lunes, 6 de febrero de 2012

Una revolucionaria droga, ¿el fin de la obesidad?

Doctora María Alejandra Rodríguez Zía (MN 70.787) 
Médica clínica y endocrinología UBA 

La distancia entre el exceso de peso y la diabetes suele ser estrecha. Tanto, que hasta existe un término que unifica ambas enfermedades: la diabesidad. Un medicamento consigue normalizar el nivel de azúcar en la sangre, a la vez que produce un efecto de saciedad y favorece el descenso de peso

Se llama diabesidad a la unión de dos patologías: la diabetes tipo II o insulino no dependiente y la obesidad. La diabesidad llega a presentarse en el 80% de las personas y esto es por la pandemia de obesidad que está sufriendo el mundo, especialmente en occidente, desde los EEUU, y expandiéndose en toda Sudamérica.

Esta enfermedad sólo será erradicada cuando las políticas alimentarias acompañen a los médicos porque, mientras se avale la alimentación pro obesidad será muy difícil erradicar la epidemia. 

Igualmente la ciencia no deja de investigar todas las posibilidades que pueden revertir el aumento de peso y la diabetes al que llega un paciente por sus malos hábitos alimentarios. Es el caso de una nueva droga llamada Liraglutide, que imita la acción de una molécula de nuestro cuerpo llamada GLP-1. Esta droga consigue dos cosas: normalizar el azúcar en la sangre cada vez que está alta (diabetes), y por otro produce un efecto de saciedad, es decir, se logran comer menos cantidades de alimentos porque cierra el esfínter gástrico (orificio) que comunica el estómago con el intestino delgado. 

Podría decirse que el Liraglutide le dice al cuerpo que produzca más insulina y al cerebro que deje de comer.  

La droga simula ser una incretina (sustancia que es segregada por el tubo digestivo cada vez que comemos, de corta vida y, con la función de regular el azúcar en la sangre) y su función es la de regular la entrada de la glucosa en las células dado que cumple una función semejante a la insulina. Por otro lado, tiene un efecto de cerrar el esfínter u orificio que comunica el estómago con el intestino delgado, lo que produce un vaciamiento lento del estómago y, por lo tanto, aumenta la saciedad. Por estas dos acciones favorece la pérdida de peso, dado que el paciente come menos cantidad y, además, disminuye las complicaciones de la diabetes.

Otra ventaja del Liraglutide es que no produce hipoglucemia (azúcar baja en sangre) a diferencia de la insulina, ya que sólo modula el azúcar en la sangre cuando está alta pero nunca la lleva a niveles inferiores.

Esto lo logra gracias a que regula dos hormonas fundamentales para el equilibrio de la glucosa, que son: Glucagon (hormona que produce aumento de glucosa en sangre) y la insulina (hormona que produce disminución de la glucosa en sangre).

La insulina, baja el azúcar más allá de que esté alta o baja, provocando un riesgo de hipoglucemias, es decir, una disminución de los niveles de azúcar en sangre por debajo de lo normal, lo que representa un verdadero riesgo para la salud.

Con esta droga los diabéticos tipo II no tienen riesgo de hipoglucemias.

De todos modos, todo tratamiento de obesidad complicada con diabetes tipo II, debe tener un programa alimentario personalizado, que haga hincapié en dar alimentos de bajo índice glucémico (alimentos que suben muy poco la glucosa en la sangre). Estos alimentos son principalmente las legumbres (porotos, lentejas, garbanzos, arvejas), las verduras de hoja y la clara de huevo.

Así, el Liraglutide se indica médicamente a un paciente que ya aprendió a elegir alimentos libres de grasas y puede controlar su compulsión por los hidratos. La compulsión por las harinas y los dulces es necesario tratarla antes de comenzar con esta nueva droga porque puede comer menos pero mal elegido. La compulsión se trata por medio de precursores que normalicen la serotonina. Sabemos que la obesidad y la diabesidad se acompañan en el 100% de los casos con serotonina baja en el cerebro, lo que hace que el paciente se ponga compulsivo por los hidratos y así no pare de comerlos.  

El Liraglutide ayudará a disminuir la cantidad de alimentos ingeridos, no ayuda en la elección de la calidad. Por esta razón los pasos en el tratamiento son primero tratar la compulsión para luego, utilizar esta droga nueva.  

La droga debe ser inyectada todos los días, en forma subcutánea. La ventaja  de esta molécula, que normalmente sale de nuestro intestino, llamada GLP-1, es que durará como mínimo en el cuerpo 12 horas. A diferencia de la incretina, sustancia propia sintetizada en el intestino, que es rápidamente eliminada después de comer.

Al inyectar el Liraglutide, se logra una acción más duradera que producirá saciedad por más tiempo que lo normal, porque no se diluye en el intestino.

Claro está que el exceso de peso, más allá de una cuestión estética, involucra un problema de salud. La ciencia avanzó al punto de crear una droga que revierte las complicaciones que la obesidad acarrea al organismo. Falta aún concientizar a la población de los riesgos de esta enfermedad para terminar por erradicarla.

Fuente: saludable.infobae.com

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