La fruta es uno de los principales componentes de la dieta
mediterránea y su consumo se asocia con incontables bondades para la
salud. Sin embargo, algunos estudios epidemiológicos habían puesto en
duda su papel en la prevención de la diabetes tipo 2.
Esta semana, un nuevo trabajo quiere zanjar la cuestión con nuevas evidencias. Según sus datos, la fruta sí tiene un papel protector frente a la enfermedad metabólica
-especialmente si se trata de uvas, manzanas y arándanos-, pero para
conseguir este beneficio es necesario consumirla en piezas. Porque el
zumo, subraya la investigación, parece provocar el efecto inverso.
El estudio, que se publica en las páginas de la revista 'British Medical Journal',
repasó los datos de tres amplios estudios de cohorte realizados en
Estados Unidos. En total, los autores del trabajo analizaron los datos
de 187.382 individuos, que no presentaban diabetes, enfermedades
cardiovasculares o cáncer al inicio del seguimiento.
Entre otras variables, estos científicos estudiaron la frecuencia de
consumo de diez tipos distintos de frutas (tanto en piezas como en zumo)
y evaluaron a medio plazo cuántos de los participantes analizados
habían desarrollado diabetes tipo 2.
Resultados
Su trabajo puso de manifiesto que aquellos que consumían al menos dos raciones de ciertas frutas al día -principalmente manzanas, uvas y arándanos-
tenían un riesgo menor (un 23% más bajo) de desarrollar diabetes tipo 2
que aquellos que tomaban menos de una ración al mes. En cambio, los
participantes que solían tomar varios zumos de fruta al día tenían un
riesgo significativamente mayor -del 21% concretamente- de desarrollar
la enfermedad metabólica.
Según explican los investigadores en la revista médica, esta paradoja
puede deberse a que el jugo se digiere de forma más veloz que la fruta
completa, lo que provoca en el organismo una mayor y más rápida carga de
azúcar. De cualquier manera, los investigadores subrayan que el índice glucémico de cada fruta no parecía tener nada que ver con su papel más o menos protector frente a la diabetes tipo 2.
Según sugieren, la clave de los beneficios observados específicamente
en frutas como los arándanos o las uvas podría estar en los
antoniacinas, sustancias pertenecientes al grupo de los flavonoides que
se han asociado con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
En sus conclusiones, estos investigadores reconocen que su trabajo no
podrá zanjar de una vez por todas la cuestión, ya que su trabajo tiene importantes limitaciones
que nuevos análisis deberían superar. Por ejemplo, el hecho de que el
consumo se haya basado en las estimaciones de los participantes. Además,
el trabajo no distinguía entre si los zumos consumidos eran naturales o
industriales, lo que podría hacer variar mucho las conclusiones de la
investigación.
Fuente: elmundo.es
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