La Asociación de la Banca Alemana (BDB) advirtió ayer de que sus
miembros no ofrecerán "hechos consumados" antes de que se celebre el
referéndum griego sobre el segundo rescate europeo. El presidente de la
BDB, Michael Kemmer, descartó que pueda llevarse a cabo la quita de
deuda hasta que los griegos se hayan pronunciado. También entre los
bancos públicos alemanes (Landesbanken) cundía ayer el escepticismo. En
declaraciones a Reuters, un alto cargo de la banca pública alemana
aseguraba que "hay que esperar a que se conozcan los detalles de la
consulta y también su calendario" antes de aplicar "las concesiones de
deuda" pactadas entre los bancos y los Gobiernos europeos en la cumbre
de Bruselas de hace una semana. Kemmer, de la BDB, criticó ayer de nuevo
la decisión de convocar un referéndum e insistió en que la convocatoria
no influirá en el montante de la quita acordado en Bruselas.
La inseguridad provocada por el anuncio del primer ministro griego,
Yorgos Papandreu, alcanzó también al Instituto de Finanzas
Internacionales, que aglutina a los principales bancos acreedores y está
presidido por el jefe del Deutsche Bank, Josef Ackermann. La gran
asociación mundial de bancos defendió ayer la quita negociada en
Bruselas (de un 50%) como "un paso histórico" que aliviará a Grecia del
pago de 100.000 millones de euros. A falta de una fecha concreta para la
consulta y con la incertidumbre sobre los detalles del proceso, lo
único claro para la banca alemana era que la quita será innecesaria en
caso de que los griegos rechacen el rescate. Para la banca, una quiebra
griega fuera del acuerdo de Bruselas supondría un riesgo impredecible.
El
director ejecutivo del Instituto de Finanzas Internacionales, Charles
Dallara, en una carta al presidente francés, Nicolas Sarkozy, que
preside la reunión del G-20 que se celebra en Cannes (Francia) entre hoy
y mañana aseguró que existe "una clara necesidad" de restaurar la
confianza en los bancos europeos. El presidente de la asociación también
recordó que existen "riesgos inherentes a un aumento de las
regulaciones financieras y las exigencias de recapitalización", en
particular una reducción del crédito y de la inversión en bonos de los
países más afectados por la crisis.
Dallara quiso dejar claro que
la condonación de parte de la deuda se limita a Grecia. "No vemos la
necesidad, ni consideramos necesario comprometernos en discusiones sobre
la reducción de la deuda para otros países", aseguró Dallara en
Washington. El director ejecutivo apuntó que el plan para Grecia es
necesario para que el país tenga una oportunidad de realizar ajustes en
su economía de forma gradual. Portugal está en el "camino del ajuste",
realizando cambios que le permitirán conseguir un renovado crecimiento,
según apuntó. Dallara se mostró optimista respecto a España porque
espera que el nuevo Gobierno "sea capaz de seguir con el progreso que se
ha hecho, particularmente durante el último año".
El organismo
europeo de supervisión bancaria (EBA) diagnosticó recientemente que la
banca europea necesita más de 106.000 millones de euros de
recapitalización para aguantar con altos niveles de solvencia la quita
acordada y la depreciación de la deuda de otros países periféricos. La
EBA daba de plazo hasta junio. Si se precipitara el impago, los expertos
prevén serias dificultades para la banca.
Antes de reunirse ayer
por la tarde con el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, y con el
presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, la canciller Angela Merkel dijo
en Berlín que "Europa debe saber cuáles son los planes de Grecia". Tanto
Alemania como Francia presionaron ayer para que el referendo se celebre
lo antes posible. Pese al disgusto de la democristiana Merkel (CDU),
entre los políticos alemanes se escucharon varias voces de simpatía
hacia Papandreu. El adjunto a la jefatura parlamentaria de la CDU
Michael Meister dijo que en democracia "les corresponde a los griegos
decidir si aceptan las ayudas que se les ofrecen, o no". En el
socialdemócrata SPD, el experto en presupuestos Carsten Schneider
también calificó de "comprensible" la convocatoria del referendo y
expresó su "confianza". Los partidos de la izquierda parlamentaria, SPD y
Die Linke, han mostrado desde el martes su comprensión hacia la
decisión de Papandreu.
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