miércoles, 1 de febrero de 2012

¿Podemos hablar de género en los vinos?

Muchas veces identificamos a los vinos con características que los limitan a un determinado tipo de consumidores. Por ejemplo, es muy común escuchar decir que los vinos rosados son femeninos o que un tinto hecho de cabernet sauvignon es un vino masculino. Quizás estas dos definiciones sean las más estereotipadas, y yo me pregunto, ¿cuan ciertas son hoy?. Afortunadamente el universo de variedades, cepas, cepajes, uvas, tipos y cortes es demasiado amplio y seguramente ahondando en ellas, daremos con nuestras preferencias.
Es posible que con este post (artículo) despierte la polémica, pero yo sí creo que podemos hablar de género en los vinos si a cepas y uvas nos remitimos, aunque no considero que existan vinos para mujeres o para hombres exclusivamente. Somos una gran comunidad de amantes, enófilos, consumidores y apasionados que componemos una gran diversidad. Y en la diversidad, dicen, está el gusto.
Hay vinos que por su tipo de elaboración son más delicados, y a ellos sutilmente podemos llamarlos “femeninos”. Puede ser el caso de un vino rosado fresco donde predominan las notas florales, de un Chardonnay cremoso y untuoso elaborado para la guarda, de un Pinot Noir joven de una zona de producción quizás más cálida como algún valle australiano, de un espumante ligero de baja graduación alcohólica, un Cremant de Alsacia o hasta un mismísimo Champagne si de burbujas se trata. También pondría en esta categoría un Beaujolais Nouveau (típico vino francés realizado con la uva Gamay), un vino blanco dulce natural o botrytizado y hasta un Chianti ligero como exponente italiano.
Entre los vinos con rasgos “masculinos” incluiría aquellos que son corpulentos, rústicos, intensos o demasiado particulares. Sin dudas encontraremos a los varietales Cabernet Sauvignon proveniente de cualquier región vinícola del mundo, o los hechos con el cepaje Tannat y de allí los mejores exponentes vienen de Uruguay y el sur de Francia. También pondría en esta categoría al tradicional corte Bordeaux (Merlot, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc), a un Syrah del nuevo mundo, a un único Torrontes de Cafayate, un Sauvignon Blanc de cualquier nacionalidad (una de las cepas en lo personal que encuentro con marcado carácter) o un vino fortificado como el Porto.
La lista puede ser extensa… tan extensa como variedad y tipos de vinos existen. Los invito a divertirse poniéndole un “género” a los rasgos que encuentren en vino, imaginemos a que categoría imaginaria correspondería como una manera adicional de ir en búsqueda de su esencia. Es un agradable ejercicio para conocerlo mejor, pero al mismo tiempo es una forma de identificar un poco más nuestros gusto, nuestro tipo de vino preferido. ¿Que les parece la propuesta?
Foto/Fuente: rosas-yummy-yums.blogspot.com

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