazo, es seguir creciendo en exportaciones.

"Es un desafío muy ambicioso, pero posible basado en la buena calidad de nuestros vinos y en precios competitivos", declaró el experto.

Además, de la Mota reflexionó sobre la gran importancia de la comunicación. "Debemos complementar y reforzar el éxito de nuestros Malbec y Torrontés con otras variedades como el Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Bonarda y también algunas blancas. Por otra parte debemos comenzar a comunicar sobre nuestras distintas zonas vitícolas, que se extienden sobre una inmensa superficie de gran riqueza y variedad de microclimas y vinos de muy distintas características", remarcó.

El enólogo repasó también cuáles son las prioridades de Wines of Argentina. "Estamos realizando distintas actividades fuera y dentro de nuestro país. En 2011 se realizaron más de 220 acciones como degustaciones, muestras, ferias, concursos, invitación de importadores, periodista y demás". 

Finalmente, Roberto de la Mota, resaltó que se han invertido muchos esfuerzos para desarrollar distintos mercados, por lo que resulta impensable que se corten relaciones comerciales con esos destinos. 

Fuente: Los Andes

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